Yo fui forjado por una gran mujer, lo mismo que muchos de los deportistas, actores y escritores que ha dado México
Hoy no les hablaré como El Hijo del Santo. Les hablaré como el hijo de una maravillosa mujer que me dio la vida, porque al igual que para muchos de ustedes, la mamá es el ser humano más importante de nuestra existencia.
A lo largo de mi niñez y adolescencia, mi madre fue quizá la única persona que me acompañó en los momentos más alegres y también en los más tristes.
Siempre estuvo a mi lado en los eventos del colegio, cuando recibía un premio o en mi cumpleaños. Cuando yo le reprochaba a mi papá sus ausencias, ella lo justificaba diciéndome que él tenía que trabajar para que nosotros tuviéramos todo lo necesario para vivir cómodamente. Y esas cosas sólo las puedes entender cuando tu madre te lo explica con amor.
La amé cuando me enseñó a ser yo, a ser mi propio amigo; cuando me enseñó a cuidarme, a protegerme, a acompañarme, a confiar en mí con un ¡sí puedes! ¡tú vales! y ¡tú te lo mereces!
Cuando me enseñó a ser alegre como era ella, a pesar de que a veces la sorprendía secándose una que otra lágrima. Entonces me sonreía, se sentaba junto a mí y me platicaba viejas historias de su niñez. Conforme fui creciendo me inculcó valores eternos como la honestidad, la generosidad, el respeto, la fe, la responsabilidad, la caridad y la gratitud.
Jamás cambiaría mi niñez de la mano de mi madre acompañándola al mercado, llevándome al doctor, llamándome para llevar un bocado a aquellos que llamaban a nuestra puerta porque tenían hambre.
Hoy no puedo dejar de hablar de otras mamás que permanecen en el anonimato, pero que tienen un mayor mérito al haber formado hombres de bien.
Entre ellos están deportistas, artistas, periodistas, cantantes, escritores y aquellos que ponen el nombre de México muy en alto; hombres y mujeres triunfadores que no son precisamente famosos, pero que son el resultado de mujeres entregadas a los hijos y la familia.
Tampoco puedo dejar de mencionar a esas valiosas guerreras que tienen a estos pequeños con alguna discapacidad y que entregan su vida en cuerpo y alma para cuidarlos y protegerlos.
Hay mujeres muy valiosas y grandes profesionales, como la directora del diario El Gráfico, que comanda hace muchos años a un gran equipo de hombres y mujeres y que además es una excelente madre. Felicidades, querida Mary.
No dejaré de mencionar a las mujeres que han sido grandes madres sin haber engendrado un hijo, porque madre no es únicamente la que engendra sino también la que cría. A todas ellas: ¡Muchas felicidades!
Nos leemos la próxima semana, para que hablemos sin máscaras.
El Hijo del Santo
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