Las batallas contra ellos entre mi padre y un servidor hicieron época, por lo sangrientas que fueron
Hace 30 años, un 31 de agosto de 1986, viví uno de los días más difíciles de mi carrera profesional. Esto sucedió debido a la continuación de la historia de una fuerte rivalidad entre los hermanos Espanto y El Santo.
Mi padre, en 1962, aún era un luchador muy rudo y formaba un coordinado y poderoso trío con los Espanto I y II. Sin embargo la popularidad, el carisma y el cariño del público hacia el Enmascarado de Plata les causaba demasiado celos a sus dos poderosos compañeros.
Así que por esa razón decidieron traicionarlo un viernes 22 de junio de 1962 en la lucha estelar en la Arena México, en donde se enfrentaban a Rayo de Jalisco, Henry Pilusso y Rito Romero.
En la tercera caída los hermanos le dieron la espalda y lo golpearon despiadadamente rompiendo la máscara plateada. Mi padre encaró a los traidores y salió a hombros hacia los vestidores.
Fue tal la ofensa, que dio inicio a una fuerte rivalidad y un reto a una lucha de máscaras contra los mellizos. El viernes 29 de junio, día de san Pedro y San Pablo, El Santo apareció en el bando técnico formando pareja con Henry Pilusso, en un torneo de parejas en donde participaban los Espanto y al final mi padre y Pilusso fueron los ganadores del torneo venciendo a la dupla de Cavernario Galindo y Ray Mendoza.
La rivalidad se acrecentó y la esperada lucha de máscaras se concretó y se llevó a cabo el viernes 25 de octubre de 1963. Fue un combate sumamente sangriento, pero la habilidad y la experiencia de El Santo lo sacó adelante alcanzando el anhelado triunfo.
23 años después, cuando yo estaba por cumplir 3 años como luchador profesional, surgió un joven originario de torreón, Coahuila, bajo el nombre del Espanto Jr. enviado directamente por Fernando Vázquez Cisneros (Espanto II ) y a través de revistas, programas de radio y periódicos, vociferaba a los cuatro vientos que me quitaría la máscara y vengaría al Espanto I.
La primera vez que me enfrenté a él fue en el Auditorio Municipal de Cuautitlán. Esa noche conocí a un poderoso y experimentado rival. Después de infinidad de sangrientas luchas se llegó la hora de enfrentarnos en la Plaza de Toros Monumental de Monterrey, el domingo 31 de agosto de 1986.
Esa tarde subí sumamente nervioso al ring acompañado por Carlitos Suárez y el Espanto Jr. llevaba como second al Greco, el referí de lujo era Ray Mendoza quien en todo momento estuvo atento a las acciones.
Fueron tres difíciles y sangrientas caídas ante una Monumental de Monterrey repleta de aficionados que estaban divididos apoyando a ambos. La historia se repitió y el Espanto Jr. se quedo sin máscara pero la rivalidad continuo por muchos años más.
Después él se accidentó en una función de lucha y quedó lesionado para siempre y ahí terminó la historia de los Espanto, después solo han habido remedos, clones, nada que valga la pena y menos del nivel que tuvieron los originales.
Nos leemos la próxima semana, para que hablemos sin máscaras.
El Hijo del Santo
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