sábado, 14 de febrero de 2015

Santo el Enmascarado de Plata, ícono de la lucha libre

Su estilo técnico de luchar y sobre todo las películas que realizó convirtieron a El Santo en la figura más emblemática del pancracio nacional

Rodolfo Guzmán Huerta debutó en los cuadriláteros en 1934, pero su leyenda comenzó a tejerse el 26 de julio de 1942 en la legendaria Arena México. Aquella noche el robusto luchador -quien a lo largo de los años hizo carrera bajo los nombres de Hombre Rojo, Enmascarado, Murciélago II y Demonio Negro, entre otros- estrenaba una flamante personalidad debajo de una brillante máscara plateada. Había nacido Santo, el Enmascarado de Plata.

Santo es el luchador más reconocido en nuestro país. Foto: Reproducción
Santo es el luchador más reconocido en nuestro país.
Foto: Reproducción
La leyenda de Santo nunca fue producto de la casualidad. Su tenacidad y versatilidad en el ring le valieron el respeto de sus contrincantes y la admiración del respetable público que noche a noche llenaba los coliseos en donde el Enmascarado de Plata daba cuenta de sus temibles rivales. Fue rudo y técnico pero, ante todo, fue un peleador honesto que no tuvo que recurrir a trucos ni escándalos para acrecentar su merecida fama.

De los cuadriláteros a las pantallas, la ruta que siguió Santo para convertirse en ídolo del cine mexicano lo condujo primero al mundo del comic. Gracias a la inventiva del dibujante y editor José Guadalupe Cruz, Santo fue el primer personaje fantástico de la literatura popular mexicana y uno de los más queridos, junto al legendario Kalimán.

Su máscara plateada le dio fama. Foto: Reproducción
Su máscara plateada le dio fama.
Foto: Reproducción
El debut cinematográfico de Santo ocurrió en 1958 con dos películas filmadas en Cuba y producidas por los hermanos Rodríguez: “Santo contra el cerebro del mal” y “Santo contra hombres infernales”. A pesar de la inmensa popularidad del personaje, los productores aún no creían que pudiese convertirse en un imán de taquilla, por lo que la realización de ambas cintas denota un enorme descuido y grandes dosis de improvisación. Como mera curiosidad, cabe señalar que el rodaje culminó un día antes de que Fidel Castro entrara en La Habana y declarase el triunfo de la Revolución.

“Santo contra los zombies” (1961) incorporó formalmente al Enmascarado de Plata al cine industrial mexicano. A partir de esta cinta, su carrera se caracterizó por la variedad de sus aventuras y la diversidad de escenarios en las que éstas se llevaron a cabo. En ese mismo año, Santo se alió con la Interpol en “Santo contra el rey del crimen”, resolvió delitos cometidos en zonas arqueológicas en “Santo en el hotel de la muerte” y se enfrentó, en un ambiente de western, al diabólico doctor Zuko en “Santo contra el cerebro diabólico”.

Al año siguiente, lograría una singular e inesperada internacionalización gracias a la delirante cinta de horror titulada “Santo vs. las mujeres vampiro”. En la tradición del mejor cine gótico, el Enmascarado de Plata se enfrentó a las inquietantes vampiresas en medio de un castillo en ruinas, telarañas y tumbas abiertas. Con la ayuda de sofisticadas herramientas -relojes intercomunicadores, videófonos futuristas y autos convertibles- Santo se convirtió en una especie de James Bond enmascarado, siempre listo para luchar por la justicia.

Compartió créditos con otras grandes figuras como Mil Máscaras y Ángel Blanco. Foto: Reproducción
Compartió créditos con otras grandes figuras como Mil Máscaras y Ángel Blanco.
Foto: Reproducción
“Santo en el museo de cera”, su siguiente película, reforzó la nueva personalidad creada para el héroe enmascarado. Esta cinta, una de las más representativas de la primera etapa de la exitosísima carrera cinematográfica del Enmascarado de Plata, conjunta todos los elementos y situaciones que ayudaron a construir el mito del inolvidable héroe de la máscara plateada: su estrecha colaboración con la justicia, su capacidad para analizar situaciones riesgosas combinada con la fuerza necesaria para sortear los peligros, así como su habilidad para utilizar artefactos de "alta tecnología" que le permitían ir un paso adelante de sus adversarios.

De la primera etapa de la filmografía de Santo destacan las cintas en las que la lucha libre se combinó con el horror y la ciencia ficción: “Santo vs. el estrangulador” (1963), “Atacan las brujas” (1964), “Profanadores de tumbas” (1965), “El barón Brákola” (1965) y la delirante “Santo, el Enmascarado de Plata vs. la invasión de los marcianos” (1966), además de las ya mencionadas “Santo vs. las mujeres vampiro” (1962) y “Santo en el museo de cera” (1963).

Con “Operación 67” y “El tesoro de Moctezuma” -filmadas simultáneamente en 1966 por René Cardona, Jr.- el color llegó a las películas de Santo, al mismo tiempo que se acentuó el suspenso de corte policíaco en sus tramas. En estas cintas, el Santo hizo mancuerna con el actor Jorge Rivero para desbaratar a una peligrosa banda internacional -con sede en Hong Kong- que intentaba, en la primera de ellas, inundar de dinero falso a un imaginario país latinoamericano y, en la segunda, robar el legendario tesoro del emperador azteca. El crítico e historiador Rafael Aviña hace notar que el ambiente alrededor de Santo se volvía más sofisticado:

Era un súper héroe. Foto: Reproducción
Era un súper héroe.
Foto: Reproducción
A partir de este momento el Enmascarado de Plata ascendía en la escala social; contaba con un departamento de lujo, su laboratorio se modernizó y dejó las capas y las mallas por los sacos sport y los suéteres de cuello de tortuga, sin que falte su auto deportivo al estilo James Bond.

En sus aventuras, Santo siempre estuvo rodeado de bellas y atrevidas mujeres. Algunas fueron temibles adversarias, como las misteriosas Lorena Velázquez y Ofelia Montesco de “Santo vs. las mujeres vampiro” o las inquietantes Maura Monti y Eva Norvind de “Santo contra la invasión de los marcianos”; otras, como la escultural Elizabeth Campbell de “Operación 67” o la no menos imponente Amedée Chabot de “El tesoro de Moctezuma”, fueron conquistadas por la galanura del hombre de la máscara plateada.

Otras más, como la singular Meche Carreño de “El barón Brákola”, llegaron a quitarse la ropa en versiones editadas "para público adulto" que se exhibieron fuera de México. Estas desinhibidas "versiones para exportación" de las aventuras del Santo fueron las que conquistaron los mercados de España, Francia y los Estados Unidos. De ellas, la más popular fue “Santo en el tesoro de Drácula” (1968) que en el extranjero fue conocida como El vampiro y el sexo.

Pero ni los desnudos ni el sexo sugerido fueron la causa de la enorme popularidad que alcanzaron las películas del Enmascarado de Plata en Líbano, Marruecos, Egipto y Turquía, países bastante conservadores. En Beirut y Estambul aún existen fanáticos del legendario luchador que afirman, con gran seriedad, que Santo era un superhéroe de origen árabe o turco. La fama de Santo en Turquía fue tan grande que llegaron a filmarse películas, como Los tres poderosos (3 Dev Adam) realizada en 1973, en las que su personaje fue interpretado por una estrella local, el actor Yavuz Selekman.

Para finales de los sesenta, la fórmula creada por las películas del Santo funcionaba perfectamente con todos los públicos y el enmascarado se daba el lujo de alternar el cine infantil de “Santo contra Capulina” (1968) con el porno-soft de “Santo en la venganza de las mujeres vampiro” (1970). La fama de Santo se extendía por todo el continente americano, Europa, Medio Oriente y el Pacífico Asiático.

Durante la siguiente década, las tramas de sus filmes oscilaron entre las intrigas policíacas de corte internacional -como “Misión suicida” (1971), “Anónimo mortal” (1972) o “Santo en el misterio de la perla negra” (1974)- y las fantasías terroríficas, al estilo de “Las momias de Guanajuato” (1970), “Santo vs. la hija de Frankenstein” (1971), “Las bestias del terror” (1972) o “La venganza de La Llorona” (1974). Esta etapa de la filmografía del Santo se caracterizó por sus rodajes en locaciones internacionales: Colombia, Ecuador, Puerto Rico, Haití y los Estados Unidos sirvieron de escenarios para sus aventuras.

La anhelada super-producción se presentó en 1973, cuando el Enmascarado de Plata rodó en España la que llegó a considerar su mejor película: “Santo contra el doctor Muerte”. Para esta cinta, cuya trama se desarrollaba en el siniestro mundo de los traficantes de arte, Santo contó con diez semanas de rodaje en lugar de las tradicionales tres o cuatro de sus producciones mexicanas.

El brillo de la máscara de plata comenzó a opacarse hacia 1978. Aunque la popularidad del Santo se mantenía vigente, los productores se desinteresaron de su atractivo taquillero al descubrir que el cine de ficheras y el cine fronterizo eran géneros más rentables. El tiempo también se puso en contra del Enmascarado de Plata, quien ya superaba los sesenta años de edad. Aún así, el héroe de mil batallas se dio tiempo para enfrentarse a unos cuantos villanos más y darle la alternativa a su vástago en “Chanoc y el Hijo del Santo vs. los vampiros asesinos” (1981) antes de realizar su última acrobacia fílmica en “La furia de los karatecas” (1982).

Tras el fallecimiento del Enmascarado de Plata, el cine de luchadores desapareció casi por completo. Las parodias, alusiones y homenajes se sucedieron sin que el género lograra "levantarse de la lona." En 1981, el director José Buil abordó al personaje desde una perspectiva ácida e irónica en su mediometraje “Adiós, adiós ídolo mío”, desatando el enojo de la familia del luchador y de sus seguidores incondicionales. Tiempo después, Buil se reivindicaría con parientes y admiradores del enmascarado al dirigir “La leyenda de una máscara” (1989), nostálgico homenaje al cine de luchadores y a la mítica figura del Santo.

Mientras que intentos recientes por recuperar el interés del público hacia la lucha filmada -como “Octagón y Atlantis: La revancha” (1990), “Octagón y Máscara Sagrada: Lucha a muerte” (1991) y “Los luchadores de las estrellas” (1992)- han fracasado estrepitosamente, las películas del Santo se mantienen vigentes gracias a sus repetidas transmisiones por televisión. Al Santo le sucede lo que a Pedro Infante, Mauricio Garcés y otros ídolos populares de la pantalla: la televisión se niega a dejarlos descansar en paz. El video y el DVD también han contribuido a perpetuar la imagen de Santo entre el público del nuevo milenio y, aunque la cantidad de títulos disponibles no es muy abundante, las ediciones en ambos formatos de los clásicos del Enmascarado de Plata surgen con cierta regularidad.

Por su parte, el Hijo del Santo ha decidido que el personaje interpretado por su padre posee el don de la reencarnación y es capaz de vivir nuevas aventuras ante monstruos, vampiros, karatecas, extraterrestres y demás seres terrenales o fantásticos. En la muy reciente “Santo, el Enmascarado de Plata: Infraterrestre” (2000), el personaje creado por el ídolo del ring se funde con el de su heredero, en uno de los más singulares casos de mutación genética que registre la historia del cine.

Más recientemente, Santo pasó a formar parte del mundo de los dibujos animados, gracias a las caricaturas producidas por Cartoon Network, canal de televisión dedicado a la producción y transmisión de series animadas. De esta manera, Santo podrá continuar viviendo en las pantallas por mucho tiempo, para deleite de las legiones de admiradores que aún desean verlo triunfar en los cuadriláteros "a tres caídas y sin límite de tiempo."

Santo jamás perdió su máscara plateada en combate y se creó el mito de que nunca se quitaba su máscara. Se retiró de los encordados en 1982. A principios de los años 80, se presentó en el programa "Contrapunto" de Jacobo Zabludovsky, donde el presentador logró despojar de su máscara a "Santo", aunque sólo mostró una pequeña parte de su rostro. El 5 de febrero de 1984 murió de un infarto de miocardio después de una actuación en el Teatro Blanquita, unos días después de haberse quitado la máscara y mostrar su rostro en el programa de Jacobo Zabludovsky; este no era su primer infarto, ya que algunos años antes había sufrido uno mientras se desarrollaba una lucha en contra de los Misioneros de la Muerte. Al día siguiente fue sepultado en Mausoleos del Ángel ante 10 mil personas que fueron a despedirlo, así como varios luchadores, entre ellos Black Shadow y Blue Demon, quienes cargaron el féretro.

Cortesía: http://deportes.terra.com.ar



 

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