lunes, 18 de mayo de 2015

Lizmark Jr. estrena su título pesado

El luchador asegura que el pancracio mexicano necesita de un cambio para volver a ser el centro de atención. Quiere desenmascarar a Octagón 

CIUDAD DE MÉXICO, El luchador mexicano Lizmark Jr. ganó el cinturón de peso completo de la AIWA, mismo que estrenó ante las cámaras de ExcélsiorTv en el programa Adrenalina Excélsior.
El luchador de segunda generación aseguró estar feliz por ser su primer título obtenido en suelo mexicano.
“Estoy muy contento, porque debo decir que realmente es el primer campeonato que gano aquí en México. Tengo un campeonato en Estados Unidos de la empresa de lucha libre USA Masked Warriors, así que actualmente también soy campeón de peso completo allá. Después de 22 años de carrera estoy estrenando cinturón aquí y en Adrenalina”, explicó emocionado.
Sin embargo, Lizmark Jr. está convencido que a la actual lucha libre mexicana le hace falta un cambio para volver a ser el centro de atención de la afición.
“No sé porque cayó tanto la atención hacia la lucha libre mexicana, porque es cierto que solamente a partir del morbo del deceso de mi compañero Pedro Aguayo fue que se centraron las cámaras a la lucha libre mexicana de nuevo. Es una realidad que están poniendo mucha atención a la lucha estadunidense, pero desconozco si el público mexicano está buscando que la lucha vuelva a sus raíces o están buscando innovación. Quizá el exceso de vuelos que hay en la lucha actualmente podría afectar, no lo sé, pero sí creo que la lucha requiere algún tipo de cambio”, consideró.

¿Te parece que la lucha área está perjudicando el interés de la afición?

Así es, hay muchos jóvenes que hacen unas cosas increíbles arriba del ring y hacen que la lucha libre aérea esté evolucionado muchísimo, pero yo creo que también, como se dice por ahí, todo abuso es malo y creo que han abusado de este tipo de lucha.
El campeón de peso completo de la AIWA consideró que sigue siendo injusto que se le reste valor al deporte del pancracio, ya que es una realidad que todos los luchadores exponen sus propias vidas con el único objetivo de desarrollar un espectáculo que divierta al público.
“Por ejemplo, mi padre (Lizmark) afortunadamente aún está aquí para contarlo, pero ese tipo de lesiones, como las cervicales, muchos luchadores no pueden aguantarlas. A mi padre, el ‘Terrible’ le aplicó un finisher y afortunadamente la lesión en las cervicales fue muy leve, porque en realidad el impacto fue en los músculos del cuello, fue una contractura muscular muy fuerte la que tuvo, pero gracias a Dios está aquí para contarlo”, recordó.
Hijo de tigre pintito, dice el dicho popular, por lo que Lizmark Jr. además del talento heredado también cuenta con su propia colección de huesos rotos.
“He tenido lesiones muy, muy fuertes: doble fractura en ambos tríceps y la más fuerte me dejó fuera del ring por año y medio. También tengo doble fractura del fémur derecho, en la tibia derecha y el peroné me cercenó los ligamentos del tobillo que me retiró por ocho meses”, relató.

Sin miedo a la muerte

Lizmark Jr. compartió la vida y el ring con el recién fallecido Hijo del Perro Aguayo, por lo que perder la vida en un encordado es lo que menos le quita el sueño. De hecho, está convencido que es lo que mejor le puede ocurrir a un gladiador.
“En mi muy particular punto de vista, y puede ser que esto lo compartan muchos de mis compañeros, cuando subes al ring realmente no subimos con la idea de que vamos a sufrir alguna lesión. Yo en cuanto escucho mi tema de entrada, el público aplaude y el anunciador dice mi nombre, me transformo por completo. El ring realmente se convierte en un moderno coliseo romano y nosotros realmente nos convertimos en gladiadores, así que si nos toca bajar sin vida del ring sería una forma de morir gustosa”, afirmó convencido el gladiador mexicano de grandes músculos y ojos rojos.

¿En realidad no les asusta morir en el ring?

“A mucha gente le podrá parecer algo muy loco esta idea, pero la pasión y el amor que tenemos por la lucha libre es la que nos mueve y nos hace subir al ring, aun a sabiendas de todos los peligros que conlleva una mala caída. Pero repito, es este amor que tenemos por la lucha lo que nos hace subir y entregarle al público todos nuestros conocimientos y entregar realmente nuestro cuerpo, porque estamos llenos de lesiones. El aplauso y los gritos nos alientan, son el alimento del luchador.
Lizmark Jr. hoy luce una gran melena, barba y ojos rojos que son su sello, pero antes portaba, como casi todos los gladiadores mexicanos, una máscara que le daba identidad. Sin embargo, el 28 de septiembre de 2007 la perdió en una lucha. Sensación que explica, es lo más parecido a perderlo todo.
“Realmente sientes que te están quitando una parte muy importante de ti, porque para nosotros como luchadores es nuestra cultura. De hecho, en Europa, Japón y Estados Unidos han intentado copiar el culto de las máscaras, pero solamente aquí en México es donde realmente se vive ese culto por la identidad secreta. Llevamos esa doble personalidad y de alguna manera te conviertes como en un tipo de súper héroe mexicano, que cuando te pones la máscara te conviertes en el personaje que está subiendo al ring y ya cuando te bajas y te la quitas eres una persona completamente normal, un padre de familia o un hermano como cualquier otra persona. Pero sí, sí fue muy doloroso cuando escuché mi nombre en el micrófono y me empezaron a quitar la máscara, pero somos luchadores profesionales y es una batalla de honor, así que tenía que entregar mi máscara.

¿A quién te gustaría desenmascarar?

A Octagón.

Cortesía: http://www.excelsior.com.mx,
Rebeka Zebrekos y Gerardo Martínez Gómez

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