El
Hijo del Santo revela un secreto de familia que ocasionó que su padre
se convirtiera en un gladiador enmascarado al arrancar su trayectoria
sobre los cuadriláteros
¿SABÍAN ustedes, estimados lectores de El Gráfico, que el primer
luchador en usar una máscara fue un joven de nombre Mario Núñez?
Debutó, sin tapa, un 28 de septiembre de 1933 en la antigua arena
México.
Según las crónicas del periodista José Luis Valero (qepd), Mario
era un excelente estudiante de medicina y sus padres se oponían a que
fuera luchador, pues querían que se titulara en la universidad y por
esa razón le pidieron que se retirara de este deporte.
No había otra solución, así que Mario tendría que renunciar al
deporte que tanto amaba para darle gusto a sus padres. Sin embargo, un
visionario hombre, don Jesús Lomelí se cruzó en su camino.
Cuando Mario le platicó con profunda tristeza lo que le habían
dicho sus padres, don Jesús le sugirió que se enmascarara para que ellos
no lo reconocieran y así, un 4 de marzo de 1934, surgió el precursor de
las máscaras en México bajo una capucha negra y con el nombre de El
Enmascarado, causando gran expectación entre los aficionados.
El segundo luchador en usar una tapa fue la Maravilla
Enmascarada, conocido antes como Ciclón Mackey, quien e debutó un 22 de
noviembre de 1934 en la Arena Nacional derrotando a Jack Gorman.
El tercero luchador que cubrió su identidad fue El Enmascarado
Vasco; le siguieron El Murciélago Enmascarado y El Hombre Rojo, quien
bajo esa capucha ocultaba el rostro de Rudy Guzmán que tiempo después
fuera El Santo.
EL MISMO GUIÓN. Mi padre, igual que Mario Núñez, se vio en la
necesidad de ocultar su rostro para que su mamá no lo descubriera. El
hermano mayor de mi papá, Jesús Guzmán, quien luchaba bajo el nombre de
La Pantera Blanca, falleció el 13 de agosto de 1934 en la ciudad de
Puebla a consecuencia de un accidente en el ring y por ese motivo mi
abuela prohibió a sus demás hijos que practicaran este bello pero
peligroso deporte.
Para continuar luchando, la solución que encontró Rudy Guzmán fue
enmascararse como El Hombre Rojo. A sugerencia de don Jesús Lomelí,
cambió su mote por el del Murciélago II, pero tiempo después tuvo que
dejar el nombre porque ya existía el Murciélago Enmascarado.
A todos ellos le siguieron otros enmascarados famosos como El
Fantasma Dorado (Billy Canny), Gray Shadow (Daniel Aldana) El Cuervo
(Polo Juárez) El Dragón Rojo (Sugi Sito), El Demonio Rojo (Guillermo
García) y en 1942 el más popular de todos, El Santo.
Él fue el primero en utilizar máscaras de tela con su propio
diseño, fabricadas por don Ranulfo López, pues hay que recordar que mi
padre ideó, confecciono y fabricó su primera máscara con piel de cerdo;
más tarde, el material que utilizaban aquellos grandes luchadores en sus
tapas era de piel de cabra.
Tal vez ustedes tampoco sepan que Rodolfo Guzmán Huerta, en su
juventud, trabajó como costurero en una fábrica de medias de nylon,
aquellas que tenían una costura muy notoria en la parte de atrás de las
piernas de las damas.
Cuando él decide debutar como El Santo el 26 de julio de 1942, se
enmascara por varias razones, no sólo porque no quería que su mamá lo
identificara debido a aquella terrible muerte de su hermano, sino
también porque con los nombres anteriores no había tenido éxito.
Así que ésta era su nueva oportunidad de figurar, lo que
afortunadamente sucedió. Era un hombre muy pobre y no tenía los
recursos para mandarse a elaborar un equipo de lucha, razón por la cual
sus primeras máscaras las hizo con sus propias manos.
“No tenía dinero para comprar una buena máscara, tampoco para mallas y mucho menos para zapatillas”:
El Santo
Nos leemos la próxima semana para que hablemos sin máscaras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario