viernes, 23 de marzo de 2018

Qué ridiculez

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La llegada de la televisión a la lucha libre ha provocado cambios que denigran a nuestro hermoso deporte





Estimados amigos de El Gráfico: Es muy grato encontrar en las redes sociales noticias, charlas, documentación, comentarios y temas  positivos. Esto me sucedió el domingo pasado, cuando vi un video de mi compañero Loco Max, en el que  toca el delicado tema del que ya hemos  hablado aquí en esta columna, referente a lo lastimada que está nuestra lucha libre a causa de todos aquellos pseudoluchadores, pseudopromotores y pseudoprofesores que denigran este bello deporte.
Cuando la televisión hizo su aparición en 1952, dentro de este deporte, propició una importante derrama económica. Así, el futbol, beisbol y el boxeo se cotizaron en millones de pesos y la lucha libre no fue la excepción.
En un inicio se transmitían las contiendas  con seriedad.   Sin embargo,  desde el punto de vista de los empresarios televisivos,  como don Jesús Garza Hernández de canal 4 de Televicentro, para llamar la atención del público  era necesario utilizar el morbo, que en ese momento y hasta nuestros días sigue siendo un gran ingrediente.
Alguna vez Mil Máscaras me comentó que la televisión iba a terminar con la lucha libre, si no administraba y cuidaba su contenido; a lo largo de los años le doy  la razón, pues lamentablemente es verdad.  
Las múltiples ideas de innovar en la lucha comenzaron desde que llegó la televisión, que sólo ha  logrado degenerar este bello deporte. 
 Los ambiciosos empresarios, no conformes con presentar encuentros absurdos e inverosímiles al transmitir    funciones  denigrantes e irresponsables, también intentaron mutilar y modificar  el cuadrilátero, un espacio y lugar ideal para el desarrollo de deportes como el boxeo y la lucha libre.  
En ese tiempo surgió la  idea ridícula de utilizar un octágono, pero sólo quedo en un proyecto, ya que las autoridades eran más firmes y exigían la utilización de un cuadrilátero para celebrar combates de box y lucha libre.   Esto sucedió en West Orange de Nueva Jersey  y fue la empresa Premier Producs Inc. la inventora, supuestamente para tener más ángulos explotables para las cámaras de televisión. 
Y así llegamos a la época actual, en la que  al parecer no existe nada nuevo bajo el sol. Hoy los relevos mixtos han incluido a una mujer y a un exótico, más tarde podrían incluir a un réferi en cada bando. Hasta los artistas ya son luchadores, algo que no tendría nada de malo si se prepararan en verdad para subir a un ring. 
Hoy la lucha es extrema y se utilizan lámparas, púas, mesas y  autos. En fin,  estimados amigos, hay público para todo y lo único que nos queda por hacer a quienes amamos y respetamos la lucha libre  es rescatar su esencia tradicional para dignificarla y evitar su tan anunciada muerte. 
El luchador profesional es todo un atleta,  a pesar de que no todos son buenos luchadores. Se requieren personalidad, habilidad y aptitudes, cualidades de las que muchos carecen. 
Nos leemos la próxima semana , para que hablemos sin máscaras.
El Hijo del Santo

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