Alabo la filosofía de mi padre: “Mi mejor época ha sido toda mi vida”. Esa era la respuesta que le daba a muchos periodistas que le preguntaban cuál había sido la mejor etapa de su existencia.
Y yo estoy de acuerdo con que su mejor periodo fue toda su vida, incluso después de su muerte.
Mi papá jamás imaginó que sus películas se volverían de culto, que su máscara se convertiría en un símbolo de nuestro país y que El Santo sería reconocido internacionalmente.
Aunque falleció hace 33 años, El Enmascarado de Plata sigue vivo en el corazón y en la memoria de muchos aficionados que crecieron viéndolo luchar en una arena, en sus películas o en las historietas.
Su vida se transformó en un mito, porque llevaba tantos años activo que mucha gente creía que ese Santo, que había debutado en 1942 y aún luchaba en 1970, ya no era el mismo. ¡Se decía que seguramente era su hijo o posiblemente su nieto!
La gente se preguntaba si vivía todo el tiempo con la máscara puesta e incluso le hacían preguntas, hasta cierto punto absurdas: “¿Su esposa le conoce el rostro?”, “Santo, ¿usted hace el amor con máscara?” o “¿duerme enmascarado?”.
Alrededor de El Santo se fueron creando historias, mitos y leyendas urbanas por lo que El Enmascarado de Plata se convirtió literalmente en una leyenda viviente.
Por tal motivo no hay ningún otro luchador mexicano que merezca ser el estandarte de nuestra lucha libre nacional.
Indiscutiblemente, muchos otros gladiadores forjaron sus propias historias, trascendieron y fueron pilares de este deporte en México. Puedo afirmar que, sin excepción, todos los luchadores de su época y de la actual reconocen este mérito en El Santo.
Entre los recuerdos de la niñez de muchos aficionados (hoy de la tercera edad), sin duda está la vez en que asistieron por primera vez a una función de lucha libre y vieron subir al ring a luchadores como El Lobo Negro, Bobby Bonales, Ciclón Veloz, Tarzán López y Murciélago Velázquez.
También a otros que surgieron después, como Black Shadow, Blue Demon, Rayo de Jalisco, Cavernario Galindo, Médico Asesino, El Enfermero, los Hermanos Espanto, Espectro, Enrique Llanes o Gory Guerrero.
Por tal motivo, me es muy grato invitarlos a visitar la estación del metro Guerrero, en donde han quedado plasmados los nombres e imágenes de muchos de estos pilares de la lucha libre mexicana y que hoy, lamentablemente, son desconocidos para las nuevas generaciones de aficionados, algo que no debemos permitir.
Esta es la razón por la que todos los grandes luchadores celebran junto con El Profesor, como llamaban cariñosamente a mi padre, el centenario del natalicio de El Santo, quien el próximo 23 de septiembre estaría cumpliendo 100 años y juntos reciben este merecido homenaje.
Este interesante proyecto se logró gracias al trabajo y el apoyo del gobierno de la Ciudad de México, representado por el doctor Miguel Ángel Mancera, y su gran equipo de colaboradores, como Jorge Gaviño y el profesor Sandalio Sainz de la Maza.
Con enorme entusiasmo, ellos cooperaron con nosotros para iniciar la primera etapa de los luchadores más representativos de los años de 1940 a 1970.
La exposición será inaugurada próximamente y ahí los esperamos para que disfruten de estos grandes murales.
Nos leemos la próxima, semana para que hablemos sin máscaras.
El Hijo del Santo
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