Foto: El Hijo del Santo, de 54 años, procura seguir los pasos de su padre. Archivo/ Bernardo Coronel
Las personas se van, no sus personajes. El primer premio nacional del deporte post mortem es para ¡El Santo! (Primera de cuatro partes)
Rodolfo era tan sensible que tuvo que decidir protegerse bajo una coraza a prueba de todo, aunque sin dejar de ser humano. Lo más parecido a la piel de las personas es la del cerdo, por su flexibilidad resistente, pensaba. Por eso, la trazó, cortó y zurció para usarla como rostro superior. El hombre quería ver tras la armadura sin olvidarse de sus sentimientos, y le dibujó ojos de lágrima.
“Marvel me comentó que El Hombre Araña estaba inspirado en la máscara de El Santo. El de Spider-Man es un personaje posterior que tiene en su máscara dos ojos en forma de gota”, cuenta tras su propia reja plateada El Hijo de El Santo.
“No es que pese vivir bajo la máscara, pero es un compromiso grande”, admite y se acomoda el asiento con lentitud. Le rodean retazos de memorabilia física, que resultan una abreviatura de la que almacena en su cabeza.
De entre la pedacería señala una vieja capa y una máscara con aperturas oculares mucho más grandes. El primer sucesor de la dinastía dice que es el primer uniforme de su padre, al que extra- ña a 34 años de su fallecimiento, cuando se le detuvo el corazón, pero agradece que no tuvo que morir desgastado de vejez.
“No me lo imagino cumpliendo 100 años o más, porque si algo no quería él era llegar a viejito. Era un hombre muy jovial, en su mente no existía la vejez. Realmente se fue entero. Falleció de casi 67 años, pero parecía un hombre de 52, por su óptimo estado físico”.
Spider-Man fue inventado por Stan Lee y publicado por primera vez en un cómic en 1962. El Santo nació para el pancracio nacional 20 años antes. Su hijo se lanza de la última cuerda: sospecha que también pudo inspirar a los productores de los filmes de James Bond, el Agente 007, que creó el novelista Ian Fleming en 1953, y quien igual se destacó como un justiciero seductor, acompañado de las mujeres bellas de la época.
HABRÍA CUMPLIDO EN 2017 UN SIGLO DE VIDA…
“Todos los 23 de septiembre celebramos en casa el cumpleaños de nuestro papá. No de El Santo, sino del señor Guzmán. Vienen recuerdos muy bonitos, mi mamá le hacia su mole rojo que le encantaba y su arroz a la mexicana, que guisaba delicioso.
“Cuando le preguntabas su edad sólo decía que ni El Santo ni el señor Guzmán tenían edad. Hasta que falleció, el 5 de febrero de 1984, descubrimos que había nacido en 1917”.
La charla es en el Café Shop del Hijo del Santo, un museo que provee a los fans las máscaras oficiales de tela de algodón en 250 pesos y las de licra en 900. También tiene carteles de sus películas, de sus luchas, las revistas con sus aventuras, que exhibe como piezas de colección. Ahí está su laboratorio de hojalata con foquitos de colores y el primer atuendo del súper hombre más noble, según el que recibió la estafeta con sus genes.
¿POR QUÉ DEFENDIÓ TANTO SU INCÓGNITO?
Fue hombre de extracción humilde, un niño que no careció de comida o techo, pero no tuvo lujos. Trabajaba en el campo, después se abrió paso en la Ciudad de México y se convirtió en luchador. De joven, procuró ayudar a su madre y a su familia económicamente, porque era huérfano de papá.
Se le volvió una obsesión cuidar su identidad, y también un sacrificio.
Cuando yo estaba en la universidad, había una comida en mi casa y él no salía, porque creía que mis amigos le tomarían una foto. Lo heredé, porque me cuido igual desde que debuté, en 1982, y trato de que nadie me conozca. Pero es algo que vale la pena y le inculco a mi hijo Santo Jr. para seguir este camino.
¿COMO UN SUPERHÉROE?
Para mí, sí era un superhéroe. Lo fue en la historieta y el cine, pero era mejor que los superhéroes de cómic, personas de grandes poderes o poder económico como Batman, que no vuela, pero tiene el dinero suficiente para fabricar su batimóvil y su baticueva. El Santo tenía tecnología, relojes, sus laboratorios. Fue muy devoto de la Virgen de Guadalupe y en la primera página de su historieta, dibujada por José G. Cruz, se encomendó a ella. Por eso mi padre se ganó al pueblo. Era de carne y hueso, su diferencia con los superhéroes de papel.
¿CUÁLES ERAN LOS SUPERPODERES DE EL SANTO?
Su inteligencia, su fuerza física y obviamente su tecnología y los autos veloces, que regularmente eran de dos plazas convertibles. Seducía a las mujeres, incluso a las enemigas. Algo tenía El Santo que las atraía.
Era un hombre en toda la extensión de la palabra, que luchaba por el bien, honesto y noble.
En sus películas hay escenas en las que puede matar a un enemigo ya sea hombre o mujer, y al final no lo hace. El Santo no mataba enemigos del más allá ni de este mundo.
A lo mejor eso enamoraba a sus enemigas, a las vampiresas o a las lobas y, obviamente, en la vida real a las actrices. Era caballeroso, dispuesto a convivir con la gente y firmar autógrafos. Siempre jovial, guapetón. Amó a María de los Ángeles, Maruca, mi madre.
¿A PESAR DE LA MÁSCARA?
Con la máscara creo que era más atractivo, pero sin ella también llamaba la atención, por su manera de ser.
¿TUVO TALÓN DE AQUILES?
La ingratitud y el correr del tiempo, que acabó con el ser humano que daba vida a El Santo.
¿SE DEBILITABA ANTE LA BELLEZA FEMENINA?
No, ya que estaba por debilitarse sonaba el reloj y lo necesitaban en otro lugar.
¿EN MÉXICO FALTAN HÉROES?
Puedo contestar en dos partes, antes y después de la desgracia del temblor del 19 de septiembre de 2017, como tras el de 1985. Vimos héroes por montón. Lo que no está bien es que estos héroes no permanecen. Necesitamos que sí lo hagan. Hoy requerimos a gente más comprometida y menos corrupta. Que con su actitud sean de verdad, con el valor para sacar a México adelante.
¿HACE FALTA EL SANTO?
Hace falta gente líder, que no sea de ficción. O sea que sí, hace falta alguien como El Santo, valiente e incorruptible, que lo único que le importaba era ayudar a su prójimo defendiéndolo del mal.
POR HÉCTOR QUISPE
Cortesía: https://heraldodemexico.com.mx/
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