sábado, 14 de marzo de 2015

MICROHISTORIAS: El cine de luchadores



A principios de la década de 1950 la lucha libre era un deporte histriónico en apogeo. Ejecutar bien una mezcla de llaves judokas con múltiples maromas sobre un ring y con una máscara en el rostro, era una actividad muy seria que podía salvar al mundo de una invasión extraterrestre, científicos lunáticos o mujeres vampiro. Mientras en las arenas del país los luchadores de carne y hueso peleaban entre sí por ganar un cinturón, gracias al cine esta actividad adquirió nuevos elementos y se enriqueció con alucinantes e inverosímiles historias que fueron el deleite de un público ávido de mirar acción en las pantallas.
Las producciones cinematográficas del género de luchadores iniciaron con el lanzamiento de la cinta “La bestia magnífica” de Chano Urueta en 1954, que estaba protagonizada por luchadores que se disputaban el amor sobre el ring. Desde entonces inició la conformación de un estilo cinematográfico sin parangón en toda la historia del cine. En las películas de luchadores el bien y el mal eran personificados por luchadores y, por lo general, sus antítesis eran enemigos extravagantes que actuaban para destruir al mundo, robar bellas mujeres o ejercer planes malignos para conquistar al mundo. Los héroes mexicanos fueron los luchadores enmascarados que podían hacer justicia y derrotar con fuerza bruta cualquier obstáculo puesto para hacer el mal mediante argumentos de todo tipo: románticos, policíacos, de horror, de ultratumba o del espacio exterior.
La factura de las películas de luchadores también creó un nuevo estilo cinematográfico, pues la extravagancia de las historias y los personajes se enmarcaba en escenarios poco creíbles, con elementos fuera de contexto y disfraces realizados con un notable bajo presupuesto. Sin embargo, el estilo fue parte fundamental de un cine que en su momento cumplía con el cometido de entretener fácilmente a grandes audiencias, y al paso del tiempo se ha revalorado por su gran originalidad. Incluso sus peculiaridades ahora son consideradas “de culto” por gran cantidad de espectadores, que van en aumento.
En 1958 se filmó la primera película de un personaje que marcó por completo a la industria del cine de luchadores: el Santo, con la cinta “El Santo contra el cerebro del Mal” de Joselito Rodríguez. El Santo rápidamente se convirtió en el personaje con mayor reconocimiento en este género; aunque en la época también actuaron otros ídolos de la lucha que pasaron a la historia por su heroicidad dentro y fuera del ring: Blue Demon, Mil Máscaras y Tinieblas, por mencionar sólo a algunos.
El subgénero del cine de luchadores construyó paradigmas propios de la identidad surreal mexicana, fue un experimento muy prolífico para la cinematografía nacional y formó parte de la cultura popular durante más de veinte años. Al paso del tiempo incluso en el extranjero también ha causado enorme fascinación.
Películas recomendadas:

La sombra vengadora contra la mano negra (1954)

Santo contra los zombies (1961)
El Demonio Azul y Blue Demon contra el poder satánico (1964)

Cortesía: http://www.sinembargo.mx

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