Hace exactamente 44 años, el viernes 11 de diciembre de 1970,
la Arena México presentó un atractivo cuadrangular de parejas en el que
participaron los japoneses Mr. Koma y Shibata Yama, y las parejas
formadas por Solitario y Ángel Blanco, René Guajardo y Coloso Colosseti, y Santo, el enmascarado de plata, apadrinando al aún novel enmascarado azul, Aníbal.
Por medio de un volado se determinó el orden eliminatorio, iniciando el torneo con el sorpresivo triunfo de Guajardo y Colosseti sobre los vistosos enmascarados Aníbal y Santo. En el siguiente encuentro, Solitario y Ángel Blanco eliminaron a los japoneses. Estas dos luchas fueron a una sola caída. La gran final se desarrolló en tres caídas y los vencedores absolutos resultaron ser el Rey Moro y el argentino, dando cuenta de los rufianescos enmascarados.
Hubo además cinco luchas a una caída que dieron los siguientes resultados: el galeno del mal, Dr. Wagner, venció a Danny “Sordomudo” Rodríguez; el michoacano Vick Amezcua al norteño Humberto Garza; el Indio Jerónimo a Chucho Villa; Ray “Indio” Medina al sudamericano Rafael Valenzuela, y en la posterior a la estelar –conocida en aquel entonces como la lucha del “desempance”—el leonés Leo López ganó al Greco.
También un 11 de diciembre, pero de 1941 –el jueves de hace 73 años—, un muy buen cartel se presentó en el Teatro Obrero de la ciudad de Monterrey. En la lucha estelar, el enciclopédico Dientes Hernández derrotó al futuro maestro Rolando Vera, quien era en aquellos entonces un novato con apenas un par de años como profesional. La semifinal resultó bastante violenta, y en ella, el escultista y alpinista Óscar “El Diablo” Arizpe dejó noqueado a su oponente Adolfo Bonales al asestarle un tremendo botellazo de un envase de muy conocida marca de refresco de cola. En la anterior lucha, el primer valet que tuvo Gardenia Davis en México, Kurt Rossen, fue descalificado ante el chihuahuense Leo Terrazas. En otro encuentro, Relámpago Córdoba le ganó al Tarzán Campa, y en el preliminar empataron sin caída y por límite de tiempo Buddy Córdoba y Carlos “El Brujo” Duarte, quien más tarde se convertiría en promotor en el puerto de Tampico y en Ciudad Madero, y quien también después formó parte de la plantilla de réferis de lujo en la temporada de oro del Toreo de Cuatro Caminos.
Aquella misma noche, pero en la capital de la república, en la antigua Arena México, el mítico Charro Aguayo sufrió una –literalmente—aplastante derrota, pues fue vencido en sólo dos caídas por el voluminoso americano Hipopótamo Wiggins, quien aventajaba considerablemente en peso al ex Dorado, siendo de cualquier manera muy meritorio que el Charro se le haya enfrentado en mano a mano a Wiggings, pues en casi todas las luchas que “el caballo de río” sostuvo en nuestro país se enfrentaba a dos adversarios a un tiempo.
En la semifinal de aquella función, Tarzán López venció al salvaje barbado Mike London; en el evento especial, Mike Durán dio cuenta del estadounidense Marino Crowder.
Por medio de un volado se determinó el orden eliminatorio, iniciando el torneo con el sorpresivo triunfo de Guajardo y Colosseti sobre los vistosos enmascarados Aníbal y Santo. En el siguiente encuentro, Solitario y Ángel Blanco eliminaron a los japoneses. Estas dos luchas fueron a una sola caída. La gran final se desarrolló en tres caídas y los vencedores absolutos resultaron ser el Rey Moro y el argentino, dando cuenta de los rufianescos enmascarados.
Hubo además cinco luchas a una caída que dieron los siguientes resultados: el galeno del mal, Dr. Wagner, venció a Danny “Sordomudo” Rodríguez; el michoacano Vick Amezcua al norteño Humberto Garza; el Indio Jerónimo a Chucho Villa; Ray “Indio” Medina al sudamericano Rafael Valenzuela, y en la posterior a la estelar –conocida en aquel entonces como la lucha del “desempance”—el leonés Leo López ganó al Greco.
También un 11 de diciembre, pero de 1941 –el jueves de hace 73 años—, un muy buen cartel se presentó en el Teatro Obrero de la ciudad de Monterrey. En la lucha estelar, el enciclopédico Dientes Hernández derrotó al futuro maestro Rolando Vera, quien era en aquellos entonces un novato con apenas un par de años como profesional. La semifinal resultó bastante violenta, y en ella, el escultista y alpinista Óscar “El Diablo” Arizpe dejó noqueado a su oponente Adolfo Bonales al asestarle un tremendo botellazo de un envase de muy conocida marca de refresco de cola. En la anterior lucha, el primer valet que tuvo Gardenia Davis en México, Kurt Rossen, fue descalificado ante el chihuahuense Leo Terrazas. En otro encuentro, Relámpago Córdoba le ganó al Tarzán Campa, y en el preliminar empataron sin caída y por límite de tiempo Buddy Córdoba y Carlos “El Brujo” Duarte, quien más tarde se convertiría en promotor en el puerto de Tampico y en Ciudad Madero, y quien también después formó parte de la plantilla de réferis de lujo en la temporada de oro del Toreo de Cuatro Caminos.
Aquella misma noche, pero en la capital de la república, en la antigua Arena México, el mítico Charro Aguayo sufrió una –literalmente—aplastante derrota, pues fue vencido en sólo dos caídas por el voluminoso americano Hipopótamo Wiggins, quien aventajaba considerablemente en peso al ex Dorado, siendo de cualquier manera muy meritorio que el Charro se le haya enfrentado en mano a mano a Wiggings, pues en casi todas las luchas que “el caballo de río” sostuvo en nuestro país se enfrentaba a dos adversarios a un tiempo.
En la semifinal de aquella función, Tarzán López venció al salvaje barbado Mike London; en el evento especial, Mike Durán dio cuenta del estadounidense Marino Crowder.
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