martes, 8 de mayo de 2018

El cine de terror, con aportaciones de México


 Las historias del Santo, parte de esa contribución.




A diferencia de lo que ocurrió en Europa y Estados Unidos, las primeras aproximaciones al cine de terror en México no pasaron por la adaptación de grandes clásicos de la literatura, como “Drácula” y “Frankestein”, sino que abrevaron de los miedos fermentados en esta tierra a través de las leyendas prehispánicas y coloniales.

Uno de los filmes de este género en la naciente industria del país fue “La Llorona”, dirigida por Ramón Peón en 1933, recuerda Valerie Amador Hurtado, subdirectora de innovación cultural y responsable de la programación de los ciclos de cine del Centro Cultural de Mérida Olimpo.

“Tomó el mayor auge en las décadas de 1950 y 1960 de la mano de luchadores, un género de origen 100% mexicano y que basaba gran parte de sus historias en el misterio, el terror y la ciencia ficción”, añade.

En esas producciones, luchadores como El Santo y Blue Demon “se enfrentaban a monstruos y personalidades maléficas que hacían una mezcla de cine de acción y terror, como en la mítica película ‘El Santo contra las mujeres vampiro’ (1962) de Alfonso Corona Blake.



A principios de la década de 1990, la nueva generación de cineastas comenzó a proponer otro tipo de historias de terror. “Es el caso de Guillermo del Toro ‘Cronos’, película de culto y éxito internacional que le valió convertirse en uno de los mejores directores del género de terror y fantasía en los últimos 20 años”, afirma.

Sin embargo, aún es un tema poco abordado por los realizadores del país, en comparación con el número de producciones que se registran cada año. En 2016, por ejemplo, el Instituto Mexicano de Cinematografía reportó 90 estrenos de películas mexicanas, de las cuales tres fueron de terror.

Entre las más representativas del cine mexicano Valerie menciona a “Cronos”“El libro de piedra” (1969, dirección de Carlos Enrique Taboada), “Alucarda” (1978, Juan López Moctezuma), “Santa sangre” (1989, Alejandro Jodorowsky), y “El espinazo del diablo” (2001, Guillermo del Toro, coproducción con España).

Cortesía: https://www.luchalalibre.com 



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