martes, 20 de febrero de 2018

Mil Máscaras muestra su rostro auténtico







Con una voz sonora, áspera y firme, y la reconocida capucha de su debut resguardando la identidad del ídolo, Mil Máscaras

Saltillo, Coah.- Con una voz sonora, áspera y firme, y la reconocida capucha de su debut resguardando la identidad del ídolo, Mil Máscaras confiesa en exclusiva durante su visita a Zócalo Saltillo la razón de encarnar al mítico personaje del periodista Valente Pérez y de su renuncia para representar a México en unos juegos olímpicos.

Él le pone una tunda al ocio y conserva una rivalidad a muerte contra el fracaso. Conferencista, pintor, escritor, lector ávido, actor y conversador de cualquier tema, son algunas facetas del enmascarado. Simplemente descubre por qué “Mr. Personalidad” hace honor a su alias más conocido.

La primera reacción ante su presencia, es única. Su porte impone, pero su humildad te gana aún más y sabes de inmediato que el coloso potosino vive con desafíos y, en ese instante, dijo: “Lo reto, es más, y a todos los que están aquí; nada más que yo cuestiono también sobre el tema que quieren tratar”.

La entrevista se tornaría en un combate sin límite de tiempo donde uno de los “campeones justicieros” haría gala de su bagaje cultural.

ELECCIÓN DEL CAMINO
Quizás el deporte mexicano perdió un medallista olímpico, cuando Mil Máscaras enfrentó las limitantes del gobierno nacional en apoyo al deporte, pero la lucha libre suma a su escaparate otra figura inmortal del ring.

El creativo periodista Valente Pérez diseñó a Mil Máscaras en su revista “Lucha Libre” antes de elegirlo en carne y hueso, sin embargo, con la llegada de un joven de San Luis Potosí, juntos iniciarían la leyenda del pancracio nacional en cines y arenas del mundo.

“Valente decía que (Mil Máscaras) andaba luchando por Europa, Asia, América Latina. Lo traía por todo el mundo por casi dos años y no aparecía el personaje (en México). Estaba buscando quién pudiera representarlo luchísticamente. Me consiguió a mí y tuvo un éxito”, empezó aclarando Mil Máscaras.

Si fue un judoka con futuro en juegos olímpicos, ¿por qué eligió encarnar el personaje de Valente?

Yo estaba seleccionado a la olimpiada de Tokio en el 74; yo era judoka, cinta negra en judo, practicaba aikido, kendo, artes marciales, y me negaron mil 200 pesos que yo pedía para dedicarme única y exclusivamente a entrenar, dejar incluso mis estudios y prepararme durante ese año que faltaba para la olimpiada.

Mi entrenador garantizaba medalla conmigo al general Flores, donde entonces era la Confederación Deportiva Mexicana; él (Flores) era el presidente y organizaba parte de todo el deporte en México.

Me llevaron a verlo a él porque me negué a estar dentro de la Conade, porque era muy fría la habitación que me daban y la comida muy mala. Nada más estuve una noche. Le dije a mi entrenador que no estaba impuesto a dormir aquí… y con un compañero que ronca.

Mi entrenador decía que yo la podía hacer porque tenía corazón aparte de los conocimientos. Y yo le decía: “maestro, no se llama corazón, se llaman… dos glándulas que producen mucha testosterona, dicho decentemente”.

Vivo en un departamento y yo pago renta, teléfono, luz y me tengo que transportar en mi carro a lo que es ahora el Comité Olímpico, entonces para alimentación y todo necesito un promedio de mil 200 pesos.

Me atiende el general y dice: “oiga, lo que usted se come en un día yo no me lo como en una semana”. “Sí, mi general, pero usted ahí sentado no gasta mi energía de una semana”, pero no le gustó que le contradijera.

“La comida del comité es muy buena, no sé de qué se está quejando usted”, me dijo. No, mi general, usted me va a perdonar; es comida para soldado, no para atleta.

“Vamos a hacer una excepción con usted. Realmente no hay profesionales aquí y darle dinero sería hacerlo profesional”, me dijo. No, está equivocado, general; todos en el mundo del deporte son profesionales, nada más que están haciéndose tontos. Me ofreció 800 pesos pero, muy fácil, los dejé.

Parecemos atletas de estado cuando en Estados Unidos son atletas de universidad y son pagados. Tienen las mejores comidas, los mejores carros, tienen todo los atletas. En Rusia ni se diga. 

Fui a ver a Valente Pérez que me sugería que yo hiciera el personaje, porque yo escribía como ustedes, aquí sentaditos, para una revista “Muscule Power” y escribía medicina deportiva, contestando las cartas que los aficionados mandaban a la redacción.

Le dije a Valente: “(Soy) todo tuyo, me voy a entrenar (lucha libre) profesional a Guadalajara con el Diablo Velasco”, que era el mejor entrenador que había, y en tres meses estoy debutando.

EN LA CIMA DESDE SU DEBUT
Con seguir fielmente el secreto de su éxito y la filosofía de su vida, Mil Máscaras ha entregado su vida al pancracio y tras sus más de 60 años continúa dando batalla sobre el ring y ante las cámaras; no escucha aún el campanazo final.

Después de todos sus éxitos alrededor del mundo, ¿por qué sigue luchando?

Estuve en Torreón hace 2 años, dando una conferencia. Yo siempre hablo del éxito a los estudiantes. Les digo que se preparen no sólo para ser un buen ciudadano sino buenos padres. Yo creo que la clave del éxito es trabajar más que los demás.

Si tú quieres tener un título universitario, hay que estudiar más; cuando te recibes tienes que pagar un precio más alto, el doble para llegar al éxito, y el triple para mantenerte como un hombre de mi edad. Me mantengo físicamente en buena condición.

¿Pero no cree usted que ya tiene el renombre como seguir en el ring y arriesgarse a una mala caída?
Todo en la vida tiene un riesgo. Si tú sales a la calle caminando, tienes el riesgo de que te puedan atropellar aunque tengas 3, 10 ó más años. Si tú piensas en los riesgos, te quedas en tu casa encerrado. La vida es un riesgo desde que naces. Sólo sigo pagando el precio del éxito, trabajando, trabajando.

Mi teoría y mi filosofía es que todos tenemos un reloj biológico. De nosotros depende darle cuerda a favor o en contra conforme tú lo trates. El cuerpo es una máquina biológica.

¿Qué le falta por hacer en esta vida?
Ser presidente de México, ¿te parece bueno? Para aplicar el gran desarrollo que ha tenido el mundo y que no se ha podido aplicar aquí. El Japón que yo vi, derrotado, era impresionante. Un país completamente pobre, con crecimiento apenas después de la Segunda Guerra Mundial. Y ahora ve la potencia que es, después de Estados Unidos. Alemania igual, destrozada, y son países sin recursos, sin petróleo ni metales.

Siempre hay algo. Yo pinto, escribo, hago muchas cosas. No he publicado nada porque no he tenido tiempo. Tengo como 200 pinturas, tengo una pequeña exposición en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Pinto toros, geishas, samuráis, montañas, picos grandes como el Popocatépetl y la antigua Tenochtitlan.

De hecho, Mil Máscaras ya escribe su biografía para publicar a futuro todas las experiencias que con su trayectoria ha descubierto en sus visitas a distintos países. “Yo estoy esperando a que me retire para hacer todo”, indicó.

“Tengo la oportunidad, en mi profesión, de viajar por todo el mundo, siempre presumo de eso. Viajar en primera clase, llegar a los mejores hoteles, comer en los mejores restaurantes, visitar todos los museos. Conocer la historia de todo el pasado, presente y futuro de ese país”, resaltó.

LAS OTRAS 999
Aunque el gladiador multifacético se abrió en distintos temas, fue más reservado en otras cuestiones como la familia, su edad o datos precisos que tal vez pudieran revelar su identidad. Sin embargo, en cada respuesta no perdió su gentileza. Pronostica la desaparición de empresas a causa de WWE en México, da pistas de su heredero y cotiza su capucha.

¿Ya definió al heredero de Mil Máscaras y quien perpetúe su leyenda sobre el cuadrilátero?
Tengo hijos pero a lo mejor ganan más dinero que yo en lo que ellos hacen. A futuro, el día que yo me retire si tengo un hijo o nieto… Tengo uno de 1.98 de calibre con 110 kilos de músculos, entonces, si quiere debutar mañana, lo puede hacer porque fue campeón mundial en karate do, es judoka, ha practicado aikido, kendo, artes marciales desde chamaco.

Si un día se me ocurre decirle ya me retiro, ahora vente a seguir… Nada más que él es un ejecutivo de una gran empresa donde gana 220 mil dólares al año. Ésa es la diferencia, y aún así dice que es poco dinero, hermano, en serio.

¿Cambian sus roles con o sin máscara?
No cambia, la mente hace el personaje. Sabes separarlos completamente para tener la privacidad que no tiene una gente con nombre o famosa… Es difícil, pero te acostumbras a hacerlo.

¿Qué opina del ingreso al país de la WWE por televisión abierta?
Desgraciadamente, la televisión ha acabado con el espectáculo en muchos aspectos, porque es demasiada. Así acabó con la de Australia, India, Pakistán; la acabó en Europa y en los Estados Unidos incluso, donde antes había 52 empresas antes que la WWE entrara a la televisión del país.

Todavía hay (empresas) pero no en grande como en todos esos territorios. Y ahora la WWE está invadiendo a México y va a ser lo mismo. Gran parte de las empresas desaparecerán.

¿Cómo surgió la idea de subir al ring con una máscara y quitársela para descubrir la original?
Con mucha razón me lo aconsejó un promotor en Alemania, luchando en el 71 en Munich, durante un torneo de 10 días, donde estábamos 28 luchadores de diferentes países del mundo. El primer día luché con ésta (la original), el segundo salí con la máscara del tiburón y el tercer día con otra.

El promotor me llamó la atención: “confundiste a la gente con la otra máscara. Sería más práctico que sigas usando la máscara. Si quieres entra con la otra encima y quítatela arriba del ring. Y me dio la idea. Siempre recibes algo de alguien. Empecé a hacer eso pero siempre usando ésta que me identifica más.

¿Alguna vez ha tasado su máscara, cuánto vale su máscara?
No tengo idea. Si quiere ponerle un precio, pero lo único que te digo es que vale mucho dinero. Es muy especial. Yo no veo ningún valor comercial si no la idea simplemente de que has trabajado muchos años para mantenerla bien.

Vale lo que haces, la firma, a veces. He tenido ofrecimientos de muchos miles de dólares por un cuadro, pero no me he desecho de ninguno de ellos no porque no tenga necesidad, son mis hijos. Tengo 120 equipos, la máscara original con que debutó en la Arena México, la primera vez en Jalisco. Tengo los equipos cuando debuté en el Madison Square Garden de Nueva York, en el Olympique de Los Ángeles, en Francia, Alemania, Inglaterra, África.

¿Sabe algo del debut de su sobrino Dos Caras Jr en WWE?
La juventud, divino tesoro. Ojalá haya mucho éxito, porque es lo mejor que se puede desear no nada más a un familiar, algún compañero o un amigo. Ignoro completamente si debutará pronto.

¿Qué significa para usted ser una leyenda?

Yo no me siento leyenda. La gente que nos quiere nos pone apodos y dice que soy una leyenda porque sigo activo y vivo de la profesión, es extraordinario y lo agradezco.

Cortesía: www.zocalo.com.m y Miguel García

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