La historia
dice que la lucha libre mexicana adoptó sus raíces alrededor de 1863, cuando
Enrique Ugartechea recreó el estilo grecorromano dándole una visión más
colorida y física. Desde entonces, este estilo fue evolucionando y se convirtió
en una de las favoritas a nivel mundial, tanto que hasta en países no
hispanoparlantes como Estados Unidos y Japón han adoptado el nombre de
"lucha libre".
Según Jesse Hernández, un entrenador de
lucha libre mexicana en el Condado de San Bernardino, tuvieron que pasar casi
100 años para que el Sur de California pudiera ver en primera fila este tipo de
peleas.
Hernández atribuye a una empresa
promotora en los años sesentas como una de las pioneras para traer peleadores a
Los Ángeles.
“Fui entrenado por el Gran Goliath y
Black Gordman, una pareja de peleadores aquí en Los Ángeles, pero ellos
vinieron de México, ellos eran muy conocidos en los años cincuenta y fueron
campeones muchas veces”, dijo el dueño de la escuela de lucha libre School of
Hard Knocks. “Aprendí de ellos y ahora yo enseño ese estilo de
pelea. Fueron de los primeros en luchar aquí con la promotora de Mike
LaBelle que desarrollaban funciones en el Grand Olympic Auditorioum”.
Hernández dijo que LaBelle fue
importante además por haber traído a peleadores como Rey Mendoza y Mil
Máscaras, a quien, de acuerdo a él, ayudó a alcanzar la fama.
Al entrenador, quien es
considerado como uno de los mejores entrenadores de lucha libre en el Sur de
California, se le adjudica el haber preparado a luchadores de renombre
como Rico Constantino, Kharma, Melina Pérez, Frankie Kazarian, Tom Howard,
Rocky Romero, Ricky Reyes y varios más.
El deporte de los rudos, técnicos y
exóticos en el Sur de California vivió sus mejores momentos hasta los noventas,
pues la Comisión Atlética de California hizo cambios que Hernández denominó
como las causas del declive de este deporte en la actualidad.
“En Los Ángeles es muy duro promover la
lucha libre porque en los noventas la Comisión Atlética de California era la
que lo controlaba todo”, recuerda Hernández. “Cuando esta empezó a
funcionar de otra manera, las cosas cambiaron y después cualquier persona podía
promocionar. Entonces le quitaron el valor a todo esto… cualquiera puede
promover”.
La Comisión se encargaba de regular las
peleas y se aseguraba que todo se mantuviera en orden durante los eventos en
cuestión de seguridad, pagos a luchadores, cantidad de aficionados en el
recinto, puntualidad en los horarios, entre otras cosas.
“Todo se fue quemando, hasta los
luchadores cuando fallaban en una lucha, metían a cualquier otro en su lugar”,
recordó Hernández. “La Comisión se encargaba de controlar todo eso pero como
dejó de hacerlo entonces se vino todo abajo. La gente se fue enfadando
que les prometían a otros peleadores y ya no volvían cuando veían que les
mentían”.
La falta de un libreto es otra de las
causas que Hernández caracteriza como un problema pues aparte de los golpes y
maromas en el cuadrilátero, la relación entre los peleadores tiene por lo
regular una historia que contar.
Los luchadores contratados mayormente
por las promotoras independientes provienen desde México y muchos tienen
compromisos con el Consejo Mundial de Lucha Libre, AAA y otras entidades, ya
establecidas. Cuando un luchador llega al Sur de California tal vez no
regresa hasta dos meses después, lo que hace arduo un seguimiento de una trama
con otros peleadores en el cuadrilátero.
“Es difícil porque la lucha libre es de
libretos, si no hay una historia en el cuadrilátero, entonces no tiene chiste”,
encaró Hernández. “Cada vez que vienen a pelear no hay una historia que contar
porque tardan un mes para volver y a veces ni vuelven”.
Falta
de respeto y proyección
Los nombres de luchadores han sido
pasados de generación en generación, lo que permite mantener vivo el espíritu
de esos guerreros en el cuadrilátero. Mayormente es una cuestión familiar
mantener una identidad para seguir esa leyenda viva.
Rey Misterio El Heredero es uno de esos
peleadores que adoptaron la identidad de sus antepasados para seguir el camino
en la lucha libre. El nacido en San Diego, pero criado en Tijuana, siente
que las promotoras independientes han hecho su parte para mantener vivo el deporte en
el Sur de California pero al mismo tiempo culpa a los peleadores por no aportar
en favor del espectáculo.
“A los 17 mi papá me dio la máscara de
Rey Misterio pero la Fuerza Mexicana de Lucha Libre (FMLL) fue la que me dio la
oportunidad aquí en Los Ángeles y esta se ha convertido como mi segunda casa.
Rocky Román, que en paz descanse, me dio la oportunidad y ahora lo sigo
haciendo con Jorge su hermano”, recordó El Heredero. “La lucha libre ha
bajado. Con lo que yo llegué a ver y lo que mi papá me ha contado en
aquellos tiempos que le decían la Época de Oro, el luchador era más respetado.
La gente lo tomaba más serio, pero eso ha bajado por uno mismo, porque el
luchador no se da su lugar, no se da a respetar. Hay mucho luchador ‘maruchán’
que porque creen que se ponen una máscara o botas ya se creen luchadores.
Hay unos que pagan por pelear”.
Rey Misterio señala a los peleadores que
incursionan en este deporte con la intención de alcanzar la “fama, glamour,
dinero o mujeres” como luchadores “a vapor y por ellos esto ha bajado”.
El Heredero asegura que la calidad de
peleadores del Sur de California se puede comparar con la de México pero “la
falta de ayuda de los medios no ha dejado que haya algún tipo de proyección y
por eso la gente aquí no sabe de tanto talento que hay tanto en el Sur de
California como en México”.
Es
una lucha diaria
Aunque la gran mayoría de peleadores
contratados por las promotoras provienen de Tijuana, localmente existen
luchadores que se han ido abriendo paso para ser reconocidos en el ámbito.
La Golosa es un personaje exótico que se
ha dado a conocer por sus besos plantados a sus rivales en medio de una pelea,
además de su interacción con el público. El joven de 22 años presta sus
servicios a la FMLL y la World Power Wrestling (WPW) del promotor Martín Marín.
El
colorido peleador asegura que no está envuelto en la lucha libre por el dinero,
pues disfruta lo que hace, aunque son muchos los sacrificios que tiene que
hacer para seguir compitiendo.
“Yo ayudo desde que se arma el escenario, música,
todo lo relacionado con el evento hasta transformarme en La Golosa, que es algo
muy especial”, dijo el oriundo de La Palma, California, pero de padres
mexicanos, quien recordó sus inicios: “Tenía $20, fui a la tienda de descuentos
y compre dulces, luego los revendía en donde podía para pagar las clases de
lucha. En un mes junté algo de la inscripción y cuando fui les pedí que
esperaran una semana más, por suerte la persona encargada me pidió lo que
tenía, que no era suficiente y me aceptó con menos del dinero que necesitaba
para tomar las clases”.
En su vida privada, es panadero y aunque
su papel es el de alguien que tiene que ser atrevido, su personaje es una
creación de varios colaboradores. “Con este personaje fue algo muy
espontáneo porque primero no soy homosexual, no soy gay, y todo se dio como un
juego. Tengo que ser creativo, más espontáneo, las cosas que no preparo
salen mejor”.
Actualmente estudia Administración de
Empresa para promocionarse y aprender a lidiar con las negociaciones. La
Golosa siente que ha tenido suerte porque ha trabajado con gente que le ha
apoyado en sus ideas y espera algún día luchar en el Consejo Mundial de Lucha
Libre en México.
“Hay promotores que sí valoran tu
trabajo, pero otros no”, aseguró. “Pero no todo es la culpa de ellos porque hay
luchadores que dicen ‘déjame participar gratis’ y eso afecta al resto de los
demás. No he tenido problema con ningún promotor, Martín, Jorge, se han
portado muy bien”.
Un
golpe a la discriminación
Amazona es una peleadora tijuanense que
debutó hace alrededor de seis años y entiende que la lucha libre actualmente no
sería suficiente para ella mantener su estilo de vida.
“La mayoría sabemos que no es algo que
nos va a dejar vivir plenamente”, dijo Amazona previo a un combate en Maywood
promovido por WPW. “Yo terminé mi carrera y hago esto por pasión. Son dos
sueldos que se tienen pero no se puede vivir de la lucha solamente”.
Aunque se han escuchado casos de
discriminación hacia los peleadores exóticos y mujeres en cuestión de pagos y
gastos, Amazona considera que ha corrido con suerte.
“A
mí no me ha tocado, por el contrario, ha habido casos en que por mi personaje a
mí me pagan y a otros compañeros no. He escuchado que si hay mujeres que
no se les paga. Creo que debuté con suerte… en noviembre 11, de 2011 o
11/11/11”.
Es
cuestión de números y promoción
Aunque algunas críticas caen sobre los
promotores por la manera cómo ha cambiado la lucha libre en el Sur de
California, Román considera que cuando se es parte de la promoción de esos
eventos las cosas no son como aparentan.
“Esto de la promoción es muy difícil”,
aseguró Román. “Cuando mi hermano falleció y yo tomé esto, la veía fácil, pero
la realidad es que no era así. A mi hermano le ayudaba con todo, pero de
estar haciendo cosas de arreglar en los vestidores, el cuadrilátero y demás, no
es lo mismo a encargarse de la promoción. No me gustaría que mi hijo, El
Profeta Jr., lo hiciera”.
Román, quien es conocido por su
personaje El Profeta, explicó su deseo que colaborar en mantener la tradición
de la lucha libre mexicana viva en el Sur de California, pero a final de
cuentas los números son los que hablan.
“Cuando contratas a un luchador les
pagas todo, el viaje, transportación de aeropuerto, hotel, todo”, detalló
Román. “Para eventos grandes como el que estaré haciendo el 14 de mayo,
cuando celebramos el 18 aniversario de la promotora, traigo peleadores como
Octagoncito, Blue Demon Jr., L.A. Park, Rey Misterio El Heredero, Pirata Morgan
y otros, desde México”.
El futbol es considerado el deporte más
seguido por los latinos en el Sur de California, pero según el promotor esto
podría cambiar si se le diera el mismo enfoque en los medios a la lucha
libre. Según Román, el futbol recibe casi que promoción gratis todo el
tiempo en los medios de comunicación y eso facilita que ese deporte sea el
favorito de muchos.
“No hay medios que te apoyen”, explicó.
“En donde quiera vas a ver que hablan mucho del futbol, pero nada de las
luchas. Como ejemplo, el evento que haremos el 14 de mayo es para hacerse
en un lugar como el Pico Sports Arena, que quepan 6,000 o 7,000 personas.
Pero para que yo pueda meterlo ahí, me cobran hasta $8,500 de renta, tengo una
cartelera de casi $30,000, más un comercial en Univision o Telemundo de 15
segundos serían como otros $15,000, más radio, revista, mucha promoción, para
que te pueda dar resultado. Esa inversión es grande y la falta de apoyo
de los medios hacen que sea difícil que alguien se aventure a hacerlo de esa
manera”.