domingo, 8 de marzo de 2015

La lucha libre mexicana "está en agonía": "El Hijo del Santo"

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Para "El Hijo del Santo", la lucha libre mexicana ha ido perdiendo sus valores originales

México, D.F..- La lucha libre mexicana "está en agonía" y se ha convertido en un "carnaval", lamentó el luchador, conocido como "El Hijo del Santo", cuyo padre fue uno de los representantes más legendarios de este deporte-espectáculo en México.

"Ya no hay exámenes profesionales, escuelas de enseñanza. Hoy son brincos, 'show', vestuario que parecen disfraces. Parece un carnaval", consideró "El Hijo del Santo", detrás de su máscara plateada, en una entrevista con la agencia dpa en Ciudad de México.

Entre marzo y abril el luchador, de 51 años, honrará esta tradición participando en el ciclo literario "Santo, el Enmascarado de Plata", nombre profesional que utilizaba su padre, Rodolfo Guzmán Huerta (1917-1984).

Para "El Hijo del Santo", la lucha libre mexicana ha ido perdiendo sus valores originales, además de que "tampoco hay quién los haga respetar".

"Hoy los jóvenes luchadores no conocen las llaves, la historia de la lucha libre o no saben quiénes son las grandes figuras. Se ha perdido el respeto a la experiencia, la lucha libre y el público", añadió.

"Antes apostar tu carrera en el ring o la máscara era cosa de honor", argumentó el luchador, que atribuyó la agonía de la lucha, entre otras causas, a la influencia estadounidense, "donde la lucha libre es vista como un show", no como deporte.

Esta tradición se hizo famosa en México a partir de los años 50 y tuvo su auge en la década de los 80. Hoy en día es parte innegable de la cultura popular y la identidad mexicana.

Su fama ha traspasado fronteras a través del cine que por lustros llevó a la pantalla las hazañas de personajes emblemáticos como "El Santo", "Blue Demon" y "Mil máscaras", pero también por el fervor de millones de seguidores de la lucha libre mexicana y su peculiar estilo.

Películas como "Santo contra las mujeres vampiro" (1962) o "Blue Demon contra el poder satánico" (1966) son consideradas de culto.

El ciclo literario organizado por "El Hijo del Santo" en colaboración con la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes de México se llevará a cabo los martes 10, 17 y 24 de marzo para culminar el 14 de abril en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia.

"El Hijo del Santo", junto con 12 escritores mexicanos, abordarán "desde diversas miradas la formación, los antecedentes, los protagonistas y la historia" de la lucha libre mexicana, explicó el poeta, ensayista y crítico literario Daniel Téllez, uno de los pocos autores que ha escrito publicaciones sobre este tema.

Otra intención del encuentro es rescatar la memoria de este deporte nacional, del cual, según Téllez, solo hay registro impreso a través de crónicas, columnas, revistas y otros recursos propios del periodismo literario.

"El Hijo del Santo" afirmó que su padre dejó varios testimonios personales, anecdotarios y relatos del mundo de la lucha libre en algunas de esas publicaciones de antaño, como su ingreso al cuadrilátero el 6 de julio de 1942 con el corazón latiendo fuerte embargado por la emoción.

Con esos escritos y el legado de objetos personales y profesionales de "El Santo", su hijo planea también crear un museo que permita compartir con el público ese mundo y sus aportaciones a la cultura mexicana y el deporte.

Por Itzel Zúñiga/DPA

Mirada literaria a Santo, el Enmascarado de Plata

MÉXICO, DF. Rodolfo Guzmán Huerta es el nombre de un luchador que llegó a los cuadriláteros mexicanos en 1934 y que peleó bajo diversos nombres al inicio de su carrera, como Hombre Rojo, Enmascarado, Murciélago II y Demonio Negro. Este dato no diría nada si no fuera por la leyenda que comenzó a escribirse el 26 de julio de 1942 en la Arena México.

Una máscara plateada le daba la bienvenida a un nuevo participante de la lucha libre mexicana que vendría a cambiar los paradigmas de lo hasta entonces escrito en este ámbito. Hizo su llegada Santo, el Enmascarado de Plata. Desde entonces, su imagen sería imborrable no solo del deporte luchístico, sino que traspasaría esas fronteras y alcanzaría a convertirse en un ídolo del cine mexicano y de cierta literatura escrita en aquellos años, con lo cual sentó las bases de un personaje emblemático de la cultura popular mexicana.

La influencia de este personaje ha sido importante para la literatura mexicana. Ríos de tinta han corrido en incontables páginas para dar cuenta de este suceso.

Por ello, una mirada literaria caerá sobre este representativo luchador. Se trata de Santo, el Enmascarado de Plata, ciclo organizado por la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), en colaboración con el hijo del Santo.

A 31 años de su fallecimiento y 73 de su debut, se efectuarán cuatro sesiones entre marzo y abril, con motivo de revisitar a esta importante figura. La primera contará con la participación de los escritores Carlos Antonio de la Sierra, Roberto López Moreno y Javier Perucho, bajo la moderación de Daniel Téllez. Se llevará a cabo el martes 10 de marzo a las 19 horas en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia, ubicado en Avenida Nuevo León 91, colonia Hipódromo Condesa, Ciudad de México.
La entrada será gratuita. En la segunda sesión, que se realizará el 17 de marzo en el mismo lugar y el mismo horario, participarán Armando Oviedo, Enzia Verduchi y Felipe Vázquez, y en la tercera, León Plascencia Ñol, Jorge Luis Herrera y Sergio Valero.

Ambas serán moderadas por Héctor Orestes Aguilar. El ciclo terminará el 14 de abril con la presencia de El Hijo del Santo y los escritores J.M. Servín y Daniel Téllez.

Si en los coliseos, donde concurrían centenares de personas para verlo pelear cada noche, se enfrentaba a temibles rivales de la lucha libre mexicana, con lo que se ganó el respeto y la admiración del público, en las aventuras cinematográficas venció a extraños seres que venían de ultratumba o de lejanas galaxias. Zombis, momias y extraterrestres fueron sus principales adversarios. Y hasta Capulinas, no arañas mutantes, sino el mismísimo Gaspar Henaine Capulina, como señala en un texto el escritor Bernardo Esquinca.

La literatura, notablemente, no tardó en adoptar a este héroe enmascarado. El dibujante José Guadalupe Cruz le dio forma bajo un personaje fantástico del cómic que se convirtió inmediatamente en un emblema de la literatura popular mexicana. Su incursión en el séptimo arte lo colocó en terrenos nunca pensados para un luchador, lo cual lo llevó a ser toda una referencia obligada que no escaparía de las plumas que quisieron consignar las aventuras del entonces nuevo héroe nacional.

Cortesía: http://www.expresszacatecas.com

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