domingo, 24 de mayo de 2015

Mano a mano



El Hijo de El Santo responde al reto lanzado por Lulú Petite
 
Estimados lectores de El Gráfico. Seguramente muchos de ustedes tuvieron la oportunidad de leer el Diario íntimo de Lulú Petite del pasado martes 19 de mayo en el cual amablemente dedica dos páginas a mi personaje y persona.
 
 
Al empezar a leer descubrí que esta bella mujer tiene muy claro que los superhéroes alrededor del mundo son parte de nuestra fantasía y coincido con ella cuando menciona que el único superhéroe por excelencia en México es El Santo y que, a diferencia de Supermán, de El Hombre Araña y de Batman, es el único que existe y que es real, de carne y hueso.
 
Me sentí sumamente halagado cuando menciona que he logrado honrar y mantener vivo a este bello personaje que mi padre dejó en mis manos.
 
¡Hasta aquí todo iba bien! Pero debo confesar que al continuar leyendo su exitosa columna, esta sensual mujer logró que mi máscara comenzara a mojarse, obviamente por el  sudor que salía de mi frente. A la vez sentí que se teñía de color rojo, tan rojo como se puso la piel de mi rostro al recibir el reto que me lanzó de dos a tres cuartillas sin límite de tinta.
 
Confieso que logró intimidarme,  pues nadie me había desafiado de esta manera y menos una mujer. Así que le contestaré a la brevedad una por una de sus preguntas,  pero ella también tendrá que responder cinco cuestionamientos de mi parte,  las cuales no formularé yo. 
 
¡Los invito, estimados lectores, hombres y mujeres a que sean ustedes quienes formulen estas preguntas y elegiré las cinco mejores  para hacérselas a ella! Obviamente deben  ser cuestionamientos que no caigan en el exceso o la vulgaridad,  pero sí creativas,  como son las preguntas de ella hacia mí.
 
Estimada Lulú Petite: Gracias por dedicar tu tan leída columna a hacer esas preguntas y desde luego acepto tu reto. Antes de contestarte quiero felicitarte por el éxito de tu diario íntimo, el cual es leído por millones de lectores de El Gráfico que te siguen en las redes sociales y quienes seguramente me van a envidiar y querrán ponerse mi máscara para estar cerca de ti. 
 
Nos leemos la próxima semana para que hablemos sin máscaras.

EL HIJO DEL SANTO

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