Espero que cada uva que coman la noche de este domingo 31, esté acompañada de un buen propósito y que sus deseos se materialicen
Recuerdo que cuando quería decirme algo, mi padre siempre me preguntaba si había novedades. Y esa era su mejor manera de iniciar una conversación, ya que era un hombre de pocas palabras y regularmente iba al grano. Recuerdo que pasábamos por una etapa muy difícil en nuestra familia, ya que mi madre había fallecido en el mes de junio de aquel año de 1981 y ese diciembre era la primera Navidad y el primer Año Nuevo sin ella. Mi padre, con sus lentes oscuros para ocultar las lagrimas, me dijo que la vida debía seguir su curso, que yo tenía que ser muy valiente para enfrentar este y cada obstáculo o dificultad que el destino pusiera en mi camino.
Y tenía mucha razón, porque la vida no es fácil y no lo ha sido para mí. Estoy convencido de que para intentar encontrar la verdadera felicidad es sumamente importante dejar atrás el pasado, no angustiarnos por el futuro y disfrutar únicamente el momento presente. ¡El aquí y el ahora!
En la vida siempre experimentamos cambios, nacemos y morimos, conocemos el día y la noche, la luz y la oscuridad, el bien y el mal, el principio y el fin; de esa manera vamos transitando por este mundo.
Yo, igual que todos ustedes, he vivido en mi existencia diferentes momentos, conociendo lo que significa la alegría y la tristeza, así como el triunfo y la derrota, la soledad y la compañía.
He tenido que aprender desde muy pequeño a cerrar ciclos, aprender lo que es el desapego, el soltar, el dejar a ir, tanto cosas materiales como personas queridas y hasta mis mascotas que han sido parte de mi familia también. Sé que en su momento sufrí al dejar mi primer hogar, el primer juguete, la escuela, mis primeros amigos... Y así vamos aprendiendo a conocer lo nuevo que la vida nos tiene preparado.
La llegada de un nuevo año siempre trae consigo nuevas ilusiones, esperanzas, propósitos, metas, proyectos y un sin número de ideales que deseamos alcanzar. Sin embargo, cuando nos proponemos metas demasiado complejas es muy difícil cumplirlas al cien por ciento, pero aún así todo lo que nos planteamos en la vida podemos lograrlo. No hay imposibles para lo que se quiere verdaderamente y lo importante es saber pedir al universo para que nuestros deseos para este nuevo año sean alcanzables.
Haciendo un recuento del 2017, haber luchado en compañía de mi hijo es una de las cosas más importantes que me pasaron este año. Y agradezco a Dios y a la vida lo afortunado que soy por haberme dado esta oportunidad.
Además de la lucha libre que es mi pasión, estoy rodeado de amor y diariamente recibo muestras de cariño de mi familia, mis amigos, de todos los nuevos aficionados y de aquellos que me han acompañado desde su niñez a lo largo de mi carrera.
Así que estos días de diciembre son ideales para la reflexión y estoy consciente de que estoy iniciando una nueva etapa en mi vida. Esto es referente a mi edad, a mi madurez como hombre, a la realización de cada uno de mis sueños, a mi búsqueda, a mis propósitos y a mis convicciones.
Hoy es un buen día para sacar lo mejor de nosotros y ser felices con lo que sí tenemos. Revisemos qué tanto hemos logrado a nivel personal y qué tanto hemos aportado a la vida de otros y a nuestro mundo. Hagamos una pausa para ver el camino andado y preguntarnos si lo que hacemos es realmente lo que queremos y si nos lleva o llevará hacia donde queremos ir. Espero que cada uva que coman este domingo 31, por la noche, esté acompañada de un buen propósito y que sus deseos se conviertan en planes y proyectos concretos, que empiecen a ejecutarlos de inmediato y no los dejen para mañana. Empecemos por la familia, lo emocional y lo espiritual porque estando bien en estas áreas podemos estar bien en la profesional y económico.
Envío una felicitación muy especial a mis compañeros de El Grafico, columnistas, editores, directores, voceadores y a todos lo que en general hacen que éste sea un gran equipo y que siempre me han hecho sentir en casa. Y a ustedes lectores, que sin su preferencia nada sería posible, les deseo un excelente año 2018. Gracias a Dios y a mi familia por un año lleno de salud, unión, amor y éxito.
Y para ti, ¿cuáles son tus deseos para 2018?
Nos leemos la próxima semana, para que hablemos sin máscaras.
El Hijo del Santo
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