El hijo de la leyenda recuerda el verdadero sentido de las fiestas y a un grupo de amigos a los que frecuenta en esta temporada
Mis queridos amigos de El Gráfico, como cada viernes es un gusto saludarlos y por este medio estar cerca de ustedes.
No sé si les sucede algo que me pasa a mí. Recuerdo que cuando era
niño se me hacía eterna la llegada de la Navidad, el Día de Reyes y mi
cumpleaños. Eran tres fechas que me parecía que una vez que pasaban ya
no llegarían hasta dentro de mucho tiempo más.
Con el paso de los años mi sensación es otra: se me va rapidísimo
el tiempo. Resulta que ya estamos a unos días de tan hermosas
celebraciones, como son estas fiestas en las que regularmente nos
reunimos con nuestros seres queridos, pero de eso les hablaré en otra
ocasión.
Con toda la publicidad y anuncios que nos invaden día a día, con
esto de las promociones del Buen Fin y tantas más que hay por ahí, he
estado pensando en la cuestión del dinero y los bolsillos de los
mexicanos, entre los que por supuesto me incluyo.
Creo que más allá del querer dar y regalar objetos o artículos
caros, siempre es mejor buscar algo útil y necesario para la persona a
quien le vamos a regalar.
Desde luego el dar siempre es una bonita forma de demostrar nuestro
cariño y afecto a los demás, pero es muy importante estar conscientes
de que tenemos que ser responsables en cuanto a las finanzas de la
familia.
No me quiero ver aguafiestas y quitarles la ilusión de comprar el
regalo del intercambio o el de los maestros, el de la Navidad, el de
Santaclós o de los Reyes Magos. No es en ese sentido en el que les
hablo; de hecho, yo mismo tengo tienda donde vendo mis productos
oficiales. Mas insisto en el tema de que debemos administrarnos y ser
económicamente responsables.
Para los que tenemos tarjetas de crédito nos resulta muy fácil echar la firma y después averiguamos. ¡No!
Creo que debemos ver bien hasta dónde dan nuestras posibilidades y
no gastar más de lo que tenemos o podemos pagar para que después no
vengan las presiones económicas, que es uno de los motivos de estrés
que más nos aquejan en estos tiempos y en los de antes. Porque, aunque
no lo crean, desde que tengo memoria he escuchado eso de la “crisis”.
El Hijo del Santo
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