Rodolfo Guzmán Huerta, ese era el hombre debajo de la
máscara que nació en Tulancingo, Hidalgo, un 23 de septiembre de 1917. EL
INFORMADOR / J. López
Debutó en 1942 como 'El Santo
Su figura aún sirve como ejemplo deportivo y durante un
año será recordado con cariño entre chicos y grandes para celebrar 100 años del
nacimiento del hombre que dio vida al personaje
GUADALAJARA, JALISCO.- De capa
pero sin super poderes. El Santo fue de esos héroes que se instalaron en la
gloria de las máximas estrellas del deporte y el espectáculo, pero siempre
entregado a su público, a esos niños que veían en su musculatura lo necesario
para combatir el mal, que cautivó a los adultos con su destreza y rectitud
sobre el cuadrilátero.
Siempre elegante, de máscara plateada, de botas firmes que
no se dejaban derribar tan fácil, de un rostro que se mantuvo en el anonimato
por años, pero que con su grave voz daba confianza, amabilidad.
Rodolfo Guzmán Huerta, ese era el hombre debajo de la
máscara que nació en Tulancingo, Hidalgo, un 23 de septiembre de 1917. Aunque
sus acrobacias en el ring marcaron época en la lucha libre mexicana
destacándose como uno de los combatientes más temidos y admirados por sus
llaves y sus estrategias para no dejarse domar por los adversarios, fue un
infarto al miocardio el que lo hizo tirar la toalla, que no le permitió tocar
las cuerdas para salvarse y que le arrebató la vida el 5 de febrero de 1984 en
la Ciudad de México.
El Santo no sólo fue ejemplo de la disciplina deportiva, su
niñez dejó en claro que las oportunidades para superarse están servidas para
todos, saliendo triunfante de una infancia curtida en Tepito, el famoso barrio
bravo al que llegó cuando tenía tres años siendo el quinto de siete hijos de
una familia humilde que jamás imaginó criar a uno de los mayores ídolos de
México que durante 40 años lideró y representó a la lucha mexicana
mundialmente.
Sus 1.78 metros de estatura imponían gracias a la anchura de
su espalda, a esos bíceps y abdomen de concreto que presumía con orgullo cuando
defendía el honor y rebeldía de los rudos, bancada a la que perteneció sobre el
cuadrilátero hasta su muerte con 66 años de edad.
Honores de por vida
El Santo no sólo se consagró en el ring, en el cine mexicano
también ganó fama al acreditarse 53 películas donde él y su máscara eran los
protagonistas absolutos de historias de fantasía que se pusieron a la altura de
los dramas de ficción de Hollywood luchando contra monstruos populares, contra
las momias de Guanajuato, vampiros, fantasmas, mujeres hermosas de mente
diabólica, hombres lobo, mafiosos, villanos de todo tipo que lo marcaron como
héroe sin armas de por medio más que sus piruetas y su cuerpo. Así se ganó los
suspiros femeninos y el aplauso masculino.
En 2017 se conmemorará su centenario de cumpleaños y los
festejos ya están en puerta en voz del “Hijo del Santo”, de Jorge Guzmán
Rodríguez, hijo del también llamado “Enmascarado de plata” que siguió sus pasos
en el cuadrilátero y que ha anunciado todo un año de celebración y homenajes
para refrescar el legado de su padre no sólo en la lucha mexicana, sino en el
impacto que causó en la cultura popular del siglo XX, en la literatura y las
historietas, en el cine y televisión, en la música y hasta en el diseño de
interiores que toma su máscara como uno de los elementos visuales principales
para la decoración de estilo kitsch.
Entre las iniciativas proclamadas por Jorge Guzmán destaca
la creación de un santuario-museo en el que se muestren máscaras originales, sus
capas, libretos de cine, fotos y trofeos y demás artículos que pertenecieron al
Santo y que su hijo guarda a modo de colección privada, pero que ahora estarán
disponibles al público pensando instalarla en una casa de los años cincuenta en
la colonia Roma o en la Condesa de la Ciudad de México.
El itinerario de festejos también contempla actividades
culturales, deportivas y artísticas con exhibiciones públicas de lucha, así
como dedicar una estación del metro capitalino al afamado luchador, además de
convocar a creadores de diversas disciplinas para rendir homenaje en música,
audiovisuales, literatura y plástica el legado del “Enmascarado de Plata”,
proyectos que se darán a conocer el próximo 5 de febrero en el marco del
aniversario luctuoso de Rodolfo Guzmán.
SABER MÁS
Por si te preguntan...
El Santo tuvo sepultura en los Mausoleos del Ángel
congregando a 10 mil personas para su despedida, además de que colegas del ring
como Black Shadow y Blue Demon, fueron quienes cargaron el féretro hasta su
última morada.
El Enmascarado de Plata comenzó a luchar bajo los
pseudónimos de Rudy Guzmán, después como el Hombre Rojo y Murciélago II, hasta
que en 1942 optó por quedarse con el título de “El Santo”.
Se dice que su entrenador Jesús Lomelí, fue quien le
aconsejó hacer uso del color plata en su vestimenta, sugerencia que aceptó y
comenzó a usar desde el 26 de abril de 1942, año en el que debutó en la Arena
México.
La trayectoria deportiva del Santo sumó 16 campeonatos sobre
el cuadrilátero.
El personaje de El Santo apareció por primera vez en las
historietas en 1952, siendo el primer luchador en protagonizar un cómic
mexicano.
Los autos fueron un distintivo en las películas de El Santo.
Uno de los automotores más memorables es el MGA 1962 que apareció en el filme
“El Santo vs. Las Mujeres Vampiro”.
NUMERALIA
La huella imborrable
1942 Año en el que debutó como "El
Santo".
53 Películas protagonizó.
16 Campeonatos de lucha libre.
10 Hijos tuvo con su esposa María de los Ángeles
Rodríguez Montaño.
40 Años de carrera deportiva.
1982 Año en el que se retiró del ring en la
función de Toreo de Cuatro caminos.
11 Días antes de su muerte, El Santo reveló su
rostro en el programa Contrapunto de Jacobo Zabludovsky.
Cortesía: EL INFORMADOR / NORMA GUTIÉRREZ
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