martes, 9 de junio de 2015

Luchadores de plástico: tradición en manos de informales

Pintura rústica de un juguete mexicano tradicional. Foto: Sara Estudillo Pintura rústica de un juguete mexicano tradicional. Foto: Sara Estudillo 

La fabricación de estos juguetes ha traspasado fronteras geográficas y temporales, pero en recientes fechas es cada vez más dificil encontrarlos

CIUDAD DE MÉXICO.- Los más grandes héroes de México son reales, tangibles, se encuentran cada fin de semana en arenas de toda la República -algunas en rincones escondidos de pequeños pueblos y colonias- la gran mayoría por pagos casi insultantes arriesgan su vida para desencajar risas e insultos del público que fúrico observa sus faenas.

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Como la gran industria lo exige, todo niño puede adquirir a sus ídolos en figuras de plástico exhibidas en los anaqueles de tiendas departamentales a precios inflados. Sin embargo, los luchadores mexicanos, pese a constantes intentos de ser introducidos en el mercado con figuras más costosas de acabados detallados, encuentran en la tradición juguetes de manufactura rústica y tradicional sus representaciones más populares, figuras casi idénticas que respaldan su éxito más en la imaginación del infante que en su propia hechura.

Luchadores de plástico

El auge que el cine mexicano inyectó a la lucha libre convirtió en los años 50 a estos personajes acrobáticos ataviados con vestimentas multicolores y en ocasiones con máscaras en un ícono de relación con México en todo el mundo. Se materializó en las sonrisas de pequeños infantes que durante la misma década tuvieron al alcance de sus juegos estas figuras de costo reducido.

Su pose imita a uno de los grandes ídolos de las masas: “El Santo”, luchador con careta color plata cuyas aventuras más fantásticas ocurrieron en el cine cuyos filmes sobrepasaron fronteras y formaron la concepción del superhéroe mexicano. En un principio también se encontraba una figura que hacía referencia a Blue Demon, identificable por su musculatura más prominente, sin embargo ha dejado de ser fabricada en general.

Imagen: Sara Estudillo. Pose del gran ídolo de las masas.

El luchador era un ser tangible que podía ser visto en acción directa en las arenas de toda la República que parecía alimentar su fortaleza de gritos y vivas que la audiencia fúrica desataba en los espectáculos nocturnos.

El juguete

La fabricación de estos juguetes ha traspasado fronteras geográficas y temporales, aunque es importante mencionar que en recientes fechas es cada vez más dificil encontrarlos. Ya sea porque ante la competencia de juguetes extranjeros toda la industria del juguete en México se encuentra a punto de colapsar como resultado de prácticas comerciales desfavorables, y también como consecuencia de que el desarraigo a las tradiciones mexicanas sociales es cada vez mayor.

El luchador de plástico es uno de los juguetes más baratos que se pueden comprar en los mercados mexicanos. En la ciudad de México, se pueden encontrar en el Mercado Sonora en un costo que va desde los 10 hasta los 20 pesos en paquetes de 10 a 15 unidades.

Se caracterizan por contar con acabados prosáicos hechos a mano que emulan ya sea a figuras antiguas de la lucha libre, y también a profesionales de esta práctica deportiva contemporáneos, todos en la misma pose diferenciados por una pintura de calidad humilde y fácilmente desprendible. Y en ocasiones también se puede encontrar en venta un ring de madera que completa la faramalla luchística mexicana y sirve de escenario perfecto de juego para los niños que disfrutan de estos juguetes.

Fábricas clandestinas

En la actualidad estos juguetes son realizados en fábricas pequeñas generalmente dirigidas por familias que se mantienen de la venta de estos juguetes -sin mucho éxito-, por lo que su venta se encuentra en peligro de desaparecer.

La gran parte de estas fábricas opera en la clandestinidad, en algún lugar de las inmediaciones de Tepito. Una de ellas esconde tras la fachada de una casa, moldes y ollas que funcionan a diario para crear este tipo de juguetes. Como muchas otras, esta fábrica opera sin registro alguno puesto que el pago de impuestos haría inviable la continuación de esta tradición debido a los pocos ingresos que se generan, según lo afirma su dueño cuya identidad se debe proteger debido a la naturaleza del inmueble.

Imagen: Sara Estudillo. Héroes mexicanos

Pequeños espacios apenas separan el área de fundición de la de los moldes, enfriado, pintado y empaquetado, todo ello en escasos dos cuartos y un baño, que constituye el total de la propiedad. Tres personas se reparten las funciones, de las que el empaquetado es al parecer la más sencilla. Sobre la mesa de madera en la que se realiza esta función se observan distintas etiquetas, "Guerreros luchadores", "Héroes del Ring" y "Héroes de la Lucha Libre" son colocados por igual para evitar la identificación de una fábrica como tal.

Su tamaño actual oscila entre los 8 y 12 centímetros de altura y en ocasiones presentan una capa de plástico y diseños especiales que agregan desde pelucas hasta modificaciones en el diseño general de la figura de plástico.

El mayor adversario que enfrentan estos juguetes resulta del desinterés de los infantes que quizá como consecuencia de sus acabados humildes encuentran cada vez menos atractivos a estos juguetes. Esto aunado a los problemas financieros que la industria mexicana atraviesa por el incremento constante de impuestos y la desmedida competencia generada por la importación de productos diversos del extranjero, parece inminente que a mediano plazo se dejen de encontrar estos juguetes en los mercados y comercios humildes del territorio nacional.

Cortesía: http://www.dineroenimagen.com y gamedots     

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