viernes, 14 de agosto de 2015

Dónde está la máscara de El Santo




Como siempre le doy las gracias a mi amiga la Dra. Janeth Peñafiel por enviarnos cada semana la foto de la columna del Hijo del Santo, Hablemos sin máscaras
 
Hace algunos años tuve el honor de conocer personalmente a uno de los mejores escultores y ceramistas contemporáneos de nuestro país.  Me refiero al maestro José Sacal, quien ha viajado exitosamente por  el mundo con su obra y entre su vasta colección se encuentra una bella y emblemática máscara de El Santo realizada en aluminio, de 60 kilos de peso y dos metros de altura.
 
Dicha escultura, el maestro la exhibió en julio del año 2011 en la estación del metro Pino Suárez y fue admirada por más de cuatro millones de usuarios. 
 
El maestro Sacal y yo nos conocimos cuando me mostró esta máscara que amablemente puso a mi disposición para exhibirla en donde yo decidiera hacerlo.
En un principio  la tuve una larga temporada en el Santuario, un espacio en mi casa donde conservo todo lo relacionado a El Santo y a mí como luchador profesional;  sin embargo,  la idea era que la disfrutara toda la gente, no solamente yo. 
 
Fue así que mi mánager y productora,  Gabriela Obregón, tuvo la idea de que esta escultura viajara conmigo a diferentes eventos culturales. 
 
La pude presentar junto con la colección itinerante Santo, La  Leyenda de Plata dentro de la vigésima segunda Feria del Libro de Bogotá, Colombia, en la Biblioteca Virgilio Barco durante el mes de agosto de 2009.
Lo hice en compañía de las autoridades culturales de ese país, como el doctor Jaime Naranjo, subsecretario de Calidad y Pertinencia de la Secretaría de Educación de Bogotá;  la doctora María Teresa Martínez López, directora de promoción editorial de lectura de Conaculta, así como   la doctora Silvia Prada Forero, directora general de bibliotecas de Bogotá, entre otros. 
 
Ese mismo año, en el mes de junio, esta emblemática máscara se exhibió nuevamente acompañada por la colección Santo, La Leyenda de Plata en uno de los recintos más importantes de nuestro país: el Palacio de Correos, lugar que por primera vez permitió que dentro de sus históricas instalaciones se montara una exposición. 
Así que para mí fue un honor que este relevante sitio nos abriera sus puertas.  
 
En esa ocasión,  el Servicio Postal Mexicano (Sepomex)  canceló la colección de timbres postales de El Santo. Sepomex estaba  bajo la dirección de la licenciada Purificación Carpinteyro y su  equipo,  como el gerente de Emisiones Filatélicas,  Raúl Carvajal,  y la maestra Jaquelín Calderón. 
 
Hoy, lamentablemente, esta escultura que ha viajado por diferentes lugares de México y del mundo  fue robada del lugar que el maestro Sacal eligió para exhibirla al aire libre y por ende  gratuitamente a todo el público que transita por la avenida Nuevo León, en la colonia Condesa,  y es de ahí de donde desapareció.
 
Hasta el momento no hay información de las autoridades de la delegación Cuauhtémoc, pero confío en que esta demarcación nos apoye (como siempre lo ha hecho) para poder ver a la brevedad los videos e intentar recuperar esta  pieza única. 
 
¡Quien sea responsable de este hurto, tendrá que conservarla escondida o venderla  a algún coleccionista! Pero sea quien sea el comprador no podrá presumirla públicamente ni con el más mínimo orgullo por ser una pieza  robada, tal y como sucede con todos los documentos y objetos que me robaron y que algunos ilusos  presumen como propios,  a pesar de que saben que aunque hayan pagado por ellos no les pertenecen y que descaradamente los exhiben en un museo sabiendo que tenían dueño. 
 
Nos leemos la próxima semana para que hablemos sin máscaras.
 
EL HIJO DEL SANTO

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