lunes, 6 de junio de 2016

José G. Cruz y Santo El Enmascarado de Plata






Continuando con el conocido editor José G. Cruz y Santo, comentaremos lo siguiente: después del gran éxito que tuvo la historieta a lo largo de casi 26 años, la sociedad de estos personajes tocó a su fin. Sucedió que en el año de 1974, surgió un disgusto entre ellos, problema que desembocó en una demanda. 

El conflicto surgió a raíz de que José G. Cruz citó al Santo para tomar una serie de fotografías para la revista, solo que en esos momentos el Santo, dados sus múltiples compromisos tanto en presentaciones personales como por las películas, no disponía del tiempo suficiente para asistir a la sesión fotográfica.

 A José G. Cruz se le hizo fácil suplantar al personaje principal por un modelo que físicamente en nada se parecía al Santo y que nada tenía que ver con la lucha libre; tal vez los aficionados a éste deporte y los seguidores de la revista del Santo se acuerden de esto. 

Santo se molestó muchísimo por la salida fácil que el editor había encontrado y por el hecho de que en la revista aparecía un falso Santo y el personaje asesorado por un abogado acudió a clausurar la editorial de José G. Cruz, cosa que propició que éste denunciara al Santo argumentando que el Santo de su historieta nada tenía que ver con el luchador llamado El Santo. 

En plan de venganza, el editor publicó al Santo sin máscara, y así fue como la gente se vino a enterar de que tras la enigmática máscara plateada del legendario luchador El Santo, se escondía el rostro de Rodolfo Guzmán Huerta… 

Y así, en el año de 1974 terminó una gran amistad, que se iniciara en 1952 entre Santo, el ídolo de las multitudes y el editor José G. Cruz. 

En esta fecha nacieron dos ídolos y resulta bastante increíble, ya que por lo general, el que pierde la máscara se diluye en el anonimato, o como vulgarmente se dice, pasa a “ser del montón”… 

Con Black Shadow no sucedió así. Al haber perdido la máscara, salió ganando, ya que detrás de esa máscara que llamaríamos fúnebre, se escondía un verdadero ídolo, como lo fue Alejandro Cruz. 

Y a su vez el Santo confirmaba también su calidad de ídolo, y por consiguiente se convertía en verdugo de los enmascarados, ya que vendrían otros encuentros de Máscara VS Máscara de la misma importancia de este que les narramos contra Black Shadow, encuentros que en un cercano futuro serían contra El Halcón Negro, El Gladiador y El Espanto Primero… 

Esos encuentros han quedado escritos en letras de oro para gloria del hermoso y viril deporte de la Lucha Libre y deleite del aficionado. Vaya un saludo, Santo, donde quiera que te encuentres…

Humberto Pérez Flores, “El Águila Real” Colaboración de Antonio Santillán Pimentel

Desde aquí deseo agradecer a mi buen amigo el Maestro Antonio Santillán por enviarme este material nunca antes publicado, se te aprecia amigo, 

Bruno Bernasconi




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