jueves, 31 de julio de 2014

Inteligencia o estupidez


 
Primera caída:
La graduación
Estimados amigos de RÉCORD, hoy para mí es una entrega muy distinta a las que estoy acostumbrado enviar al mejor diario deportivo de México.

El pasado 18 de junio asistí a la graduación de preparatoria de mi hija. En el acto académico hubo reconocimientos a los más altos promedios, a los jóvenes que destacaron en su ayuda humanitaria en las comunidades en Chiapas, Veracruz y Tabasco. Fue una larga ceremonia llena de buenas noticias, diplomas, becas y en especial, a un compañero de mi hija, le otorgaron una beca para irse a Israel a estudiar biología y química ya que su promedio general de los tres años ¡fue de 10 cerrado!

Por lo tanto, al ser un joven con grandes aptitudes se hizo merecedor de esa gran distinción además de ser reconocido con la máxima mención honorífica ante 800 personas que ahí nos encontrábamos. ¡Qué orgullo¡ ¡Mi hija estaba feliz! Pues quiero decirles que Abel, nombre de este brillante joven, llega en tres días de regreso a la Ciudad de México por los últimos acontecimientos en la Franja de Gaza e Israel.

Segunda caída:
El conflicto
Debo aclararles que ni me siento Andrés Oppenheimer, analista político internacional; ni Karl Penhaul, periodista y corresponsal de guerra de CNN que ahora mismo se encuentra en Gaza; ni tampoco me siento Octavio Aristeo López, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, quien siempre da su acertada opinión como analista social. No, yo soy un ser humano, un ciudadano preocupado por lo que en este momento está pasando en Gaza e Israel, una historia, que como bien lo dice Penhaul: "Es una historia sin fin" o Aristeo López: "Es un nido de víboras" .

Es increíble que ahora que 'se supone', que estamos más preparados, que sabemos mucho más de todo en relación a química, física, tecnología, desarrollo ambiental; que tenemos avances espaciales increíbles como que el hombre ha traspasado todo en el espacio para colocar grandiosos satélites para desde éstos poder tener vigilado el planeta Tierra y sus alrededores; ahora que la NASA ya puso sus naves de guardia en Marte ante la visita del cometa 'Sidi Spring'; ahora que el hombre ha demostrado tener una altísima capacidad de inteligencia para inventar y desarrollar grandes medicamentos, automóviles, medios de comunicación, tecnología que ha rebasado cualquier cosa que se les hubiera ocurrido al propio Galileo o Einstein; ahora que podemos tener control hasta de las células madres del ser humano, aún tengamos la capacidad de destrucción que poseemos para aniquilarnos los unos a los otros.

Guerras han existido siempre. Son tan antiguas como el ser humano. Hubo en la Edad Media, con la caída del Imperio Romano, la Guerra de los 100 años, conflicto armado que duró 116 años (1 de enero de 1337 - 17 de octubre de 1453) entre los reinos de Francia e Inglaterra... todas las guerras sólo dejaron a su paso muerte, desolación y pobreza .
Todo esto causado por conflictos políticos, sociales y económicos en donde la ambición, el poder desmedido y la envidia juegan un papel importante y son los factores que han caracterizado a reyes y emperadores que desde entonces querían dominar los territorios.

Tercera caída:
¿Qué más queremos?
¿Qué no nos basta con todos los desastres naturales que también desde tiempos ancestrales han destruido ciudades y dejado a su paso miles o millones de muertes además de las epidemias?
Lamentablemente, estas agresiones entre los mismos seres humanos empiezan en nuestro hogar. Hay un alto índice de violencia intrafamiliar, agresiones a las mujeres y a los hombres, a los niños, hacia los mismos padres, a los ancianos, al medio ambiente, a los mares y sus habitantes; en las escuelas, con el ahora famoso Bullying que, por cierto, existe desde hace muchísimos años sólo que ya tomó otra dimensión; agresiones en el trabajo, acoso sexual, intimidación, etc.

¿De qué se va a tratar? Esta historia del niño atado con una cadena a un pilar dentro de su casa, que estaba en crisis nerviosa, sin comer y que rescataron los bomberos de Martínez de la Torre en Veracruz ¡no es posible!, además también están los suicidios en los jóvenes, la obesidad, el bajó nivel educativo por el desinterés de los jóvenes a seguir estudiando.

Yo no sé por qué no nos es suficiente con lo que pasa en el interior de nosotros, en el interior de nuestros hogares, en el entorno de nuestras colonias. Esos secuestros estúpidos cuando las familias ni siquiera tienen dinero para pagar el rescate y terminan matando a las víctimas. ¡No! ¡Necesitamos más!
¿Qué pasa? ¿Qué vamos a hacer? No hay consciencia. No hay respeto. Ahora, hasta tenemos que sumar las agresiones y faltas de respeto a través de las redes sociales...¡lo que nos faltaba!

En conclusión, es terrible lo que está pasando entre judíos y árabes: más de mil muertos en 17 días entre soldados y civiles. Perdón por lo que voy a decir y si no es tu caso ignóralo. Los seres humanos, cada quien en lo que le toca y con toda y la gran inteligencia que poseemos, ¡Somos unos reverendos estúpidos! 

Por El Hijo del Santo

No hay comentarios:

Publicar un comentario