Alejandro Guzmán es el primogénito de El Santo. Distinto a su padre, tiene nombre y rostro. A sus 72 años, suele sacar de un lugar secreto la máscara plateada que usó su padre, la que traía puesta el día de su muerte (5-febrero-84). Muy pocas veces se la pone, pero cuando se atreve dice que algo extraño ocurre: “Te metes en el personaje. Sientes una vibra especial”.
Entonces llegan los recuerdos disfrazados de momias gigantes, mujeres vampiro y otros seres de ultratumba con los que lidió el enmascarado desde la década de los años 60. A la memoria llega ese sonidito de miedo en las películas que anunciaba la llegada de seres extraños. Cavernas de cartón a unos pasos de la Arena en la que luchaba El Santo y, de pronto, murciélagos jalados por alambre o hilos, anunciando criaturas extrañas. Demasiada maldad frente a las butacas de viejos cines como el Soledad, Florida y Orfeón.
El culpable fue el productor Alberto López, quien -en complicidad con el escritor y director Benito Alasraki- realizó la película Santo vs. Los zombies, donde aparece en el papel femenino Irma Serrano”, comenta Alejandro Guzmán.
El primogénito recuerda aquella niñez en la que se creía que don Rodolfo Guzmán era un agente vendedor, quien salía de casa con maletas y la supuesta idea de andar de pueblo en pueblo, ofreciendo mercancías.
La realidad le llegó a Alex cuando tenía ocho años de edad y vio que en una de las maletas había máscaras y trapos para luchar. Mayor sería su sorpresa al darse cuenta que su padre era en realidad El Santo, aquel enmascarado que luchaba en arenas prohibidas para menores de edad.
Me pidió que guardara el secreto. Al poco tiempo le tocó luchar en la Arena Coliseo contra Black Shadow y quitarle la máscara. Fue el 7 de noviembre de 1952, lo vi por la televisión. Mi papá me contaría que aquella noche tuvo una de sus mejores luchas, pero que Black Shadow no quiso entregarle la máscara”.
Dese entonces, Alex se convirtió en confidente de aquel encapuchado y supuesto agente vendedor. “A los 14 años me sacó un permiso para conducir y lo acompañé a las luchas, a los estudios de cine y a que le hicieran sus máscaras. En casa, yo me ponía sus máscaras y capas. Jugaba a ser El Santo, aunque afuera tuviera que guardar el secreto del señor Rodolfo Guzmán”.
Unos años más tarde, Alejandro se haría adolescente y llegaría a trabajar de extra en algunas películas de su papá. “Varias veces la hice de second en su esquina y hacía los doblajes de las salidas y llegadas de El Santo en su auto deportivo. Claro que me ponía el traje plateado”.
Alejandro conocería momias, mujeres vampiro y científicos asesinos fuera de la filmación. Descubriría que las cavernas y ataúdes eran de cartón y que los murcielaguitos tenían hilos. “Eran murciélagos rústicos, pero aquello llegó a ser mágico”.
A los zombies y las mujeres vampiro les siguieron muñecos de cera, marcianos, mostruos y cazadores de cabezas. Más tarde la momia y Frankenstein, hasta aliarse con Blue Demon para pelear contra Drácula y el Hombre Lobo.
Explica don Alejandro que su papá le prohibió subirse al cuadrilátero, cuando el joven quiso ser luchador. “Y cuando me pidió que tomara su lugar, yo ya estaba grande, casado y con dos hijos. A los 30 años ya no era igual”.
Aún así se pone la máscara plateada, cada vez que quiere recordar a El Santo. “El día que murió, traía puesta esta máscara. Yo se la cambié por otra, en el hospital Mocel. ¿Qué si lo he soñado?, muchas veces. Pero nunca trae puesta la máscara. Al que yo sueño es a Rodolfo Guzmán”.
Y lo recuerda cantando las canciones de Javier Solís o comiendo los 10 hermanos con don Rodolfo y su esposa Maruca.
Y una pequeña confesión sobre aquel encapuchado que acabó con las momias, mujeres vampiro y otros monstruos de peluche. “A mi papá nunca le gustó estar solo en los panteones”.
Tinieblas
“Me convertí en momia”
Eran tantas las ganas de hacer una película con El Santo, que Tinieblas aceptó convertirse en Satán, la momia de dos metros de altura que sembró el pánico en Santo vs. Las momias de Guanajuato (dirección de Federico Curiel/1970). Lo cuenta a la distancia el gigante enmascarado, quien con gusto firma autógrafos como Satán, cuando alguien le recuerda aquel episodio de su carrera en el cine de luchadores y seres de espanto.
Hicimos la película de Campeones Justicieros con Blue Demon, Mil Máscaras, Black Shadow y yo (como Tinieblas), entre otros. Luego me enteré que harían otra donde invitaron a El Santo, Mil Máscaras y Blue Demony yo quería aparecer con ellos. Sólo que el productor me dijo que no había lugar para mí. También me dijo que necesitaban una momia gigante, yo mido 1.90 metros de estatura y pues acepté el papel. Me llamaron Satán, una momia gigante que cobraba vida en Guanajuato y había luchado hace 100 años con un antepasado de El Santo. Me pusieron zapatos con 10 centímetros de más, para aumentar mi tamaño”.
El veterano de 77 años de edad recuerda que “un día estábamos grabando en el panteón Aurora y, vestido de momia fui al baño. Cuando regresé al lugar, la combi que nos trasladaba se había ido. Así que tuve que atravesar el cementerio hasta la puerta principal. Era de noche, estaba cansado y con aquel disfraz. Casi al llegar a la puerta, había una señora haciendo café. De pronto me ve, imagínate el susto. La señora alcanzó a gritar ¡Ave María Purísima! Tardó en entender lo que ahí ocurría”.
Lorena Velázquez
“Vampiritos con hilos”
A la actriz Lorena Velázquez le siguen preguntando si fue la novia de El Santo. Si en realidad fue mujer vampiro. Ella se mira en el espejo y aparece aquella mujer de vestido plateado y colmillos, la que mandaba a sus chicas a acabar con el Enmascarado de Plata. “Se convertían en murciélagos y me daba mucha risa, pues se veía el hilito que jalaba a los vampiritos”.
Santo vs. las mujeres vampiro se filmó en 1962 y fue la favorita de Rudy Guzmán. Lorena Velázquez había estudiado en Bellas Artes y no tenía pensado aparecer en ese filme, al lado de enmascarados. Hombres sin rostro. “Mi hermana (Tere) me pedía que no lo hiciera, pero mi papá me dijo que pidiera más dinero y así, seguro me daban las gracias. Fui con el productor y le dije: quiero siete veces más lo que me ofreciste. El productor se volteó enojado y me dijo ‘está bien’. ¿Y ahora, qué hago?, pensé. No me quedó otra que convertirme en mujer vampiro, algo que me sigue hasta estos días”.
Lorena Velázquez se convietió en la mujer vampiro de las películas mexicanas, además de Venusina en películas con El Piporro. “Son películas de culto y que sirvieron de inspiración en el extranjero, a pesar de no contar con la tecnología de ahora. Me hubiera gustado que la película de El Santo vs. las mujeres vampiro se hubiera grabado en estos tiempos. Los vampiros se multiplicarían por mil”.
Aunque reconoce que los murciélagos con hilos y las mujeres con colmillos hicieron época y “hasta la fecha se siguen viendo en la televisión. Al enmascarado le vi el rostro hasta en la quinta película que filmamos juntos. Todavía me preguntan si fui novia de El Santo”.
Cortesía; http://www.excelsior.com.mx y JC Vargas
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