La tradición del género negro es retomada en esta obra de teatro que aborda el espionaje nazi en México con personajes de todo tipo, desde empresarios y políticos hasta actores extranjeros
Más allá de las definiciones estético-teóricas, el teatro de Martín López Brie (Buenos Aires, Argentina, 1975), resalta por la capacidad para hacer tanto de su narrativa como de sus montajes un juego creativo y divertido.
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El joven escritor, dramaturgo, director, vestuarista e iluminador, con estudios en historia, realizados en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, busca la profundidad del discurso teatral en el planteamiento gozoso del ejercicio escénico.
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A la manera de los juegos de infancia, apela a la imaginación y a la necesidad de la convención (complicidad), que permite inventar mundos de gran sofisticación, con el uso de elementos de la vida cotidiana.
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En la obra El sapo y las minas de mercurio, López Brie aborda el género de la literatura negra. Desarrolla una trama detectivesca relacionada con un caso de espionaje en México, durante la Segunda Guerra Mundial, en la que habrían estado inmiscuidos personajes de todo tipo: empresarios, políticos y actores extranjeros, relacionados con el nazismo.
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El dramaturgo y director de la puesta en escena escribió esta obra, luego de observar que el piso de la nave principal de la catedral de Tampico, ostenta loseta con cruces gamadas, conocidas popularmente como suásticas, que identificaron al régimen nacionalsocialista de Adolfo Hiltler; colocadas durante una remodelación, auspiciada por un mecenas que habría puesto como condición el uso de ese material, para entregar recursos económicos.
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Con el talante de historiador, López Brie se hizo a la tarea de investigar en el tema del nazismo y los casos de espionaje que pudieron haber existido en México. Sin embargo, la obra El sapo y las minas de mercurio no es una representación realista, ni documental sobre el tema, sino un juego que recupera para el teatro la simbólica de la literatura y el cine negros.
Atravesado por el cómic y la narrativa detectivesca, con personajes cliché, como el agente matón del gobierno y el hombre común y corriente (antihéroe), introducido en la trama de intrigas por una mujer fatal, una “Mata Hari”, doble espía, quien usa el poder de sus encantos para convencer a sus oponentes, Martín López Brie dirige esta puesta en escena, que hace homenaje a Juan Orol y a Ed Wood, al mismo tiempo que denota la influencia del cine de los luchadores, como El Santo, Blue Demon, Mil Máscaras y El Huracán Ramírez, cuyo auge ocurrió a partir de 1958, precedido por el éxito que antes había tenido este género en la historieta.
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El sapo y las minas de mercurio es una obra que está cruzada por estas tradiciones, estéticas y, sobre todo, imaginarios. Una pieza contemporánea, que va hacia atrás, para generar profundidad en la perspectiva, en donde asoma la simbólica del mal. Lo que vemos es un montaje de viñetas, montadas con gran precisión y el uso de un humor negro que da fuerza a ese juego, en el que podemos encontrar reflejos políticos y sociales de la actualidad.
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López Brie utiliza la multimedia, pero evita las nuevas tecnologías. Las herramientas en escena, remiten a los años 70 y 80, con la proyección de transparencias, el uso de diapositivas en carrete, que muestran documentos que habrían sido recuperados a partir de una investigación seria, para hablar sobre el tema del espionaje nazi que tuvo lugar en México. De esta manera consigue dotar a su montaje de una estética retro, para conseguir el efecto de estar parados en una época pasada.
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La puesta en escena relata sucesos sobre una supuesta red de espionaje nazi, el tráfico y explotación ilegal de una mina de mercurio mexicana en el estado de Tamaulipas, experimentos químicos para el control de la voluntad humana y su explotación como fuerza de trabajo y, en todo este entramado, se ven inmiscuidos personajes de las fuerzas armadas, secretarios de Estado, celebridades de Hollywood y magnates internacionales.
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Autor de Órfico blues, Premio Nacional de Dramaturgia Gerardo Mancebo del Castillo 2005; El crimen del Hotel Palacio, Premio Nacional de Dramaturgia Manuel Herrera Castañeda 2007; El Culebra y Simón Bruma, entre otras obras, Martín López Brie dirige enEl sapo y las minas de mercurio a los actores Sofía Beatriz López, Ángel Luna y Alejandro Morales, quienes resultan altamente eficaces en la figuración de un teatro detectivesco, que sale bien librado en su complejidad interpretativa y lúdica.
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FOTO: El sapo y las minas de mercurio, escrita y dirigida por Martín López Brie, con la Cía. Teatro de Quimeras, actuaciones de Sofía Beatriz López, Ángel Luna y Alejandro Morales, escenografía e iluminación de Fabiola Hidalgo, vestuario de Indira Aragón, edición musical de Mike Brie y diseño gráfico de Diego Guadarrama, con el apoyo del Fonca, con duración de 120 minutos, ofrece su última función en el Teatro Benito Juárez (Villalongín 15, Cuauhtémoc), este domingo 6 de mayo a las 18 horas. / Cortesía Sistema de Teatros de la Ciudad de México
Cortesía: http://confabulario.eluniversal.com.mx y JUAN HERNÁNDEZ
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