lunes, 2 de octubre de 2017

#ESPECIAL: El Santo, la leyenda enmascarada



Rodolfo Guzmán Huerta cumplió un siglo de vida este 23 de septiembre, una persona que enfundada en una máscara de plata le dio un símbolo cultural a México.


Cuando pensamos en la lucha libre mexicana pensamos en todo un fenómeno cultural, un escenario para la guerra, para la construcción de héroes y villanos, una puesta en escena donde los gladiadores entretienen al público con grandes expresiones de fuerza y de talento.
Si hay alguien en México que convirtió a la lucha libre que podría caracterizar o simbolizar en uno solo a la lucha libre mexicana ese es sin duda El Santo. Rodolfo Guzmán Huerta enfundado en una máscara de plata se convirtió en un símbolo de la cultura mexicana, un guerrero que nos recordaba lo mejor del mexicano.
El Santo en su propia figura creo un personaje supremo, uno imposible de derrotar y que tomó un lugar que hasta el momento era desconocido de ciertas formas para el deporte mexicano, el de un símbolo, el de un ejemplo a seguir.





Guzmán Huerta vivió para la lucha libre, su comienzo en los cuadriláteros se dio en 1934, intentando con varios nombres como Hombre Rojo, Enmascarado, Murciélago II y Demonio Negro, antes de encontrar ese que terminaría por cambiarle.
Su nombre nació por producto de la casualidad, siendo una de las tres propuestas para un nuevo personaje de parte de su entrenador Jesús Lomelí, aunque ya era un luchador respetado, definido por su tenacidad y versatilidad, pero sobre todo por su gran condición física.
Comenzando por el bando de los rudos, El Santo era odiado por su carácter de villano, pero admirado por la estética de su lucha, elegante dentro del ring, tanta espectacularidad no cabía de ese lado de la historia, por lo que encontró su lugar con los técnicos, donde su honestidad y valentía lo llevó a la fama.
Debido a su gran popularidad, la cultura popular le fue abriendo un espacio a El Enmascarado de Plata. Lo primero fueron las historietas, los cómics que en Estados Unidos contaban las historias de seres de otros mundos y de hombres genéticamente modificados, aquí vivían las aventuras y rescates de un luchador que con su fuerza, inteligencia e innovaciones tecnológicas era capaz de derrotar a cualquiera.
José Guadalupe Cruz fue el encargado en editar y dibujar las historias de El Santo en papel, un personaje fantástico de la cultura mexicano. El siguiente paso fue el cine, con la época del cine de oro cerca de terminar, la figura del Enmascarado revivió a los héroes mexicano y fue el foco de atención para que la lucha libre fuera el deporte más importante de la época.
Su primera producción se dio en 1958, en una de dos coproducciones en Cuba con Santo contra el Cerebro del mal en una producción de los Hermanos Rodríguez. En total, fueron 53 películas las que el enmascarado filmó, creado toda una era del cine mexicano y permitiendo a los luchadores y a estos personajes tener protagonismo fuera del ring.
De manera curiosa, previo a su debut en el cine, se estrenó la serie El Enmascarado de Plata, la cual no fue filmada por El Santo, aunque su personaje fue representado por el luchador El Matemático.
Construyendo toda una figura desde la pantalla, en el cuadrilátero las victorias se mantenían, ganando el Campeonato mexicano de peso pesado ligero, en cuatro ocasiones el Campeonato mexicano de peso medio y en dos ocasiones los campeonatos de parejas y de peso welter. Dominando las batallas con técnicas y llaves como La de a Caballo y el Topé de Cristo.
Con los años, su leyenda y mito fue creciendo, en especial porque no importaba que tanto apostaba la máscara, nunca la tuvo en peligro ni llegó a perderla, por lo que Rodolfo Guzmán Huerta fue sustituido porEl Santo.
La única vez que el público pudo ver su rostro, fue durante el programa de Contrapunto, en una emisión del 25 de enero de 1984, donde se quitó de manera voluntaria la máscara.
El Santo se retiró el seis de febrero de 1982, mismo día en el que pasó la batuta a la siguiente generación y a quien protege el legado construido: El Hijo dEl Santo, personificado por Jesús Guzmán Rodríguez, uno de los diez hijos del que fue padre Rodolfo Guzmán.
Su lamentable fallecimiento se dio el cinco de febrero de 1984, producto de complicaciones cardiacas y tras una presentación en el Teatro Blanquita.
Un héroe mexicano, símbolo de la cultura mexicana, un superhéroe de una generación, el héroe que el pueblo mexicano necesitaba y que sigue siendo un ejemplo tanto para deportistas como para la sociedad,El Santo es una verdadera leyenda enmascarada.
cortesía: http://www.sexenio.com.mx/ y Julio Sánchez


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