miércoles, 3 de septiembre de 2014

"La Lucha Libre en Venezuela"





Muchos amigos de este vuestro Blog, me han solicitado información sobre la Lucha Libre en Venezuela, y como aquí estamos para complacerlos les dejo varios artículos que seguramente serán del interés de todos.

Democratizar la televisión

La televisión invadió a Caracas en noviembre de 1952, con un sello aristocrático. Fue entonces cuando Gonzalo Veloz Mancera, el dueño de Televisa, tuvo una idea brillante: la lucha libre. El teatro de los rudos era viejo en Venezuela, pero nunca se había televisado y la gente enloqueció. Televisa se convirtió en una planta popular y la pantalla pequeña fue la compañera del humilde.

Heny Aweed se comprometió con Gonzalo Veloz Mancera para aportar a Televisa un equipo de trece luchadores, muchos de los cuales ya habían actuado en el Nuevo Circo en 1947. Entre ellos figuraban el Dr. Ulcemen, Cabo Verde, el Gigante Polaco, el Hombre Montaña, Luktes, El Caraqueño, el Olímpico Salazar, el Diablo Rojo, Bruno Sanmartino y dos superestrellas que hoy forman parte de la leyenda: Antonino Rocca y Primo Carnera. Miguel Thoddé fue el gran narrador de la lucha libre en Venezuela.

Los mejores luchadores: Cruz Diablo, Dark Buffalo, Dragón Chino, los Batah, Montañita, Santo, el Enmascarado de Plata y Gran Lotario.

La lucha libre democratizó la televisión en Venezuela. La familia se reunía. Las mujeres discutían con los hombres. Los niños no querían irse a la cama. Los malos eran odiados. Los buenos eran ídolos. Cuando uno de los buenos caía fuera del ring, el país entero lloraba. Se hacían apuestas en las casas, apuestas familiares, entre cerveza y cerveza. Aunque parezca raro, la lucha libre, a golpe limpio, unificó a la familia frente a la pantalla y convirtió la violencia del ring en un entretenimiento familiar.

Aquel famoso luchador, llamado Renato el Hermoso, hacía el papel de afeminado, con una cabellera que le llegaba hasta los hombros. Se peinaba con cuatro ondas y al subir al ring no permitía que le tocaran ni un bucle. Las mujeres enloquecían cuando lo veían y los hombres lo odiaban.

Los más temibles del ring eran los hombres más nobles en la vida real: Buffalo era una dama, Dragón Chino, también. Los ídolos del mundo: Primo Carnera y Antonino Rocca eran unos caballeros.

A Pérez Jiménez le gustaba la lucha libre, pero como no iba ni a los estudios de Televisa ni al Nuevo Circo pidió cuatro luchadores para que se presentaran en su casa, en El Paraíso. Allá fueron Tartufo, Gran Amenaza, el Ciclón Venezolano y el Gran Lotario.

Pérez Jiménez mandó a hacer una encuesta que jamás publicó el Gobierno. ¿Quién era el personaje más popular en Venezuela? El resultado de la consulta popular dejó turulato a Pérez Jiménez. La encuesta la ganó Cruz Diablo, un luchador a quien nunca se le vio el rostro. Era más popular y famoso que Pérez Jiménez. El general lo mandó a llamar y Cruz Diablo, siempre enmascarado, luchó en la casa del presidente de la República con el Gran Lotario.

Tras la pelea complació al Presidente. Se fueron los dos a la biblioteca de la residencia y allí Cruz Diablo le mostró la cara a Pérez Jiménez. El dictador no dijo nada, pero quería verle la cara al hombre que le había ganado la encuesta. Cruz Diablo no sabía nada de la consulta popular.

Pérez Jiménez le regaló 24 monedas de oro. La colección Caciques de Venezuela de Italcambio. En la vida real Cruz Diablo se llamaba Serafín González.

Así son las cosas.

Por Oscar Yanes

“La lucha libre de los años 50 y 6o”
Quienes eramos jóvenes en la Década de los años 50 y 60 recordamos ahorita con murria aquellos emocionantes combates de “lucha libre” que se realizaban en el viejo Estadio Olímpico, hoy Estadio Daniel ‘Chino’ Canónico. Todos esos programas de “LUCHA LIBRE” llenaban el estadio de emocionados barquisimetanos quienes con alegría animaban a sus ídolos técnicos a derrotar a los adiposos luchadores rudos. Mis amigos de vieja data Hugo Monasterio y Víctor Caldera no ‘pelaban’ ni un solo programa de lucha libre y eran furibundos fanáticos de ‘El Dragón Chino’, a quien consideraban como el capitoste de la lucha libre. Yo, Alí Ramón Delgado, en compañía de mi gran amigo de toda la vida Porfirio Giménez, íbamos a todos los programas de lucha libre y mis ídolos eran: ‘El Dragón Chino’ y Bernardino La Marca. Yo recuerdo aquella noche cuando hizo su debut ‘La Momia Azteca’, donde seis hombres trajeron en hombros un enorme y vetusto ataúd que colocaron en el centro del ring, ante un silencio sepulcral. El ataúd comenzó a abrirse muy lentamente produciendo ruídos escalofriantes y espeluznantes y, luego se fue levantando la espectral momia con movimientos pausados y comenzó a luchar contra su rival ‘El Gladiador Croata’, a quien venció fácilmente. En esa época podíamos ir a cualquier evento deportivo sin temor a ser atracados, robados o asesinados porque y había seguridad para nuestras vidas e integridad física... ¡Qué tiempos aquellos!, ¿verdad amigo Rafael Alfín? Yo recuerdo a: ‘El Dragón Chino’, ‘Bernardino La Marca’, ‘El Gran Lotario’, ‘Dark Bufalo’, ‘El Chiclayano’, ‘El Gladiador Croata’, ‘El Fantasma’, ‘La Momia Azteca’, ‘El Cóndor de los Andes’, ‘El Ciclón Venezolano’, ‘El Tigrito del Ring’, ‘El Primo Carnera’, ‘El Apolo Venezolano’, ‘El Barón Oliva’, ‘Iván El Exótico’, ‘El Dr Nelson’, ‘El Olímpico Salazar’ y ‘El Hombre Montaña’. La semana pasada hablaba yo con mi gran amigo Orlando Giménez sobre la reciente muerte, a los 85 años de edad, del gran luchador italiano ‘Bernardino La Marca’, quien fue un gran ídolo de... “LA LUCHA LIBRE DE LOS AÑOS 50 y 60”.

Por Alí Ramón Delgado

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