El triunfo del Tri causó mucha alegría, pero una cosa es el gusto y otra el desgarrarte
Como a todos los mexicanos, a mí también me dio mucho gusto el triunfo de México sobre Alemania en el Mundial de Rusia 2018.
El domingo pasado fue un día de fiesta porque el Tri venció, nada más y nada menos, que a los campeones del mundo.
Pero como nunca falta un pelo en la sopa, no puedo dejar de mencionar ciertos acontecimientos que para mi gusto son absolutamente reprobables.
Si bien es cierto que en su debut la Selección ganó con un gol y un gran desempeño en la cancha, también lo es que algunos aficionados enloquecieron.
Su manera de expresar su alegría fue grosera y habla muy mal de nosotros como mexicanos.
De por sí tenemos, o más bien tienen muchos, muy mala fama en el extranjero. ¿Cómo se atreven a actuar de forma tan reprobable? ¿Les gustaría que cualquiera quemara nuestra bandera? ¿Les gustaría que la pisaran y la destruyeran quién sabe con qué fin?
¡Claro que no! Nos indignaríamos y seguramente hasta pediríamos al ministro de Relaciones Exteriores que solicitara una disculpa pública.
Entonces, ¿por qué se comportan así? ¿Qué ganan haciendo esos ademanes obscenos, sin gracia y tan ofensivos? ¿Qué mensaje estúpido quieren mandar al mundo con esas actitudes tan corrientes, en un evento tan importante y grande como la Copa del Mundo?
Apenas ha transcurrido la primera semana de este gran evento y México está dentro. Hay que comportarse allá en Rusia, en cualquier parte del mundo y aquí en nuestro país como gente inteligente, positiva y alegre.
Creo que debemos saber perder, pero también saber ganar. Hay mil maneras de mostrar nuestra felicidad, no demos una mala imagen de los mexicanos.
Por lo pronto, le deseo mucha suerte a nuestros seleccionados en su próximo encuentro y les mando la mejor de las vibras. ¡Yo sé que pueden llegar muy lejos!
Nos leemos la próxima semana, para que hablemos sin máscaras.
El Hijo del Santo
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