En esta ocasión, la italiana entrena con los luchadores
enmascarados de la Arena México
Estoy en el taxi que me está llevando al templo de la lucha
libre mexicana. No puedo disimular mi emoción. Nunca he ido a las luchas y la
idea de entrar en contacto con este mundo me
electriza más que los toques. Estamos llegando, ya noto la calle llena de
tenderetes repletos de mascaras y de carteles de luchadores famosos. A la
distancia leo en letras grandes Arena
México.
Antes de entrar necesito una máscara, la marca de los
luchadores mexicanos. Mi iniciación estaría incompleta sin ella. Caminando
entre los puestos de la calle, mi mirada se cruza con la de una niña que
acomoda cientos de máscaras en uno de estos locales. Me acerco y le explico que
necesito una máscara especial, una que no aplaste mi chongo [moño].
Sin hablar, la niña hunde las manos en un mar de plástico y
licra y saca una la máscara de apariencia metálica, el mismo diseño que usa la
luchadora legendariaMuñeca
de Plata. Me arrodillo a la altura de la niña y ella me coloca la máscara,
es como un bautizo. Me siento poderosa y preparada para las luchas.
Después de pasar por un laberinto de puertas y escaleras,
llego a la zona de entremiento de la Arena México, donde solo hay chicos
enmascarados. Sin dudar, entro en el ring a entrenar con ellos.
Mientras estoy
calentando la veo entrar, es la gran luchadora Reina Isis. Sus ojos me
gustan, simpatizamos al instante. Me enseña unos movimientos y la sigo sin
miedo, con ganas de aprender.
En el ambiente se respira una energía mixta a
sudor, ungüento y sonidos secos de caídas y golpes. Me empieza a
gustar, en esta lucha no hay violencia, parece un baile con máscaras, saltos y
acrobacias.
Reina Isis quiere enseñarme su reino y la sigo hasta llegar
al recinto principal de la Arena Mexico. Me quedo impresionada de la grandeza
del lugar. Cuando me invita a entrar al ring, empiezo a dar vueltas sobre mí
misma, sintiendo como sube la adrenalina y el deseo del combate. Imagino luchar
en medio de miles de voces gritando.
Reina Isis se despide y me invita a su próximo combate. Iré
a verla con mi mascara de Muñeca de Plata, claro.
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