A principios del año de 1950 El Santo ya era sumamente popular entre los aficionados a la lucha libre, no sólo por su estilo y técnica, también por continuar enmascarado después de exponer su tapa en varias ocasiones en el ring contra grandes luchadores de su época.
Sus primeras cabelleras ganadas fueron las de Bobby Bonales y el Murciélago Velázquez, ambas en 1943. Su tercera víctima fue Jack O'Brien en 1944.
Entre todo ese público aficionado que disfrutaba las batallas de El Santo se encontraban personajes que más tarde serían sus compañeros y socios, como el actor cubano y director de cine don René Cardona, quien asistía acompañado por un joven actor nacido en Teocaltiche, Jalisco, un 31 de enero de 1917, de nombre José Guadalupe Cruz Díaz.
Ellos siguieron de cerca la carrera luchística del popular Santo y fue en 1952 cuando, inspirados en él y en su máscara plateada, Cardona creó un personaje llamado “El Enmascarado de Plata”, con la idea de que fuera El Santo quien protagonizará la película que tenían planeada rodar ese mismo año.
Mi padre rechazó la oferta debido a un fuerte compromiso que tenía en el mes de noviembre, cuando expondría su máscara una vez más, pero ahora contra otro popular enmascarado de nombre Black Shadow, por lo que El Médico Asesino fue el protagonista de la cinta.
Sin embargo, José G. Cruz, quien ese mismo año había fundado su propia editorial y publicado sus primeras historietas como Muñequita, La Pandilla y Rosita Alvirez, no quitó el dedo del renglón y convenció al famoso enmascarado para que fuera el personaje principal de una nueva historieta de aventuras que llevaría el título de Santo, El Enmascarado de Plata.
Mi padre aceptó su propuesta porque para entonces este excelente dibujante había tenido éxito inspirado en otros personajes mexicanos que había conocido durante su niñez en la época de la Revolución y la Guerra Cristera y a los que daría vida en historietas como Adelita y las Guerrillas, La Tigresa y Juan Sin Miedo.
El primer número se publicó el 3 de septiembre de 1952. José G. Cruz empezó a utilizar el fotomontaje en todas sus historias, incluidas Carta Brava y Ventarrón.
Lamentablemente, la mayoría de este grupo de actores, editores y dibujantes ya han fallecido, pero el pasado domingo me llevé una gran sorpresa al conocer en persona nada más y nada menos que al mismísimo Juan Sin Miedo, dibujante y actor de nombre Enrique Eduardo Domenzain Sánchez, quien me visitó en la tienda de la Condesa y compartió conmigo inolvidables e interesantes sucesos, anécdotas y recuerdos de mi padre y de José G Cruz, quien falleció el 22 de noviembre de 1989 en Beverly Hills, California.
Indiscutiblemente, esta historieta protagonizada por El Santo fue un parteaguas en su exitosa carrera profesional, ya que José G. Cruz logró, a través de ésta, convertir a El Enmascarado de Plata en superhéroe de carne y hueso, quien años después quedó inmortalizado en sus múltiples películas e inolvidables batallas en el ring.
“En mi mente vive la imagen de una bella mujer etérea que solo Santo podía ver, amar y besar. Kira, la maga blanca, inyectaba en Santo la fuerza para luchar y sobrevivir casi eternamente. Lo ayudaba y salvaba en momentos de peligro. Ella era prácticamente un altar ante el cual Santo era el único devoto. Enseñanzas eternas que llevo en mi corazón y en mi mente y trazaron el camino sobre el que me he conducido”, afirmó Cruz.
Nos leemos la próxima semana, para que hablemos sin máscaras.
El Hijo del Santo
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