“Confórmese con saber que mis padres son las tinieblas y que
mi misión, como la del antiguo barquero, es llevar almas al infierno”
Doctor Caronte
El cine de luchadores es parte esencial de la historia del
cine en México. Necesario como el cine de ficheras –y “La Corcholata” – y las
películas de Vicente Fernández, cómo olvidar El Arracadas (1978)–,
los azotes sentimentales de Ismael Rodríguez, las gemelas interpretadas por
Gloria Trevi en Una papa sin catsup (1995) o cualquier otro
ejemplo que cruce su cabeza. Todo eso forma parte de la cinematografía
nacional.
Dentro del universo de los luchadores varios seriales
destacan por su calidad y buena manufactura, Neutrón, el enmascarado
negro (1960) nació en el boom del cine de luchadores de los años 60 y
se mantuvo vivo para tres entregas más: Neutrón vs. los Autómatas (1960) Neutrón
vs. Doctor Caronte (1960) y Neutrón vs. los asesinos del
karate (1964).
En una industria que se vio engullida por el carisma de El
Santo, la saga de El Enmascarado Negro cuenta con los suficientes méritos para
ubicarla como uno de los puntos altos de la filmografía del cine de luchadores,
sobre todo en su primera entrega.
Neutrón, el
enmascarado negro comienza cuando el doctor Yañez finaliza su más
grande invención, la bomba de neutrones, con la esperanza de que ante su poder
destructivo la humanidad esté en paz. El invento despierta el lado malvado de
su asistente Walker (Claudio Brook), quien quiere usarlo para hacer el
mal –insertar risa malvada–. En el altercado el doctor muere y el asistente
malvado escapa por un pelo.
La trama se complica cuando el Doctor Caronte,
malvado entre los malvados, hace equipo con Walker con el objetivo de
reconstruir la bomba de neutrones y controlar al mundo, entonces Jaime (Armando
Silvestre) quien es hijo del científico deberá apoyarse en sus amigos
Carlos (Wolf Ruvinkis) y Mario (Julio Alemán) para detener los
planes del Doctor Caronte. No se preocupen, estimados lectores, tienen al gran
Neutrón de su lado.
A diferencia de las entregas de El Santo, en las cuales el
80% del tiempo el ridículo es regla –El Santo como científico de cualquier
tipo, la fiscalía descansa su caso–, en la primera película de Neutrón lo
fantasioso se equilibra con una trama que usa el thriller como elemento
principal, aunque eso no quita que cada que explota la bomba de neutrones el
humo se vea tan peligroso como un comentario de Pedrito Sola en Ventaneando.
El ensamble actoral
también ayuda a elevar el nivel de la cinta. El reparto incluye a Claudio
Brook, Wolf Ruvinski,Julio Alemán, Armando
Silvestre, Rosita Arenas y una participación especial de Beto
el Boticario como policía encargado del caso del Doctor Caronte. Todos
brindan sólidas actuaciones, sumado a esto Neutrón es un héroe sin la
sofisticación que, a veces, le metían con calzador a El Santo y por lo tanto
más sencillo en su accionar.
Como toda cinta de luchadores, el presupuesto destinado a la
producción es notoriamente bajo pero se ve recompensado por un inteligente uso
de la fotografía –varios juegos de sombras– y una buena elección de locaciones
–la guarida de Caronte–, logrando suplir las carencias de un presupuesto tan
reducido.
La
saga de Neutrón es imperdible para todo aquel que se diga fanático del cine de
luchadores y se puede conseguir sin hacer una gran inversión –menos de 100
pesos por las cuatro películas–, más barato y divertido que ir al cine a ver Jack
y Jill (2011) o la tercera entrega de Alvin y las ardillas.
No se van a arrepentir.
Cortesía: http://butacaancha.com/
y Rafael Paz
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