El Hijo de El Santo se sube al ring de la política para pedir leyes que garanticen la integridad de las personas que practican deportes de contacto
El pasado martes 14 de abril logramos llegar hasta el Senado de la República —gracias al apoyo de Mauricio Sulaimán, presidente del Consejo Mundial de Boxeo (CMB)— deportistas, cronistas, réferis y promotores, todos de box, porque lamentablemente estuvo ausente la lucha libre, con excepción del presidente de la Comisión del DF, El Fantasma, y de un servidor.
Nos dimos cita con los senadores de la Comisión de Juventud y Deporte y con su presidente, Carlos Alberto Puente, para proponer una ley que proteja los intereses y la integridad de quienes practicamos deportes de contacto, como son la lucha libre, el boxeo y el muay thai, avalados por el CMB.
Esta iniciativa para crear la Ley General de Cultura Física y Deporte para los que realizamos disciplinas de contacto, así como una Comisión Nacional de Lucha Libre, me la propuso hace algunos años don José Sulaimán Chagnón (qepd), al escuchar mis inconformidades constantes en cuestión del reglamento de mi querido deporte.
En su momento él lo platicó con el actual presidente del COM, el licenciado Carlos Padilla, y con Jesús Mena, ex director de la Conade. Así planeamos crear esta iniciativa.
Mi propuesta fue rescatar la lucha libre, rescatar al luchador (que es el más desprotegido), crear un padrón nacional y obtener un seguro colectivo de gastos médicos para mis compañeros, así como mejores condiciones de trabajo y salarios.
Además, que se garanticen con una fianza para evitar que los atletas sean explotados con aquello de que “nos asaltaron la taquilla”, “mi socio huyó con el dinero”, “no estuvo buena la entrada”, “llovió y no vino gente”, etcétera, porque finalmente el luchador ya expuso su vida arriba de los cuadriláteros.
Lamentablemente, la mayoría de quienes están inmersos en este deporte, aunque parezca increíble, no ven la realidad: es un deporte de alto riesgo, ven su conveniencia para que sea lo que ellos quieren y que nadie los regule. Hablo de “ellos” porque son VIVIDORES DE LA LUCHA LIBRE y nosotros, quienes realmente amamos y respetamos este deporte, VIVIMOS PARA LA LUCHA LIBRE; son cosas muy distintas.
Siempre me he preocupado por el bienestar de este deporte-espectáculo, por mis compañeros y no hablo sólo por hablar. Soy una persona congruente y un claro ejemplo son nuestras funciones de Todo X el Todo, en las que mis compañeros y yo somos tratados con dignidad y respeto, ya que somos por quien la gente paga un boleto.
Esta contínua explotación, basada en el poder económico de la mayoría de los empresarios (que son contados con los dedos de una mano y me sobran tres), y los pseudopromotores, debe finalizar, al igual que todas las injusticias, la ausencia de valores, así como el constante intento de humillar y ridiculizar a los luchadores que laboran para sus empresas, obligándolos a enfrentar a gente ajena a esta profesión como son comediantes, locutores, payasos. Por hacer eso deben ser severamente sancionados.
El 90 por ciento de los luchadores somos nobles y por buscar un sitio en las carteleras y TV, además de la necesidad económica, permitimos que se nos utilice para denigrar un deporte-espectáculo tan bello e importante en nuestro país. El colmo de esto es que existen empresarios que exigen a los luchadores PAGAR por recibir una oportunidad. ¡Es denigrante!
Lamentablemente, muchos de mis compañeros no comprenden que nosotros somos la materia prima de este deporte y que sin el luchador no existiría, pero esa falta de unión en el gremio es uno de los más grandes obstáculos para levantar la voz y exigir respeto, mejores condiciones de trabajo y buenos salarios.
Tienen miedo y los entiendo; yo soy un ejemplo. Cuando levanté la voz me vetaron no sólo en la Arena México, sino que le prohibieron a mis compañeros trabajar conmigo y a los promotores los amenazaron con no enviar elementos. Incluso colocaron un memorándum alrededor del coso que fue visto por todos, incluyendo a la prensa, que fue la que me lo mostró en aquel tiempo.
Los avances los iremos informando; agradezco las llamadas de apoyo que hoy he recibido de algunos de mis compañeros y compañeras y deseo que esta vez la ley nos asista, no sólo a los luchadores, sino a todos los que practicamos deportes de contacto.
Nos leemos la próxima semana para que hablemos sin máscaras.
EL HIJO DEL SANTO
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