Las Aventuras de El Espectro, serie de aventuras de la cual la importante editorial de cómics Le Lombard, de Bélgica, acaba de lanzar un segundo tomo, tiene como modelo de superhéroe a El Santo, si bien por no meterse en enredos de derechos de autor los autores prefirieron llamarlo El Espectro, “un justiciero que, sin incurrir en el activismo, cuestiona el autoritarismo, defiende el medio ambiente y apoya las buenas causas”. Uno de los 10 tomos que se publicarán estará ambientado en México, refieren el dibujante canadiense Yves Rodier y el escritor francés Frédéric Antoine, admiradores de El Enmascarado de Plata.
(Artículo publicado en la edición del 21 de julio de 2013 de la revista PROCESO)
(Fotos, ilustraciones y planchas: cortesía de Yves Rodier y Fréderic Antoine y de la Editorial Le Lombard)
BRUSELAS, Bélgica.- Un comando de hombres con cabeza de mosca al servicio de una secta de iluminados, cuyo líder es el peligroso científico Ernesto Vargas, raptan a la escultural campeona rusa de ajedrez Marina Topalov. Su intención es someterla, durante un extraño rito lunar, a los monstruosos experimentos genéticos que se llevan a cabo en un lúgubre y apartado monasterio de la Riviera española.
Un luchador enmascarado, ídolo de las multitudes en su país, México, tendrá que salvarla, no sin antes tener que sortear situaciones de vida o muerte.
Esa es la trama de Los Mutantes de la Luna Roja, el primer tomo de la serie Las Aventuras de El Espectro, una historieta de acción inspirada en el popular luchador mexicano El Santo que comenzó a publicar en francés la célebre editorial europea de cómics Le Lombard, con sede en Bruselas, Bélgica –considerada “la capital” del género– y con representaciones en Francia, Canadá y Suiza.
Ambientada en los años 50 y 60, Las Aventuras de El Espectro destaca porque no es común que un superhéroe mexicano figure como la estrella de un cómic lanzado por una casa editorial europea. Lombard nació en 1946 con la publicación de la revista Tintín, uno de los personajes más conocidos del mundo de la historieta, y que actualmente publica títulos clásicos como Los Pitufos y Michel Vaillant.
La serie estaba pensada para ser protagonizada por el auténtico Santo. Pero sus autores, el canadiense Yves Rodier y el francés Frédéric Antoine, fanáticos de las películas del Enmascarado de Plata, decidieron abstenerse por temor a verse limitados, comercial y artísticamente, dicen, por las restricciones derivadas de los derechos de autor que protegen celosamente la imagen del famoso héroe mexicano.
En entrevista telefónica con Proceso desde Canadá, donde ambos residen, los autores narran que hace años habían comenzado a preparar una zaga de historias cortas de El Santo para que fueran publicadas en la legendaria revista francesa de historietas infantiles y juveniles Pif Gadget. Sin embargo, el proyecto no se concretó pues la publicación dejó de salir a finales de 2008.
“Guardamos la idea, pero nos percatamos de que podíamos tener problemas con los derechos de autor de El Santo. Podíamos arreglarnos con sus herederos, pero de todas formas se imponen limitaciones cuando se adopta un personaje tan popular. Si deseáramos concebir una aventura de El Santo en el espacio, por ejemplo, tendríamos que pedir autorización”, explica Rodier, y remata: “Por eso preferimos crear nuestro propio personaje y hacer con él lo que queramos, en la medida de lo que la editorial nos permita”.
Antoine añade que la eventual comercialización de productos derivados, como muñequitos, podría haberse convertido también en otra fuente de restricciones legales vinculadas con los mismos derechos.
El segundo volumen de Las Aventuras de El Espectro, titulado Trans Amazonia, salió a la venta el pasado mes de abril. En él, la estrella del cuadrilátero participa en una exótica carrera automovilística internacional en el Amazonas, que organiza la junta militar de Zalcaro, un país imaginario de Latinoamérica que busca obtener su reconocimiento.
Cada historieta consta de 56 páginas en formato de álbum europeo (de pasta dura, papel de calidad y más grande en tamaño que el formato estadunidense de revista). Al igual que en el primer tomo, la contraportada explica: “El Espectro, el Fantasma Escarlata, es un campeón de la Lucha Libre, la lucha mexicana. Gran viajero, recorre el mundo por deporte o placer. Pero su sentido de la justicia y su gusto por lo extraño lo llevan con frecuencia a andar caminos peligrosos donde se mezclan aventura, espionaje y fantasía…”.
La serie, que por motivos comerciales está clasificada para mayores de 12 años, consistirá al menos de 10 volúmenes, uno de los cuales transcurrirá en México. Antoine visitará el país próximamente para captar elementos que después incluirá en el guión de la historieta que llevará el título de El Ojo de Metal, relatan sus creadores.
–¿Podrían adelantarnos a qué enemigos enfrentará El Espectro en México?
Rodier contesta, sin poder evitar una que otra risa:
“El profesor Romero, un amigo de El Espectro, crea un robot multifuncional con inteligencia artificial evolutiva. Para su presentación pública se organiza una lucha entre el robot y Espectro, lo cual ya parece desquiciado. Durante el combate, el robot comienza a destruir todo a su paso y huye. Con un grupo de niños, que aparece en el primer tomo, Espectro debe buscar al robot, combatirlo y regresárselo al profesor; sin embargo, el robot se hace cada vez más poderoso y una banda de villanos toma el control de él.”
–¿No veremos entonces luchar al Espectro contra el narcotráfico? –se le bromea.
Ambos se carcajean y Rodier responde:
–No. Es más fácil para El Espectro combatir un robot gigante que a narcotraficantes…
Fanáticos de El Santo
Rodier es el dibujante y colorista de la historieta. El canadiense, autor de cómics como Pignouf y Simon Nain, así como de varias adaptaciones animadas de historietas como Papyrus o Heavy Metal, logró un gran reconocimiento por haber realizado varios pastiches de historietas de Tintín en los que imitó el estilo de su autor, Hergé. Su publicación no fue permitida por la Fundación Hergé, la propietaria de los derechos correspondientes.
Antoine, que realizó el escenario y los diálogos de Las Aventuras de El Espectro, es actualmente el jefe de redacción de la revista de caricaturas satíricas Safirir, de Quebec, y es coautor de la historieta Biodôme.
Las historias del paladín mexicano resultan de la creatividad de ambos artistas, quienes comparten afición por el personaje que encarnó en vida Rodolfo Guzmán Huerta, a quien dedican un agradecimiento al principio de Los Mutantes de la Luna Roja.
Rodier, quien nació en 1967, relata que “descubrió” a El Santo en un programa que transmitía la televisión de Quebec. Recuerda:
“Tenía 12 o 13 años. En esa emisión vi El Santo contra las momias de Guanajuato. Me convertí en su fan. Las películas eran kitsch (el mal gusto involuntario que recientemente evolucionó en una moda), pero los elementos fantásticos eran realmente muy agradables y ayudaban a desarrollar la imaginación.”
En 2004 un amigo suyo le facilitó la película Santo en el tesoro de Drácula.
“Me encantó y pensé que, con los medios actuales, incluso de manera amateur podríamos hacer un mejor filme”, comenta entre risas, por lo que, agrega, Antoine y él escribieron, “por puro placer”, el escenario de lo que sería su versión cinematográfica de El Santo.
Antoine, quien conoció la filmografía del luchador mexicano en el famoso Festival Fantasía que se realiza cada año en Montreal, opina que “hay muy bellas películas de El Santo: Lo que ocurre es que siempre ofrecen una situación, un vestuario o una actuación que nos hace reír. Y eso es parte del juego, así como la razón de su presencia en los festivales internacionales”.
Finalmente, la falta de tiempo y recursos impidió filmar esa película de El Enmascarado de Plata.
“Se postergó indefinidamente su realización. Pero cuando apareció la oportunidad de realizar juntos una serie de historietas resurgió el personaje y el escenario de aquella película en el primer volumen de El Espectro”, refiere Antoine.
Fusión de universos
El Espectro es un justiciero que, sin incurrir en el activismo, cuestiona el autoritarismo, defiende el medio ambiente y apoya las buenas causas, aunque al parecer tampoco le incomoda disfrutar de la buena vida y los lujos que acompañan al jet set; así, vive en una opulenta casa con piscina en Acapulco, practica el automovilismo en el Principado de Mónaco o frecuenta hoteles de cinco estrellas en costas europeas.
No obstante, un rasgo sobresaliente de la serie se refiere a la adaptación del héroe extraído de la cultura popular mexicana en una historieta de escuela franco-belga (o bande-dessinée), caracterizada por su línea clara y un tipo de argumento cuya expresión más acabada son las aventuras del reportero Tintín.
Más aún, en un momento de surrealismo puro, el luchador mexicano comparte el pódium del Gran Premio de Mónaco con Michel Vaillant, el campeón de la Fórmula Uno que creó en 1957 el francés Jean Graton, residente en Bélgica, y cuyas historias aparecieron originalmente en la revista Tintín.
“Ese encuentro es un puente entre dos universos…”, reflexiona Rodier.
–¿Cómo lograron esa coexistencia entre “universos? –se les cuestiona.
Guardan silencio y luego estallan en risas. Responde Antoine:
–Nunca nos planteamos ese elemento. Sólo buscábamos un personaje icónico. Queríamos crear un superhéroe y que, además, fuera del tipo Bob Morane (el aventurero por excelencia, creado en 1953 por el novelista belga Charles-Henri Dewisme bajo el seudónimo de Henri Vernes).
Continúa:
“Espectro es un personaje entre los dos; nos ofrece un amplio universo estético y de posibilidades de aventuras: es un personaje fácil de meter en escena y es muy colorido.”
Interviene Rodier:
–El estilo franco-belga es mi estilo personal. No puedo dibujar de otra forma. Y tenía ganas de dibujar un luchador mexicano. Así que simplemente nació El Espectro. No lo planeamos. Los universos se conectaron naturalmente.
Explica que la decisión de ubicar las aventuras de El Espectro en un ambiente retro de los años 60 obedeció a la belleza que encuentra en los objetos y elementos visuales de esa época, como los automóviles o los vestuarios, que él goza dibujar, declara.
“Y está el elemento de la aventura –agrega–. Hoy, con el teléfono móvil y el GPS, el héroe difícilmente se puede perder en la selva o en el desierto. Para nosotros era importante esa especie de abandono que pudiera atrapar al personaje: perderse en el mundo y desconectarse de la civilización.
Antoine considera que en esa combinación estética y cultural radica la originalidad de su obra, ya que, asegura, “actualmente hay demasiado cómic a lo estadunidense: los protagonistas son exmilitares, guardaespaldas o espías”.
Observa: “No hay un héroe aventurero como Espectro, que en resumen es una especie de Bob Morane enmascarado, con un toque de Tintín y una pizca de Spirou”, el famoso personaje juvenil creado por el editor belga Jean Dupuis en 1938 y que fuera competencia de Tintín.
Rodier coincide: “El hecho de que Espectro sea una estrella deportiva de la lucha libre, y que viaje por todo el mundo, también le da un toque de Michel Vaillant. ¡Todos esos personajes se encuentran dentro de Espectro!”
Cortesìa: http://www.europafocus.com/ y on
Cool beans!
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