viernes, 22 de diciembre de 2017

Encuentro con Grundy




Hicimos equipo hace algunos años, su original vestimenta, con un enorme overol de mezclilla, camiseta, calcetas blancas y unos exorbitantes tenis los distinguió de los demás







Antes que nada quiero desearle a todos mis queridos lectores de El Gráfico, así como a todos mis compañeros de este diario y a su bella directora María Félix Escalante, que pasen una feliz Nochebuena y feliz Navidad en compañía de sus seres queridos; estaré con mi amada familia, que son mi esposa, mis hijos y mis amigos cercanos.
El sábado pasado hicimos una convivencia navideña en nuestra tienda de la colonia Condesa y hasta ahí llegaron niños, mujeres, abuelos y todo tipo de gente, muy linda qué pasó a saludar y dar el abrazo de Navidad.
Entre los amigos que llegaron tuve varias sorpresas, como los aficionados que me llevaron todos los periódicos, con mis columnas del Gráfico para que se las firme: Gracias de verdad por sus palabras y comentarios. Yo escribo aquí con mi corazón y me da gusto que así lo sientan muchos...
Dentro de la historia de la lucha libre han existido innumerables luchadores que han sido muy queridos por el público aficionado. 
Unos se han ganado este cariño y admiración por su técnica, otros por poseer un gran físico, algunos más por su fealdad y otros por ser muy carismáticos. 
En los años 50 sucedió con la aparición de la  Tonina Jackson, quien se ganó la idolatría de los aficionados por su enorme tonelaje y rostro de niño. 
En la década de los noventa llegó a nuestro país un luchador originario de Estados Unidos y llamó la atención de propios y extraños por sus casi 220 kilogramos de peso, su rostro infantil cubierto por una tupida barba y también por su original vestimenta que consistía en un enorme overol de mezclilla, camiseta, calcetas blancas y unos exorbitantes tenis. Su nombre es Salomón Grundy. Nació el 10 de Agosto de 1961 y también es conocido como El Hombre Montaña. 
Este hombre también se ganó el cariño del gremio de la lucha libre por su gentileza, simpatía y sencillez, siempre respetuoso de los luchadores mexicanos y dispuesto a aprender. Durante su estadía en este país siempre luchó en el elenco de la Arena México y tuvo rivalidades con Carmelo Reyes, con Brazo de Plata (Súper Porky), con su paisano Fabuloso Blondy, con Canek y con la mayoría de los pesos completos de su generación. 
Yo tuve la oportunidad de luchar con él como compañeros y disfrutaba mucho como lo quería la gente, entonces alternábamos con Eddie Guerrero, Black Magic, el Dandy, el Vampiro Canadiense, entre otros.
 Tuvo tal éxito que se trajo a su hermano Aaron y juntos cautivaron más a la noble afición mexicana, eran conocidos como Los Granjeros de Kentucky o los Hermanos Grundy.
Lamentablemente, su hermano Aaron falleció y Salomón se fue de nuestro país entrando en una terrible depresión que lo llevó a permanecer sobre una silla de ruedas en la qué pasó días, semanas y meses enteros esperando la muerte, añorando sus años de gloria dentro de la lucha libre. 
Afortunadamente para él, un familiar cercano lo hizo reaccionar cuando le preguntó que si quería seguir viviendo sufriendo y viendo sufrir a su esposa, a su familia y a sus amigos. “¡Levántate de esa silla de ruedas, puedes caminar, puedes moverte, solo es cuestión de que quieras hacerlo!”.
Así que se levantó de su cárcel, decidió bajar de peso y se sometió a una operación conocida como Bypass Gástrico. Hoy este hombre pesa como 120 kilos pero aun así se ve delgado gracias a su estatura, pero sobre todo y lo más importante es que lo vi feliz. 
El día de la firma de autógrafos llegó con una enorme barba canosa y me dijo ‘¡Hola amigo! ¿Sabes quién soy?’ Entonces me quede observándolo, vi su peculiar mirada, su aún rostro de niño y ambos nos abrazamos con mucho cariño.
Créanme que sentí un enorme gusto al reencontrarme con él, verlo y abrazarlo. Llegaron a mi mente muchos recuerdos de él con su overol de mezclilla y sus rojizas mejillas. Estos son de esos momentos irrepetible que la vida nos regala cuando menos lo esperamos. 
Bienvenido a México querido Salomón Grundy y a ustedes les deseo lo mejor, que pasen una muy feliz Navidad y que todos sus deseos sean cumplidos.
Nos leemos la próxima semana, para que hablemos sin máscaras. 
El Hijo del Santo

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