La leyenda de los fúnebres luchadores enmascarados
Tras arribar del inframundo, los enviados de la calaca José JarochoPérez y Tito iniciaron sus carreras deportivas a principios de la década de los 60. José se hacía llamar El Jarocho Maldito y Tito como La Muerte.
En un gimnasio ubicado en la colonia Moderna del la Ciudad de México, el profesor Loco Hernández, representante de la lucha libre en los años 30, preparó a estos gladiadores y los unió para que 1964 formaran un pareja de miedo: Los Hermanos Muerte. Esa dupla comenzó a cosechar muchos éxitos.
Algunos rivales de estos seres fueron Ruddy Espinosa, Memo Ventura, Ray Aragón, El Mariscal, El Bombero, El Alemán y Mario Rocca, además de las más emblemáticas contra El Santo, Blue Demon y hasta contra el Caballero Tigre. Su fama fue tal que trascendieron en todos los carteles importantes dentro de las distintas plazas de la República Mexicana.
En 1965 inician su primera gira internacional en Centroamérica, sembrando el terror en países como Guatemala, en donde causaron gran revuelo tras un reportaje hecho por un extinto diario, donde en el panteón principal de la capital hicieron su entrada en una carroza fúnebre. La nota detonó una popularidad insospechada en aquel país.
El Salvador y Panamá fueron otros lugares que los recibieron con gran expectación, donde permanecieron una larga temporada ante la gran reacción del público. Tuvieron un regreso triunfal a México, compitiendo en los más grades recintos luchisticos.
Ante la creciente popularidad decidieron iniciar en el año de 1967 una nueva gira centroamericana, y en Panamá, Tito, el Hermano Muerte Ise enamoró de una linda boricua y decidió no regresar más a México.
La muerte siempre estuvo presente en ellos, ya que durante muchos años habían visitado decenas de cementerios como parte de su ritual de procesión previo a sus presentaciones.
El 5 de diciembre de 1971, en el aniversario de la Arena Algusto, participó El Hermano Muerte II, haciendo equipo con Octavio Gaona Jr.; otros integrantes en esa batalla fueron Cobra, Cid, Gory Medina, Silver Fox, Cometa Dorado, Caballero Arturo, Lobo Mendoza y Alex de Alba.
Aunque esta decisión fue dura para José, el Hermano Muerte II, no afectó su estado anímico y siguió su exitosa trayectoria individual durante muchos años. En 1973 se celebró en Guatemala el torneo Champion du Mude y justo ahí apareció un extraño luchador llamado Viento Negro, quien era ni más ni menos que Tito.
En 1974 se volvieron a reunir Los Hermanos Muerte por una corta temporada, volviendo a llenar todos los cosos de Centro América y México donde se presentaban. Para 1977 la pareja se retomó, pero ahora con Román Zacarías, ex Sangre Fría, como el Hermano Muerte I y obtuvieron grandes triunfos.
Pero fue el 17 de septiembre de 1978 cuando, en un gran torneo donde participaron varias figuras de fama mundial en la lucha libre, se jugaron las tapas en una espectacular lucha contra Rayo de Jalisco y Huracán Ramírez. Lamentablemente perdieron sus máscaras.
En los años 90s surge una nueva generación de Los Hermanos Muerte de la mano de un hijo de José Pérez, El Hermano Muerte II. José Luis Pérez, nacido en el entonces Distrito Federal en 1970, tomó la estafeta de Hermano Muerte en 1988, para continuar con la tradición, pero el domingo 3 de octubre del 2010, vio caer su tapa en una polémica batalla frente a Payaso Cocolores.
Otro hermano Muerte (Juan Cárdenas Romero), inició en 1995 pero vio caer su incógnita el sábado 25 de diciembre del 2010.
Continuando con el legado surgió una nueva generación: Hermano Muerte I Jr., quien jamás perdió la capucha, pero el hijo mayor de José Jarocho Pérez falleció el 2 de diciembre, un par de días antes de su compromiso para apostarla.
La tercera generación responde al nombre de Hermano Muerte Jr., quien se ha dado a la tarea de continuar con el legado de aquellos seres fúnebres, hijos de la huesuda y verdaderos ídolos del pancracio mexicano y centroamericano, quienes serán recordados por sus extrañas procesiones mortuorias en cementerios, por su rudeza extrema, sus grandes acrobacias en el ring y el cariño que el público les brindo incondicionalmente en cada una de sus presentaciones.
Cortesía: http://www.aztecadeportes.com/
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