El Hijo de El Santo recuerda que las primeras máscaras de su padre estaban hechas de piel
Don Ranulfo López era la persona que le hacía las tapas a El Santo
Como todos los Viernes le doy las gracias a mi amiga la Dra. Janeth
Peñafiel por enviarnos las imagenes de la columna de nuestro común amigo
El Hijo del Santo, "Hablemos sin Máscaras".
En algunas ocasiones
muchos de ustedes me han preguntado: “¿Quién le hacía las máscaras a El
Santo?, ¿quién fue el primer luchador en usar una máscara?”.
Intentaré
responder a estas preguntas.
Don Ranulfo López, zapatero de oficio, vivía en uno de los apartamentos
de una vecindad propiedad de mi padre, ubicada en la calle de San
Antonio Tomatlán, en el número 84, en la colonia Morelos, en el Distrito
Federal.
En el exterior había dos accesorias y en una de ellas, don
Ranulfo tenía su taller donde confeccionaba las emblemáticas máscaras de
El Santo. También el excelente artesano hacía las botas, mallas y calzoncillos grises de su querido
casero y cliente número uno, don Rudy, como cariñosamente le llamaba a
mi papá quien no frecuentaba de cerca el lugar, pues la mayoría de la
gente sabía que la vecindad era propiedad de él.
Por esa razón, don Ranulfo era quien regularmente iba a nuestro hogar a visitar a mi padre . Ahí le tomaba medidas y días posteriores iba a entregarle sus equipos completos.
Muchas ocasiones yo fui el encargado de abrirle la puerta al
simpático y amable viejecito que llegaba con sus zapatos lustrosos y
siempre muy bien vestido con impecables camisas blancas. Portaba sus
cristalinos anteojos con los cuales me veía entrecerrando los ojos, como
queriéndome reconocer; después me saludaba tendiéndome su rolliza mano y
entonces preguntaba por don Rudy.
A mis 7 años me parecía que llegaba Santa Claus sin su disfraz,
porque tenía completamente blanco su escaso cabello y las mejillas muy
chapeadas.
Mi padre fue el primer luchador en usar máscaras de tela y don Ranulfo fue el encargado de confeccionar las primeras.
Hay que recordar que las anteriores fueron de piel de cerdo y hechas
por el mismo Santo, ya que él era costurero en una fábrica de medias de
seda y sabía del oficio de coser.
Poco a poco fueron surgiendo más enmascarados y don Ranulfo les
fabricó a los luchadores más importantes de la época, como el Médico
Asesino, el Gladiador, Black Shadow, Blue Demon, el Enfermero, el
Espectro y Mil Máscaras, entre muchos otros más.
Gracias a su excelente trabajo y formalidad se convirtió en el
competidor número uno de otro excelente artesano, quien fue zapatero de
profesión y nació en León, Guanajuato: don Antonio Martínez, uno de los
primeros maestros en fabricar con piel de cabra una máscara profesional
en 1933.
Su taller estaba ubicado por los rumbos de Santa María la Redonda.
Yo siempre he asociado la utilización de máscaras en la lucha libre
con nuestras culturas prehispánicas, pero según las crónicas del querido
y gran periodista José Luis Valero, el 28 de septiembre de 1933 había
debutado en la antigua Arena México un luchador de nombre Mario Núñez y
en esa ocasión había empatado la lucha con Dientes Hernández.
Mario era estudiante de medicina y sus padres se oponían a que fuera
luchador. Por esta razón le habían pedido que se retirara de este
deporte y se titulara.
No había otra solución y Mario se tendría que retirar del deporte que
tanto amaba para dar gusto a sus padres. Sin embargo, un visionario
hombre se cruzó en su camino: don Jesús Lomelí (el mismo hombre que
animó a mi padre para convertirse en El Santo) y cuando Mario le platicó
con profunda tristeza lo que le habían dicho sus padres. Entonces
surgió la gran idea en el cerebro de don Chucho, quien con enorme
entusiasmo le sugirió al muchacho: “¡Pues enmascárate!”.
Fue así como la tarde del 4 de marzo de 1934 surgió el primer
luchador enmascarado y debutó por sugerencia de Jesús Lomelí con una
máscara negra bajo el nombre del ‘Enmascarado’, causando enorme
expectación entre el público asistente y siendo el precursor de las
máscaras en México.
El segundo luchador en usar una máscara confeccionada por don Antonio
Martínez fue La Maravilla Enmascarada (Ciclone Mackey), quien debutó el
22 de noviembre de 1934 en la Arena Nacional, derrotando a Jack Gorman.
Le siguió El Enmascarado Vasco. El jueves 26 de mayo de 1937 debutó El Murciélago Enmascarado, venciendo a Jack O’Brien.
El quinto luchador en usar una máscara debutó en el Frontón México y
fue nada más y nada menos que mi padre, bajo el nombre de El Murciélago
II, quien tiempo después se vio en la necesidad de dejar ese personaje
porque ya existía el Murciélago Enmascarado.
Otros enmascarados famosos de esa época fueron El Fantasma Dorado
(Billy Canny), Gray Shadow (Daniel Aldana), El Cuervo (Polo Juárez), El
Dragón Rojo (Sugi Sito) y El Demonio Rojo (Guillermo García).
Saludos y
nos leemos la próxima semana para que hablemos sin máscaras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario