viernes, 14 de julio de 2017

Las rejas de Chapultepec

La historia de El Santo, en un sitio emblemático. Toda su grandeza plateada, en una exposición al aire libre



ESTIMADOS amigos de El Gráfico: Espero que este fin de semana puedan visitar y disfrutar de la exposición montada en las rejas de Chapultepec que, como ya les había comentado en mi columna anterior, lleva por nombre 100 Años, 100 Fotos,  con el fin de continuar con los festejos del centenario de El Santo. 










Ya pueden disfrutar estas fotos, muchas inéditas,   hasta el 13 de agosto. 
Este mes de julio mi padre cumplirá 75 años de haber debutado. Por lo tanto,  el día 27, el jefe de Gobierno  Miguel Ángel Mancera Espinosa  entregará en una ceremonia especial un reconocimiento a la trayectoria de mi padre.
 Este es un día inolvidable que cambió radicalmente la vida de nuestro festejado Rodolfo Guzmán Huerta,   nacido en Tulancingo,  Hidalgo, ya que fue un domingo 26 de julio de 1942 cuando debutó bajo el personaje y el nombre de El Santo.
Estas 100 fotografías nos llevan por un recorrido que inicia  en  1917,  cuando mi padre    aún era  un bebé.  
Continúa cuando aparece enmascarado como El Hombre Rojo y posteriormente con su primer atuendo como El Santo. También abarca su  carrera cinematográfica, su paso por la tele, la radio y algunos aspectos de su vida íntima. 
Créanme que son imágenes que les causarán un gran impacto porque reflejan el paso de los años de un México de nuestros abuelos, de nuestros padres. 
Las fotos son de casi dos metros por un metro 20 centímetros. Aquí podrán ver postales con algunos de sus compañeros y rivales del ring, así como con las bellas mujeres y actores que lo acompañaron en sus películas: Lorena Velázquez y Érick del Castillo, entre otros.
Agradezco al doctor Mancera y a José Ramón Amieva  por unir esfuerzos conmigo para tener este espacio.
También al estado de  Hidalgo por su entusiasmo para no  dejar pasar el festejo de los 100  años del Santo y que se hizo presente en este homenaje; gracias Omar Fayad. 
Además  mando un agradecimiento a ustedes, incomparables lectores, que me leen cada viernes y que nunca se olvidan de El Santo. 
Nos leemos la próxima semana  para que hablemos sin máscaras.
El Hijo del Santo

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