viernes, 3 de marzo de 2017

Chicos muy grandes




Estrella Blanca, El Matemático y El Vagabundo fueron idolazos en las pequeñas arenas de la Ciudad de México






Hasta finales de la década de los noventa existían  pequeñas arenas de lucha libre en diferentes puntos de la Ciudad de México, en la periferia, el Estado de México y digo “existían” porque lamentablemente la llegada de la televisión a este deporte-espectáculo, en 1990, las enterró ya que muchos aficionados preferían quedarse en casa los sábados por la noche o los domingos para ver, a través de la televisión, gratis  las funciones de lucha libre. 
Cuando yo era aún aficionado acompañé a mi padre a muchas de esas 'arenitas' como la Apatlaco, la Azteca, la Bravo y a las plazas de  toros: La Aurora y El Cortijo, que lucían llenos impresionantes con la sola presencia de un luchador estrella. 
La fórmula en estos modestos locales era la siguiente: En el cartel se programaban a los luchadores locales, que ya habían logrado  destacar entre los aficionados gracias a su entrega. 
Los empresarios  llevaban como máximo a dos luchadores estrellas. Por ejemplo, se presentaba El Santo haciendo mancuerna con La Maravilla Peruana (ídolo local) contra El Cavernario Galindo y Rasputín (el desalmado rudo local). 
Sólo se presentaban cuatro luchas y quiero decirles que desde la primera hasta la semifinal eran luchadores modestos que daban un excelente espectáculo, que dejaba complacidos a los aficionados, La diferencia era que antes los promotores y la comisión les exigían luchar a ras de lona, con seriedad y, sobre todo, respetando a la gente; esos eran los motivos por los cuales tenían un público cautivo. 
NOSTALGIA. Hoy quiero recordar a tres “Grandes de las Chicas”, como se les llamaba a los gladiadores que por sí solos llenaban estas modestas arenas. Luchadores que lograron destacar y salir del montón gracias a su peculiar estilo, a su técnica, además de su personalidad: Estrella Blanca, El Matemático y El Vagabundo. 
Estrella Blanca, poblano ya retirado, logró ser un imán de taquilla en cualquier lugar en donde era programado y en su brillante carrera ganó una cantidad impresionante de máscaras y de cabelleras. Su gran ídolo fue El Santo, con quien luchó varias veces y le pidió autorización para usar el diseño de su máscara y El Santo aceptó con la condición de cambiar los colores. 
El Matemático fue otro gran taquillero, dado su espectacular estilo y a su original máscara y atuendo, confeccionado con números. Logró destacar entre los pesos chicos y eso le dio la oportunidad de formar pareja con El Santo, Blue Demon, Rayo de Jalisco, Mil Máscaras y Huracán Ramírez, entre muchas estrellas más. La sola presencia del Matemático en el cartel abarrotaba las arenas de la capital y también las del interior del país. 
El Vagabundo (qepd) atrapaba fácilmente a los niños, tenía un excelente físico, un abdomen muy bien trabajado. Su vieja y roída vestimenta causaba hasta cierto grado de ternura entre la afición. 
A SU LADO. Por fortuna no sólo los vi luchar, también tuve la oportunidad de hacerlo con ellos como compañeros de esquina. 
Recuerdo una ocasión que el Vagabundo y yo formamos pareja en Mérida. Yo llegué en auto y él caminando desde el hotel con su atuendo luchístico, cubierto por un saco roto, su sombrero y su hatillo al hombro (un paquete de ropa envuelto en un pañuelo atado a un palo), así como su característica máscara de parches de colores, seguido por una enorme cantidad de niños. 
Estos tres grandes personajes jamás fueron colocados en luchas estelares en las grandes empresas como El Toreo y la Arena México, siempre eran programados en los eventos preliminares. De los tres, sólo el Matemático perdió la máscara, el Vagabundo se la llevó a la tumba y Estrella Blanca permanece con ella dando clases a nuevas generaciones.  
¡Felicidades a estos tres Grandes de las Chicas!
Nos leemos la próxima semana, para que hablemos sin máscaras. 
El Hijo del Santo

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