Como todo genio, Vince McMahon también tiene sus rayes. Manías sinsentido que rayan lo obsesivo a las que sólo él presta atención, cambios de opinión constantes, ideas bizarras y en ocasiones un tanto “exageradas”, perspectivas inentendibles; pero por otro lado, es un innovador, un adelantado a su tiempo, una mente sumamente brillante y un gigante hombre de negocios.
Su particular visión fue la que lo llevó tan lejos. Y como todo, tiene sus pros y sus contras. En ocasiones quedan plasmadas como grandes movimientos, y en otras, en tácticas polémicas o absurdas. Y parte de esa cosa única que tanto lo caracteriza hace que nos produzca curiosidad saber qué pasa por su cabeza en cada momento, pues sabemos (excluyendo a ciertos tópicos específicos) que su reacción puede ser impredecible.
Por lo tanto, no resulta extraño ver notas sobre la opinión del Presidente sobre diversos temas en el día a día, sea aquí en SÚPER LUCHAS o en cualquier otro sitio informativo del mundo. Y créanme, las visitas hablan por sí solas.
E independientemente de lo que algunos crean, tengan razón o no, el día que dé un paso al costado será el verdadero fin de una era en la lucha libre mundial. No todos los días vemos surgir a un Vince McMahon. Y ya al tanto de su particularidad después de tantos años, el fan ha sabido interpretar, si se quiere “adivinar”, no siempre, pero en algunos puntos, cómo funciona la mente del ejecutivo de 72 años en ciertos escenarios.
Y conociendo un poco al mandamás tras tantos años observando su arte, entendemos que el día que deje atrás la lucha (que, probablemente, sea el día que abandone el plano físico) seguramente, por orden propia, lo más probable es que se realice la más monumental historia respecto a sus sucesores. Ese es el verdadero él: sacarle jugo hasta al más mínimo detalle, y cuanto más grande, mejor.
Ya sin descarrilarnos del asunto principal, entonces, ¿qué opina el Chairman de la lucha libre mexicana? De acuerdo a Bruce Pichard y sus palabras para su podcast Something to Wrestle, de las que podríamos confiar dada su privilegiada posición en la directiva de WWE por más de veinte años, Vince no es un gran admirador del estilo mexicano.
Al parecer, su amor por las máscaras es inexistente y “no entiende” las disputas de máscaras vs. cabelleras. De hecho, en las pocas veces en que utilizó este tipo de estipulaciones, rara vez las cumplió en su totalidad. Tampoco ve con buenos ojos los nombres de ascendencia como “Hijo de…” o “Jr.” ya que cree que hacen ver a sus portadores como “menos que…”. Por tal motivo, quitó el Jr. de Rey Mysterio cuando lo fichó para la grande del entretenimiento en 2002.
Si a esto le añadimos que el estilo azteca se basa mucho en lo aéreo y que muchos de los gladiadores nacionales son de tamaño “pequeño”, sobra decir que no son su tipo de luchadores soñados. Aunque también es importante resaltar que el mismo McMahon quiso convertirse en luchador siendo no más que un joven tras ver al legendario Mil Máscaras, pero su padre no se lo permitió.
No hay que tomarlo personal, de todos modos, ya que no será ni lo primero ni lo último que no le agrade. Echemos un vistazo a un puñado de otras cosas que entran en la lista negra anti-McMahon:
- Veta ciertos términos y movimientos constantemente. De hecho, más de un ex empleado ha asegurado que es tan constante que la lista se extiende “cada semana y no sabes qué puede llegar a ser en qué momento”. Llegó tan lejos como prohibir que las mujeres dieran puñetazos.
- Cambia constantemente de humor y mucho depende de si tiene hambre o no o si comió bien o mal. Básicamente tiene sus días donde está alegre y sus días donde regaña a todo el mundo.
- El exceso o la falta de peso. Lo notarán cuando vean a alguien con camiseta puesta.
- Los relojes (no quería que se viera la hora real en TV cuando los shows semanales se grababan con anticipación).
- Su mentalidad es de negocios primero, lo que lo ha llevado a tomar decisiones políticamente incorrectas y a veces al borde de la ley.
- El rostro de Christian.
- La paciencia, un gran problema.
- Es rencoroso, aunque en su defensa, también tiende a perdonar… luego de unos años.
- No le gusta que se rompa el personaje. Y es que aunque cada vez se hace más común que así se haga, episodios en los que se castigó a talentos por fotografiarse con supuestos adversarios se han visto en cantidad.
- Los cigarrillos y el alcohol (¡ésta es buena!).
- Los abogados (tanto tiempo en la corte no le dejó una buena impresión).
- Los torneos. La experiencia de WrestleMania IV no le dejó un buen sabor de boca.
- Los mánagers, ya que cree que están fuera de la moda y que le quitan protagonismo a los gladiadores. Concretamente, odia la idea de que sean más altos o tengan mejor físico que sus representados.
- ¿Hablábamos de multas? La sangre.
- Juega en contra que otros directivos alaben mucho a cierto talento, pero cuando él escoge a sus favoritos, no dará marcha atrás aunque el fracaso sea haga evidente (y, aclaro, no hablo de Roman Reigns).
- Detesta que los luchadores miren directo a la cámara, a menos que se les indique que lo hagan.
- Le encanta la polémica: “Lo polémico atrae miradas”.
- Aprovecha la tensión real para llevarla a las cámaras, aunque el talento esté incómodo.
- Esto le gusta, pero es negativo: cortar historias por la mitad o seguir como si nada hubiera ocurrido. “El público tiene memoria a corto plazo”, suele decir.
- Un gran defecto: cree que su opinión es la de todos, cuando en muchas ocasiones es exactamente la opuesta.
Sin embargo, no nos quedemos sólo con lo malo. Esto es lo positivo:
- No pide al talento hacer cosas en televisión que él no haría.
- No mira otra cosa que no sea WWE (si puede considerarse positivo…).
- Huele bien.
- Quiere un buen ambiente tras bambalinas y a sus empleados contentos.
- Es afectuoso y se toma las cosas personales.
- Tiene un excelente sentido del humor. Su favorito “es el del baño”; también encuentra cómico lo grosero. De hecho, es un profesional en decir palabras que ni por casualidad diría estando al aire.
- Perder no está en su diccionario.
- Suele ser visto como alguien intimidante, pero en verdad no lo es. Se muestra muy amable y receptivo con sus empleados.
- Es fan de AC/DC y Kid Rock.
- Trabaja las 24 horas. Casi no duerme (aparentemente sólo descansa alrededor de dos horas por día) y entrena a la madrugada. Solía llamar a demás oficiales durante altas horas de la mañana para hacerles preguntas.
- Es físicoculturista.
- Quiere que los suyos siempre tengan una buena imagen (de ahí que las Superestrellas siempre lleguen a los shows con traje).
- Le encanta encarar nuevos proyectos y no tiene miedo de ir más allá.
- Es un amante de las motos y los autos.
- Es sumamente respetuoso cuando quiere. Sin embargo, no tiene pelos en la lengua cuando está con gente de confianza y no teme ser rudo con ellos, aunque eso suponga gritarles a los cuatro vientos.
¡Ahí lo tienen! ¿Qué les parecen los gustos de Vince y los “disgustos”? ¿Creían que podría llegar a gustarle la lucha mexicana?
Cortesía: https://superluchas.com y Coldkobe
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