Como siempre le doy las gracias a mi amiga la Dra. Janeth Peñafiel por enviarnos cada semana la foto de la columna del Hijo del Santo, Hablemos sin máscaras
Hace algunos años tuve
el honor de conocer personalmente a uno de los mejores escultores y
ceramistas contemporáneos de nuestro país. Me refiero al maestro José
Sacal, quien ha viajado exitosamente por el mundo con su obra y entre
su vasta colección se encuentra una bella y emblemática máscara de El
Santo realizada en aluminio, de 60 kilos de peso y dos metros de altura.
Dicha escultura, el
maestro la exhibió en julio del año 2011 en la estación del metro Pino
Suárez y fue admirada por más de cuatro millones de usuarios.
El maestro Sacal y yo
nos conocimos cuando me mostró esta máscara que amablemente puso a mi
disposición para exhibirla en donde yo decidiera hacerlo.
En un principio la
tuve una larga temporada en el Santuario, un espacio en mi casa donde
conservo todo lo relacionado a El Santo y a mí como luchador
profesional; sin embargo, la idea era que la disfrutara toda la gente,
no solamente yo.
Fue así que mi mánager
y productora, Gabriela Obregón, tuvo la idea de que esta escultura
viajara conmigo a diferentes eventos culturales.
La pude presentar
junto con la colección itinerante Santo, La Leyenda de Plata dentro de
la vigésima segunda Feria del Libro de Bogotá, Colombia, en la
Biblioteca Virgilio Barco durante el mes de agosto de 2009.
Lo hice en compañía de
las autoridades culturales de ese país, como el doctor Jaime Naranjo,
subsecretario de Calidad y Pertinencia de la Secretaría de Educación de
Bogotá; la doctora María Teresa Martínez López, directora de promoción
editorial de lectura de Conaculta, así como la doctora Silvia Prada
Forero, directora general de bibliotecas de Bogotá, entre otros.
Ese mismo año, en el
mes de junio, esta emblemática máscara se exhibió nuevamente acompañada
por la colección Santo, La Leyenda de Plata en uno de los recintos más
importantes de nuestro país: el Palacio de Correos, lugar que por
primera vez permitió que dentro de sus históricas instalaciones se
montara una exposición.
Así que para mí fue un honor que este relevante sitio nos abriera sus puertas.
En esa ocasión, el
Servicio Postal Mexicano (Sepomex) canceló la colección de timbres
postales de El Santo. Sepomex estaba bajo la dirección de la licenciada
Purificación Carpinteyro y su equipo, como el gerente de Emisiones
Filatélicas, Raúl Carvajal, y la maestra Jaquelín Calderón.
Hoy, lamentablemente,
esta escultura que ha viajado por diferentes lugares de México y del
mundo fue robada del lugar que el maestro Sacal eligió para exhibirla
al aire libre y por ende gratuitamente a todo el público que transita
por la avenida Nuevo León, en la colonia Condesa, y es de ahí de donde
desapareció.
Hasta el momento no
hay información de las autoridades de la delegación Cuauhtémoc, pero
confío en que esta demarcación nos apoye (como siempre lo ha hecho) para
poder ver a la brevedad los videos e intentar recuperar esta pieza
única.
¡Quien sea responsable
de este hurto, tendrá que conservarla escondida o venderla a algún
coleccionista! Pero sea quien sea el comprador no podrá presumirla
públicamente ni con el más mínimo orgullo por ser una pieza robada, tal
y como sucede con todos los documentos y objetos que me robaron y que
algunos ilusos presumen como propios, a pesar de que saben que aunque
hayan pagado por ellos no les pertenecen y que descaradamente los
exhiben en un museo sabiendo que tenían dueño.
Nos leemos la próxima semana para que hablemos sin máscaras.
EL HIJO DEL SANTO
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