viernes, 13 de noviembre de 2015

El Hijo del Santo: “Obsesiva rivalidad”



Un día como hoy, el hijo de la leyenda ganó por treceava ocasión una máscara contra el heredero de otra familia de gladiadores

Hace 28 años, un viernes13 de noviembre como hoy, pero de 1987, me enfrenté a un joven y poderoso rival, hijo de un excelente luchador. Este muchacho había iniciado su carrera profesional formando pareja con el Ángel Azteca (q.e.p.d) y ambos utilizaban atuendos similares.
 
Tuvo una presentación exitosa dentro de la lucha libre y muy pronto alcanzó el estrellato; sin embargo, Silver King buscó nuevas oportunidades y en su aventura se encontró con El Hijo del Santo en Tijuana, Baja California. Nos enfrentamos en más de una ocasión en el auditorio Fausto Gutiérrez y ahí nació la rivalidad entre los hijos de dos grandes, como fueron Dr. Wagner y El Santo. 
 
Silver King, a pesar de tener menos experiencia que yo, era un enemigo difícil de vencer gracias a su buena técnica, fuerza física y mayor estatura, siendo esto lo que a él le brindaba la certeza de poder desenmascararme. Las veces que nos enfrentamos su obsesión era sangrarme y romperme la máscara; le gustaba humillarme frente al público y alardear que él era superior a mí. Incluso cambió el color plata de su tapa a negro, según él para intimidarme. 
 
Yo hacía oídos sordos a sus palabras, pues estaba ya acostumbrado a escuchar estos argumentos no sólo de su voz, sino también de la de otros luchadores que eran mis rivales.
 
Por orgullo y amor propio acepté contra todos los pronósticos este difícil compromiso y fue así que nos enfrentamos máscara contra máscara. Después de una dura y emocionante lucha a dos de tres caídas, logré dominar a Silver King con base en recursos y valentía, aunado a un constante apoyo del público que llenó el auditorio, que retumbaba bajo el grito de “¡Saaanto, Saaanto, Saaanto!”, clamor que desespera a cualquier rival. 
 
Con el rostro ensangrentado y la capucha rota, gané mi máscara número 13 en un día 13 ante un Silver King, que siempre batalló y estuvo en la pelea como orgulloso lagunero. Y así fue como se dio a conocer a César Cuauhtémoc González Barrón, quien a pesar de haber perdido la máscara, logró sobresalir y destacar sin tapa aun más alto al formar la pareja de Los Cowboys o Los Efectivos con El Texano (q.e.p.d). Más tarde lograrían armar un poderoso trío con El Dandy.
 
Años después, en Japón, se volvió a enmascarar con el personaje de Black Tiger III y hoy continúa luchando en el bando independiente. Como muchos otros luchadores lo hacen, que se enmascaran y se desenmascaran sin respetar las apuestas en el ring, así hizo él: inexplicablemente sigue utilizando la máscara que ya perdió.
 
Nos leemos la próxima semana, para que hablemos sin máscaras.
 
El Hijo del Santo

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