Los antecedentes
1La
cultura popular se ha nutrido de héroes. Figuras míticas e inmaculadas
dispuestas a luchar por la libertad moral, social e incluso política de
un pueblo (llámese Troya, Estados Unidos, Ciudad Gótica o
México). Está claro que estos personajes heroicos sólo pueden pertenecer
al mundo de la fantasía y de la ficción ; se trata de mitos que han
pasado de la tradición oral a la historieta y de ésta, al cine y la
televisión.
2No
obstante, a falta de buenos héroes del comic nacional en la pantalla, la
cinematografía mexicana encontró en el cine de luchadores la mejor
opción para rescatar el antiquísimo enfrentamiento entre el Bien y el
Mal. La lucha libre llegó de hecho a nuestro país en los años 1930, pero
fue una década después cuando ese espectáculo acrobático –mezcla de
juego teatralizado y combates cuerpo a cuerpo en la lona de los
encordados– tomó gran fuerza. El Cavernario Galindo, el Médico Asesino,
Gardenia Davis, el Tarzán López, el Murciélago Velázquez, Gori Guerrero o
Enrique Llanes, empezaron a adquirir no precisamente poderes
especiales, pero sí un status de culto particular. Sin embargo, ninguno
como Santo, el enmascarado de plata, un verdadero mito de la cultura
popular. Un genuino icono nacional que bien puede ser comparado tanto
con las calaveritas de azúcar como con la Virgen de Guadalupe.
Affiche de Santo el enmascarado de plata contra la invasión de los marcianos (1966) de Alfredo B. Crevenna
3Rodolfo
Guzmán Huerta, alias El Santo, quien debuta con su característica
máscara en 1942, había luchado desde mediados de los años 1930 bajo
distintos nombres como Constantino, Hombre Rojo o El Murciélago
Enmascarado II. A lo largo de su carrera consiguió trascender a toda
crítica o manipulación comercial para convertirse en un mito fílmico
quizás tan grande como Pedro Infante, Cantinflas, Tin Tan o María Félix.
4Por
cierto, la lucha libre empezaba a popularizarse con la llegada de la
televisión a principios de los cincuenta y ello coincidía con el debut
del Santo como héroe de papel color sepia en la célebre fotonovela
firmada por José G. Cruz de la que se llegaron a vender más de un millón
de ejemplares a la semana.
El cine de la lucha libre
5Es justo en 1952 cuando se realizan las cuatro primeras cintas mexicanas de luchadores. Entre ellas cabría destacar La bestia magnífica,
dirigida por Chano Urueta y protagonizada por un par de actores de
culto del género : Crox Alvarado y Wolf Ruvinskis, ambos con experiencia
en la lucha libre. Los acompañó un elenco que incluía a Enrique Llanes,
el Cavernario Galindo, Guillermo Hernández Lobo Negro y Fernando Osés,
entre otros. Este último se convertiría posteriormente en un pilar
básico del género y en especial de los filmes del Santo, ya sea firmando
los guiones o actuando como villano.
6A su vez, el esbelto y cómico bailarín Adalberto Martínez, Resortes, se erguía en la lona en El luchador fenómeno, de Fernando Cortés. Y David Silva encarnaría al célebre Huracán Ramírez
en la película del mismo nombre bajo la dirección de Joselito
Rodríguez. Finalmente, el filme de luchadores más importante de1952 es
sin duda El enmascarado de plata, de René Cardona, escrita por Ramón Obón y José G. Cruz, creador de la historieta homónima. De manera insólita, el mito de El Santo no lo inaugura Rodolfo Guzmán, sino otro luchador : El Médico Asesino.
7Estos
cuatro primeros ejemplos del cine de luchadores en nuestro país
retoman, entre otros temas, el melodrama familiar, el sexo amoral, el
humor, la amistad viril, la lucha libre y el suspenso. Sin embargo, el
género acabaría inclinándose por la vertiente de esta última película,
es decir, explotando la imagen del justiciero oculto bajo una máscara
enfrentado a científicos locos, monstruos de quinta, alienígenas
cachondas hechiceras, hampones y más, en un divertido registro entre el
humor involuntario, el horror fantástico, el suspenso policiaco y los
combates cuerpo a cuerpo.
8De
alguna manera, este nuevo género venía a suplir en plena efervescencia
moralista al cine de cabareteras. Los vestidos de brillante satín se
reducían a llamativas máscaras ; las secreciones habituales eran
cambiadas por el sudor y la sangre, y los colchones desvencijados de los
hoteles de paso se trucaban en la lona de un cuadrilátero.
Precisamente, la fuerza del género radica en ese híbrido entre el
melodrama, la ciencia ficción, el horror y la comedia, sus mezclas
genéricas y sus insólitos anacronismos que llevan al propio Santo al
centro de la Atlántida, al universo del western, al interior de una nave
marciana y a recuperar el mito de su máscara plateada regresando a los
tiempos de la Colonia... ¡Wow !
Santo. La leyenda continua
9El Huracán Ramírez y El Enmascarado de Plata abrirían la veta de los héroes enmascarados en el cine nacional como lo demuestra La sombra vengadora
y tres secuelas más realizadas en 1954 por Rafael Baledón y
protagonizadas por Armando Silvestre, Pedro de Aguillón –su patiño
cómico–, Alicia Caro y Fernando Osés en el papel del enigmático luchador
justiciero La Sombra. Sin embargo faltaba un verdadero ídolo popular en
las pantallas, más aún con el deceso de varias estrellas fílmicas
veneradas por el pueblo como eran Jorge Negrete y Pedro Infante. Es
entonces cuando surge Santo, el enmascarado de plata.
10Notable
campeón de lucha libre, Santo protagonizó más de 50 películas y se
convirtió en el líder espiritual de un subgénero que rebasa los 300
títulos de 1952 a la fecha. Nacido en Tulancingo, Hidalgo, en 1917,
Rodolfo Guzmán Huerta debutó con su característica máscara plateada en
julio de 1942 y luchó durante 44 años consecutivos de los cuales 25 de
ellos los dedicó a una de las más singulares carreras cinematográficas
que se tenga memoria.
11El
héroe enfrentó por igual a marcianos y a inquisidores, a brujas quemadas
en la hoguera y a mujeres vampiro. Drácula, La Momia o Frankenstein no
escaparon a sus quebradoras ni a sus patadas voladoras, en filmes que
iban y venían entre una suerte de James Bond del subdesarrollo y el cine
fantástico más escapista. Sus cintas de acción no podían detenerse en
ninguna lógica o coherencia narrativa, sin embargo, el azar consiguió
que Santo atravesara las fronteras causando asombro en países como
Francia, España o Líbano, sobre todo en estos dos últimos donde se le
reconocía como un fantástico superhéroe justiciero.
12Un
estrangulador que operaba en el Teatro Variedades, marcianos invasores
que llegaban en un plato de cocina al Centro Deportivo de la Magdalena
Mixhuca, cazadores de cabeza, jinetes del terror, un Drácula aficionado a
los senos descomunales en la versión fílmica de exportación, mujeres
vampiro de una “cachondez” perturbadora, muertos resucitados,
secuestradores y asesinos de otros mundos, la Llorona, e incluso una
Tigresa humana (la aguerrida y futura diputada Irma Serrano), midieron
sus fuerzas con El Santo.
Santo contra la invasion de la pantalla
131958 es un año clave en la historia del género. Santo contra el cerebro del mal y Santo contra los hombres infernales,
ambas de Joselito Rodríguez, marcan el inicio del más grande mito del
género y la creación de una leyenda afincada, como se ha dicho antes, en
el ring, la historieta y la televisión. Filmadas en Cuba, con más
intenciones turísticas que de suspenso y producidas con un presupuesto
paupérrimo, esta serie de dos películas realizadas con una torpeza
alarmante, muestra ya en estado embrionario el rumbo que el género y los
mismos filmes del Santo tomarían.
14Escritas
por Enrique Zambrano y Fernando Osés –este último, por cierto,
interpreta a La Sombra vengadora y aquí aparece como un luchador, El
incógnito– las dos primeras cintas de El Santo, en las que
enfrenta, respectivamente, a un doctor criminal e hipnotizador que
encarna Joaquín Cordero y a unos traficantes, pasaron inadvertidas
durante su estreno en los cines Colonial, Cosmos e Insurgentes en 1961.
De hecho, corrieron con más suerte las películas protagonizadas por
Neutrón, el enmascarado negro, dirigidas por Federico Curiel y
estelarizadas por Wolf Ruvinskis y Julio Alemán.
15Sin
embargo, Santo tuvo la suerte de llegar en un momento preciso, cuando
el cine nacional se debatía en su peor crisis financiera y temática al
término de la llamada “época de oro”. Con el inicio de los años 1960, el
cine de luchadores llegaría a la edad adulta a pesar de sus tramas
infantiles y Santo protagonizaría veinticuatro de los filmes realizados
en esa década, superando a todas luces el surgimiento de otros
justicieros enmascarados e imitadores como Blue Demon, Mil Máscaras o el
ridículo Superzán.
16En 1961, el enmascarado de plata accedía a la producción regular con técnicos de la STPC (Sindicato de directores) en Santo contra los zombies,
de Benito Alazraki, enfrentando a muertos vivientes del más allá,
enfundados en ridículas mallas, que robaban la joyería Plateros. “¿Y
éste es el que nos va a ayudar ?”, se pregunta la atractiva Lorena
Velázquez cuando conoce al Santo en la arena.... “Es el mejor aliado del
bien y la justicia”, responde enfático Jaime Fernández, detective de la
policía.
17En
el filme se aprecian increíbles vistas nocturnas de un fantasmal
Viaducto Miguel Alemán así como de la Avenida Insurgentes Sur, sin
faltar el número musical con bongos y bailarina exótica con poca ropa
incluida. Santo se enfrenta al villano Carlos Agosti –tío de la
Velázquez en el filme– quien oculto bajo una capucha revive delincuentes
para llevar a cabo sus siniestro planes. A destacar la estética de
comic y la unión de dos célebres divas : Lorena e Irma Serrano en sexy duelo de lunares.
18De Santo contra los zombies se traslada al universo del western en Santo contra el cerebro diabólico, al laboratorio de un maniaco científico en Santo contra el rey del crimen, y resuelve ese mismo año de 1961 los crímenes acaecidos en una zona arqueológica del estado de Morelos en Santo en el hotel de la muerte.
En la segunda de esta trilogía emprendida por Federico Curiel aparece
un relevo generacional : la trama se inicia con un niño de diez años
–por cierto uno de los hijos del director Pichirilo Curiel– quien se entera de que le tocará ser el Santo al llegar a la mayoría de edad.
19En Santo contra el cerebro diabólico
conviven de manera insólita lo urbano y lo rural y, en medio de ello,
un héroe fuera de este mundo incapaz incluso de acceder a los placeres
de la carne ; una lástima considerando el cuerpazo y la belleza de la
sensual Ana Bertha Lepe que recibe al final varias nalgadas por parte de
su novio Fernando Casanova, luego de sufrir los lujuriosos embates del
villano Luis Aceves Castañeda. Aquí, Santo cabalga a campo traviesa y su
capa ondea cuando viaja a bordo de su auto deportivo en plena provincia
mexicana. La mejor escena del filme es aquella donde Santo consigue
detener con la fuerza de su cuerpo –cual Supermán nacional– una avioneta
a punto de despegar.
20Para 1962, con una delirante cinta de horror camp llegaba la internacionalización de Santo. Se trata de la célebre, Santo contra las mujeres vampiro
de Alfonso Corona Blake. En la tradición del mejor cine gótico de los
años 1950 y 1960 –en particular el cine del italiano Mario Bava– no
faltan el castillo en ruinas, las telarañas de cajón, las tumbas
abiertas y las inquietantes mujeres vampiro asépticamente lesbianas que
mostraban de manera seductora sus curvilíneos cuerpos envueltos en
túnicas blancas y vaporosas, como lo muestran las guapas actrices Ofelia
Montesco y Lorena Velázquez en el papel de Zorina, la gran reina a
quien se pretende revivir. Perversión e ingenuidad en un solo boleto
similares a otros relatos de curioso sadomasoquismo como Santo en el museo de cera (1963).
21De
simple luchador justiciero con rudimentario laboratorio repleto de
probetas, alambrones, foquitos de colores, agua hirviendo y demás
parafernalia de cinco centavos, sin faltar el fiel mayordomo al estilo
Alfred, Santo empezaba a trastocarse en héroe policiaco con auto
deportivo y sofisticados equipos de radiocomunicación –reloj luminoso de
señales, pantalla de video-teléfono y más– en su incansable lucha
contra las fuerzas del Mal. El personaje austero y humilde ídolo del
ring se convertía en una suerte de agente secreto que colaboraba incluso
con la CIA y la Interpol. Perdía cierto toque humano pero iba ganando
en espectacularidad.
22Al
mismo tiempo, Santo empezó a obtener más dividendos por contrato de
película y en el camino fue dejando a varios productores avorazados
interesados tan sólo en explotar la fórmula con poco dinero. A Santo se
le prometía siempre la gran superproducción –ésta llegaría a fines de su
carrera en Santo contra el Doctor Muerte (1973), rodada en
España. Incluso llegó a aceptar un sueldo muy bajo en contraste con los
grandes ingresos en taquilla que sus películas percibían, y tuvo que
soportar una campaña en su contra que incluyó a competidores como Jorge
Rivero (El Enmascarado de Oro) y principalmente a Blue Demon, quien
debutaba en el cine con El demonio azul, en 1964.
23Santo, el enmascarado de plata dio la alternativa al Demonio Azul en la segunda de la serie titulada, Blue Demon contra el poder satánico, al aparecer en una actuación especial. A Santo y
sus seguidores, el nuevo héroe poco los impresionó y El enmascarado de
plata lo celebró con un par de trabajos insólitos por lo arriesgado de
sus argumentos : Atacan las brujas y Santo y el hacha diabólica
(1965), ambas de José Díaz Morales. En las dos películas, el héroe
combate a brujas del siglo XVII, y en la segunda, es enviado a los
tiempos de la Inquisición para enfrentar al enigmático Enmascarado Negro.
Ahí descubre que su máscara proviene de ese tiempo y se vuelve
indestructible con la palabra “abracadabra”, inscrita en su máscara
plateada. ¿Original, no ?
Primer número de nueva historieta sobre Santo el enmascarado de plata, editada por el Hijo del Santo, principios años 1990
24Con
la revolución de los años 1960, el sexo se ponía de moda y con ella las
películas del Santo no podían desperdiciar la ocasión para exhibir en
el extranjero los celulíticos cuerpos de decenas de mujeres desnudas y
de algunas otras aspirantes a estrellas como Meche Carreño, quien filmó
los desnudos respectivos de Profanadores de tumbas para aparecer así como Dios la trajo al mundo en la versión de exportación titulada Santo contra el Baron Brákola.
En México, los filmes del enmascarado de plata se exhibían para todo
público debido a las grandes audiencias infantiles mientras que fuera
del país algunos de ellos se vendían como cintas soft porno.
25Santo contra la invasión de los marcianos, realizada por Alfredo B. Crevenna, es sin duda una antología del más puro delirio fílmico nacional. A ritmo del Rock del Timbal
interpretado por el Quinteto Maravilla, la cinta no sólo se ponía al
corriente en materia de ritmos modernos, sino también en apreciaciones
científicas respecto a los contactos extraterrestres de primer tipo. Por
tratarse de un país pacifista, los marcianos liderados por un tal Argos
(Wolf Ruvinskis) llegaban a la Tierra para experimentar con los humanos
y someterlos.
26Santo,
con la ayuda del profesor Ordorica, poco puede hacer para evitar la
maldad de los extraterrestres que asfixian y desintegran a sus víctimas.
Los marcianos cambian sus indumentarias de griegos por la de
luchadores, hablan castellano, por supuesto, y nutren a varios niños con
alimentos concentrados –no confundir con Corn Flakes. A Santo le
arrancan su máscara pero lleva debajo otra y lo mejor, consigue luchar
en el ring y salvaguardar la moral nacional al negarse a los embates
amorosos de las suculentas marcianitas que encarnaban Maura Monti y Eva
Norvind.
27Ya bajo la tutela de René Cardona –padre e hijo– las películas del Santo
se filman en color y los relatos de suspenso policiaco se acentúan.
Incluso, se le hace acompañar del galán Jorge Rivero como agente secreto
que conquista a las atractivas heroínas de sus relatos en películas
como Operación 67 y Santo en el tesoro de Moctezuma. A
partir de este momento, el enmascarado de plata asciende en la escala
social –recuérdese que lo mismo sucedió con los filmes de Cantinflas y
Pedro Infante– ; cuenta con un departamento de lujo, su laboratorio se
ha modernizado y ha dejado las capas y las mallas por los sacos sport y
los suéteres de cuello de tortuga, sin que falte su auto deportivo al
más puro estilo James Bond.
28Con aquellas, vale la pena citar la cinta Santo en el tesoro de Drácula
realizada en plena efervescencia estudiantil de 1968 por René Cardona.
El héroe enfrentaba al conde Drácula (Aldo Monti) y sus vampiras
ninfómanas. Aquí, no pasaba de ser un híbrido entre el horror y la lucha
libre con una breve carga de sexualidad sugerida. No obstante, en su
versión de exportación, el Santo fue borrado del título y la cinta se
exhibió como El vampiro y el sexo. Si en México las discípulas
de Drácula portaban sendas túnicas negras, aquí, se las abrían para
mostrar generosamente sus voluminosos pechos ; otro de los peligros que
más adrenalina hicieron derramar al enmascarado de plata.
29Luego de “sustos” como esos, Santo regresó al cine para niños en Santo contra Capulina, cinta
de culto nacional por excelencia donde se jugaba máscara contra
barriga. Después de esta experiencia, Santo no podía permanecer en
solitario ; tuvo entonces que hacer pareja con competidores como Mil
Máscaras y Blue Demon. Con este último comparte créditos estelares por
vez primera en Santo contra Blue Demon en la Atlántida (1969)
de Julián Soler. El resultado es de una hilarante torpeza : Santo,
agente secreto y luchador, llega a la Atlántida para rescatar a Blue
Demon quien se encuentra en estado de trance dominado por un loco de más
de cien años que amenaza con destruir a la Tierra. El órgano eléctrico del musicalizador Gustavo César Carrión adquiere aquí proporciones de delirio puro.
30Santo y el águila real
(1971), del insistente Alfredo B. Crevenna, es otra rareza que no puede
pasar inadvertida. El enmascarado se traslada a Cuautla en Morelos para
ayudar a su amiga Irma La Serrana a aclarar una serie de muertes
misteriosas que ocurren en su hacienda. El asunto no llamaría la
atención, a no ser porque la tal Irma es nada menos que la Tigresa Irma
Serrano, guapa y bravía, quien consigue opacar al luchador justiciero.
De hecho, El Santo parece tan sólo una comparsa ante los desplantes
folclóricos de esta mujerona apostadora, buena para el látigo y que le
canta en plan provocador al héroe quien no se atreve siquiera a besarla.
31Desafiando
a otros enmascarados y a hermosas superheroínas como Lorena Velázquez y
Elizabeth Campbell, que tuvieron su éxito momentáneo en una serie
iniciada en 1962 (Las luchadoras contra el médico asesino),
Santo alternó en los años 1970 con los ya citados Mil Máscaras y Blue
Demon. A su vez, dejó de ser el luchador de origen más bien humilde para
trastocarse en una suerte de agente secreto con máscara, rodeado de
chicas en bikini, vertiginosos y modernos vehículos y laboratorios más
sofisticados (con más foquitos prendidos y más papel de aluminio, nada
más).
32De
hecho, sus actuaciones son más bien breves en argumentos donde pesan más
las extravagancias de sus tramas : vudú, zombies y sacerdotisas en Santo contra la magia negra ; un médico loco que experimenta con cuerpos femeninos en Las bestias del terror
donde luce sus hermosas piernas y su bellísimo rostro Elsa Cárdenas,
quien, para fortuna del espectador, viste hot pants y atrevidos escotes.
Sin faltar los relatos de suspenso policiaco en Santo en oro negro y Santo contra los secuestradores, ambas de Federico Curiel Pichirilo con la atractiva vedette Rossy Mendoza.
33Después de recibir la ayuda de Irma Serrano, del boxeador José Ángel Mantequilla
Nápoles y del cómico Gaspar Henaine Capulina, entre otros, el Santo en
plena decadencia llega todo maltrecho al fin de su carrera hacia 1981 en
Santo contra el asesino de la televisión y La furia de los karatekas que
poco tiene que ver con artes marciales y mucho con esoterismo,
astrología y profecías. Por cierto, ese mismo año, el enmascarado de
plata dejaba el cine y era suplido por su propio hijo en Chanoc y el hijo de El Santo contra los vampiros.
Las referencias
34Con
la muerte de Santo, ocurrida en la ciudad de México el 5 de febrero de
1984, no sólo murió una leyenda, sino que se acabó uno de los subgéneros
más insólitos en la historia de un cine genuinamente mexicano. Por
supuesto, siguieron algunos brotes y se intentó resucitar a algunos
héroes como Los Campeones Justicieros, entre ellos Tinieblas o El Rayo
de Jalisco y más recientemente El Místico ; sin embargo, a la sombra de
ese extraño cine, aparecen otras opciones del género que van de la
reflexión a la parodia tras uno de los mitos de culto fílmico nacional.
35En 1978, mientras Rogelio Guerra se convertía en El Ángel del silencio y Santo enfrentaba al terror de la frontera, era parodiado en la anodina Sancho el enmascarado de lata contra el doctor Poca Cola de un tal Alberto Tejeda. A su vez, antecedente directo de esa curiosidad del nuevo cine nacional como lo es La leyenda de una máscara de José Buil, es el mediometraje Adiós, adiós ídolo mío, realizado por el propio Buil en 1982 durante su estancia en el Centro de Capacitación Cinematográfica.
36Protagonizada
por Agustín Silva, Fuensanta Zertuche y Evangelina Sosa, la cinta es
una parodia crítica, cruel e irónica, sobre la figura de Santo, el
enmascarado de plata. Pepe Buil intenta desmitificar la leyenda del
héroe justiciero al narrar la decadencia del personaje y abre con una
excelente reconstrucción de los viejos noticieros fílmicos de los años
1960 narrada por Fernando Marcos con su peculiar estilo. El asunto
provocó el enojo de la familia Guzmán, en particular del famoso Hijo del
Santo, quien más tarde alabaría el debut de Buil en el cine industrial.
37Olmo Robles
(Damián Alcázar), oscuro y alcohólico reportero de una revista
deportiva, es comisionado para investigar la verdadera personalidad del
recientemente fallecido Ángel enmascarado (Héctor Bonilla), célebre luchador, héroe de películas malechotas e historietas. Robles
se dedica a investigar a los personajes claves en la vida del ídolo y
recoge los testimonios de la esposa (María Rojo), la amante (Gina
Morett), el argumentista y editor (Héctor Ortega), el productor y muchos
otros. Descubre que el héroe no ha muerto y que una sucia intriga
manipula la verdad.
38Se trata de La leyenda de una máscara, un afortunado intento de parodiar el cine de luchadores y sus héroes, principalmente al Santo. Buil aprovecha los recursos expresivos del comic y recurre a la estructura de El ciudadano Kane en esta farsa que revalora la figura de El Santo
y el medio en el que participó. El realizador, respetuoso de la
leyenda, no se burla de ésta ; al contrario, su sátira va dirigida hacia
el medio que se lucra con los héroes deportivos.
39Más
de cincuenta películas, una insólita serie de historietas y decenas de
especiales televisivos. Un record inigualable en los cuadriláteros para
un héroe que se rodeó de mujeres bellísimas de una “cachondez” fuera de
serie y que recibió el apoyo de los luchadores más famosos de un género
proclive siempre a los excesos, como lo confirman Fernando Osés,
Cavernario Galindo, Blue Demon, Nathanael León Frankenstein y otros.
Pero a fin de cuentas ¿quién es el Santo ? Para responder a esa pregunta
vale la pena citar el diálogo final de la película Santo contra los zombies en
voz de Dagoberto Rodríguez como el jefe Almada : “Santo es una leyenda,
una quimera. La encarnación de lo más hermoso : el bien y la justicia.
Ése es el Santo, el enmascarado de plata…”
Fotomontaje publicitario de la historieta original de Santo el enmascarado de plata. Ediciones José G. Cruz, 1960
Table des illustrations
Titre | Santo el enmascarado de plata contra la invasión de los marcianos (1966) de Alfredo B. Crevenna |
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Titre | Affiche de Santo el enmascarado de plata contra la invasión de los marcianos (1966) de Alfredo B. Crevenna |
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Titre | Historieta editada por Ediciones José G. Cruz, 22 de marzo de 1977 |
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Titre | Affiche de Santo contra los zombies (1961) de Benito Alazraki |
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Titre | Foto de rodaje. Operación 67 (1967) de René Cardona |
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Titre | Affiche de Santo contra el cerebro del mal (1958) de Joselito Rodríguez |
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Titre | Las momias de Guanajuato/ Santo contra las momias de Guanajuato (1970) de Federico Curiel |
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Titre | Santo en el tesoro de Drácula / El vampiro y el sexo (1968) de René Cardona |
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Titre | Primer número de nueva historieta sobre Santo el enmascarado de plata, editada por el Hijo del Santo, principios años 1990 |
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Titre | Foto publicitaria finales 1960 |
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Titre | Santo en el tesoro de Drácula / El vampiro y el sexo (1968) de René Cardona |
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Titre | Santo en el tesoro de Drácula/El vampiro y el sexo (1968) de René Cardona |
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Titre | Revue Cine Mundial, circa 1969 |
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Titre | Affiche de Santo y Blue Demon contra Drácula y el Hombre Lobo (1972) de Miguel M. Delgado |
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Titre | Fotomontaje publicitario de la historieta original de Santo el enmascarado de plata. Ediciones José G. Cruz, 1960 |
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Pour citer cet article
Référence papier
Rafael Aviña, « Santo, el enmascarado de plata », Cinémas d’Amérique latine, 19 | 2011, 25-31.Référence électronique
Rafael Aviña, « Santo, el enmascarado de plata », Cinémas d’Amérique latine [En ligne], 19 | 2011, mis en ligne le 01 décembre 2011, consulté le 22 mai 2015. URL : http://cinelatino.revues.org/975Auteur
Rafael Aviña
Egresado de la licenciatura en
Comunicación Social por la UAM-Xochimilco y de la primera generación de
la Escuela de Escritores de la SOGEM. Columnista del diario Reforma
desde 1997 especializado en cine y criminalidad, ha sido también
investigador de la Cineteca Nacional, Filmoteca de la UNAM y dirigió el
Cine Club del INBA. En 2005 ingresa al Sistema Nacional de Creadores de
Arte en el área de Letras. Es autor de 15 libros entre ellos : Asesinos
seriales. De la nota roja a la pantalla grande ; El cine de la
paranoia ; Una familia de tantas : el cine social en México ; David
Silva, Un campeón de mil rostros –ganador del Premio CANIEM a Mejor biografía– y ¡Aquí está su pachucote… noooo ! una biografía de Germán Valdés. Es autor del guión de largometraje Borrar de la memoria, dirigido por el cineasta Alfredo Gurrola en 2009
Cortesía: http://cinelatino.revues.org
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