En Puebla hay oportunidades para los nuevos luchadores, solo tienen que esforzarse y buscarlas. Ahora, ya no importa si estás dentro de la Arena pues se ha terminado su monopolio; los luchadores tienen más oportunidades como independientes y destacan los que tengan más ganas de ser conocidos y llegar muy alto.
Luego de que la lucha libre decayó en Puebla por más de 20 años a tal
grado de que muriera, ha resurgido nuevamente y a partir de hace 6 años;
cada vez son más los jóvenes que se interesan por ser luchadores,
reabrieron varios deportivos y surgieron nuevos promotores, elevando la
calidad del espectáculo y convirtiéndolo en un deporte muy arraigado en
la capital poblana.
Ahora, ya no importa si estás dentro de la Arena Puebla, pues se ha terminado su monopolio; los luchadores tienen más oportunidades como independientes y destacan los que tengan más ganas de ser conocidos y llegar muy alto.
Hay más luchadores en las calles, en los barrios, en las colonias, brillando como independientes, pues prefieren hacer carrera por su cuenta que estar sujetos a una empresa en la que tal vez no les llegue la oportunidad que están esperando. Y es que el público poblano es noble, ha vuelto a confiar en sus ídolos y los promotores surgen de todos lados, queriendo brindar un espectáculo de calidad.
Exluchadores como El gato gris optaron por poner sus gimnasios. Por ejemplo, el tiene uno en la plaza comercial “El trébol”, ubicada en la Avenida Nacional y la calle 83 poniente. También se encuentra El vikingo quien tiene su cuadrilátero en Cuautlancingo y además es promotor de lucha libre, es decir, se dedica a hacer eventos. Incluso, el Instituto Municipal del Deporte ya da entrenamiento de lucha libre y se reabrieron otros lugares como el Deportivo Xonaca, el Deportivo del Sur, hasta la BUAP, entre otros.
Todo esto ha originado que los jóvenes se interesen más en la lucha libre, que haya más oportunidades para destacar y le echen más ganas por hacer una carrera en el ámbito luchístico y grabar su nombre en la historia de este deporte 100 por ciento mexicano como el caso de Tigre Colosal o el Hijo del Vikingo.
Previamente a este evento, los luchadores del máximo circuito de Estados Unidos habían estado en Puebla en 2010 y 2011. Sin embargo, en otras ciudades como Monterrey, Guadalajara y la capital mexicana, se presentan cada año y con tarifas más bajas.
En una charla con CENTRAL, Tigre Colosal, Hijo del Vikingo y Gato Gris, consideran que en Puebla hay demasiados luchadores de calidad, con buen nivel y se están abriendo espacio a través de las luchas en barrios, calles, colonias y en giras por el interior del estado o en otras partes del país.
Y coinciden en que todos los luchadores tienen las mismas oportunidades, pues ahora es más fácil subirse a un ring que hace años, pero solo destacarán los que realmente sientan pasión por la lucha libre, los que le inviertan a su imagen, se claven en su personaje, muestren buen semblante y porte.
A su corta edad, Tigre Colosal y El hijo del Vikingo, han tenido rivalidades fuertes, han ganado cabelleras y el último tuvo la oportunidad de luchar para la AAA. Mientras que Tigre Colosal le ganó la cabellera a Baby Rock, una leyenda de la lucha libre en Puebla.
En tanto, El gato gris luchó contra consagrados del ring como Mil Máscaras, Canek, Villano Tercero, Pantera, Puma Balderrama, entre otros.
Porta un calzoncillo azul de luchador, una playera blanca y unos zapatos negros para estar más cómodo. Dice que Puebla ha recobrado su nivel luchístico y cada día hay más chavos que se interesan por ser luchadores, situación que ha permitido que se incremente la calidad de estos deportistas, pero además los eventos, ya que todas las semanas sin importar el día hay luchas en los barrios, las colonias y las calles de la capital poblana.
Él cuenta que jugaba fútbol frecuentemente en el Deportivo Xonaca. Una vez como de costumbre acudió para su encuentro de soccer, pero había unos luchadores usando la cancha de “fut 7”, le llamó la atención que se acercó a ellos, intercambió algunos comentarios y lo animaron a entrenar en el Instituto Municipal del Deporte y a pesar de que inició tarde su entrenamiento, pues tenía unos 18 años, pronto le agarró el gusto y ahora es de los luchadores más conocidos en la ciudad de Puebla.
—Físicamente y monetariamente es bien sufrida. Ningún luchador local vive de las luchas, hay luchadores que son más constantes que otros, luchan casi todos los días.
El salario de los luchadores independientes en Puebla no es muy bueno.
Sin embargo, asegura que él no lucha por dinero sino por amor a ese deporte. Incluso, señala que la lucha no deja dinero, por el contrario, le tienen que invertir para su equipo, su uniforme, los entrenamientos, pero la mayor satisfacción se la llevan cuando la gente les aplaude y reconoce su trabajo.
Cuando escogió su nombre, quería un concepto que impusiera, un nombre de animal que fuera depredador y causara miedo, por ello eligió el tigre: “A mí siempre me han gustado los tigres, y mi maestro Gato me dijo que ya había muchos, pero yo le dije que no importaba que me iba a poner tigre y algo que hiciera referencia a grande, majestuoso, fue así que elegimos el término colosal”.
A sus 24 años está por terminar la carrera en ingeniería industrial, y ha hecho uso de la mercadotecnia para sacar más dinero, pues vende playeras del “Tigre colosal”, algunas máscaras, muñecos de tela y cualquier cosa que se le ocurra para darse a conocer.
El joven de 19 años y que está por terminar el bachillerato, mide 1.65 centímetros y pesa alrededor de 65 kg, pero tiene la fuerza suficiente para cargar a un luchador de 1.90 centímetros y el valor para volar de la tercera cuerda, hacer lances espectaculares y brindar un buen espectáculo al público.
Considera que Puebla está recobrando su importancia en la lucha libre y hay un auge de luchadores, lo cual implica que todos se tienen que preparar más, incrementar su calidad y dar lo mejor de sí, para que la gente siga reconociendo el trabajo de los luchadores poblanos.
—Se burlaban. Siempre habrá comentarios buenos y malos. Algunos me decían “échale ganas, vas bien”, otros me decían que estaba muy delgado, me decían que esperara mi tiempo, pero como todo, los comentarios los dejas, agarras lo bueno.
Era unos nervios que me comían, luego veía a los señores muy grandes y me daban miedo, pero la gente te envuelve y los golpes se te olvidan, la misma gente te motiva.
—¿La lucha libre en Puebla es de categoría?
—Antes nos catalogaban como malos, ahora ya dicen que Puebla es competencia, ya les pesa llegar acá. Hay muchos que ya destacan, ya hay nivel, ya pesa luchísticamente.
—¿Es necesario estar en la Arena Puebla para destacar?
—No, como independiente también destacas y a veces es mejor llegar de México a Puebla… sería satisfacción llegar a las grandes. Ya estuve en AAA, abrí un cartel en el gimnasio Miguel Hidalgo, es un monstruo de gente. Quiero llegar, no me voy a rendir.
En el gimnasio de El gato gris nada es simulado, hay golpes, lesiones, y hasta una cubeta para que los chavos que entrenan puedan escupir. En las 4 paredes hay lonas, fotografías y posters de luchadores, hay unas mancuernas, una bicicleta para calentar, un equipo de pesas y otros aparatos para ejercitar a los luchadores.
Hay un cuadrilátero que abarca casi todo el espacio. En él, los chavos practican llaves, vuelos, lances, secuencias y resistencia. Los azotones se escuchan por toda la plaza comercial en la que se encuentra el gimnasio, todos los chavos a excepción de un niño como de 13 años, tienen el tórax rojo de los golpes que se dan durante el entrenamiento.
Corteaía: www.periodicocentral.mx y Yonadab Cabrera
Ahora, ya no importa si estás dentro de la Arena Puebla, pues se ha terminado su monopolio; los luchadores tienen más oportunidades como independientes y destacan los que tengan más ganas de ser conocidos y llegar muy alto.
Hay más luchadores en las calles, en los barrios, en las colonias, brillando como independientes, pues prefieren hacer carrera por su cuenta que estar sujetos a una empresa en la que tal vez no les llegue la oportunidad que están esperando. Y es que el público poblano es noble, ha vuelto a confiar en sus ídolos y los promotores surgen de todos lados, queriendo brindar un espectáculo de calidad.
Más gimnasios y promotores
Los principales autores de este nuevo boom de la lucha libre en Puebla son los exluchadores, aquellos veteranos que han decidido abrir sus propios gimnasios, ser promotores y buscar nuevos talentos para que este deporte siga creciendo y para que los poblanos lleguen a lo más alto del circuito de las luchas en México.Exluchadores como El gato gris optaron por poner sus gimnasios. Por ejemplo, el tiene uno en la plaza comercial “El trébol”, ubicada en la Avenida Nacional y la calle 83 poniente. También se encuentra El vikingo quien tiene su cuadrilátero en Cuautlancingo y además es promotor de lucha libre, es decir, se dedica a hacer eventos. Incluso, el Instituto Municipal del Deporte ya da entrenamiento de lucha libre y se reabrieron otros lugares como el Deportivo Xonaca, el Deportivo del Sur, hasta la BUAP, entre otros.
Todo esto ha originado que los jóvenes se interesen más en la lucha libre, que haya más oportunidades para destacar y le echen más ganas por hacer una carrera en el ámbito luchístico y grabar su nombre en la historia de este deporte 100 por ciento mexicano como el caso de Tigre Colosal o el Hijo del Vikingo.
La WWE en Puebla
A tal grado ha llegado la moda de la lucha libre en la capital poblana, que el próximo 27 de agosto se presentarán las estrellas de la WWE para inaugurar el Centro de Espectáculos Puebla, por lo que los boletos se han cotizado hasta en 8 mil pesos.Previamente a este evento, los luchadores del máximo circuito de Estados Unidos habían estado en Puebla en 2010 y 2011. Sin embargo, en otras ciudades como Monterrey, Guadalajara y la capital mexicana, se presentan cada año y con tarifas más bajas.
Aniversario de la Arena Puebla
Y a pesar de que ha perdido popularidad dentro de los luchadores y los aficionados a este espectáculo, la Arena Puebla celebrará su 63 aniversario el próximo 18 de julio. Este recinto sigue siendo una tradición en el país, pero poco a poco las nuevas generaciones han ido haciendo sus carreras a parte, pues sienten que ya no les brindan las mismas oportunidades.En una charla con CENTRAL, Tigre Colosal, Hijo del Vikingo y Gato Gris, consideran que en Puebla hay demasiados luchadores de calidad, con buen nivel y se están abriendo espacio a través de las luchas en barrios, calles, colonias y en giras por el interior del estado o en otras partes del país.
Y coinciden en que todos los luchadores tienen las mismas oportunidades, pues ahora es más fácil subirse a un ring que hace años, pero solo destacarán los que realmente sientan pasión por la lucha libre, los que le inviertan a su imagen, se claven en su personaje, muestren buen semblante y porte.
A su corta edad, Tigre Colosal y El hijo del Vikingo, han tenido rivalidades fuertes, han ganado cabelleras y el último tuvo la oportunidad de luchar para la AAA. Mientras que Tigre Colosal le ganó la cabellera a Baby Rock, una leyenda de la lucha libre en Puebla.
En tanto, El gato gris luchó contra consagrados del ring como Mil Máscaras, Canek, Villano Tercero, Pantera, Puma Balderrama, entre otros.
Puebla murió hace mucho tiempo en lucha libre. Algunos años atrás existía la Arena Puebla, todo luchador teníamos trabajo, empezábamos a trabajar desde miércoles, teníamos el Deportivo Xonaca, el Deportivo México, el Deportivo del Sur, pero se fueron quemando las plazas por culpa de los promotores que engañaban a la gente”, relató El gato gris, quien tiene 37 años de trayectoria en los cuadriláteros.
Ahora se vuelve a retomar pero les ha costado mucho trabajo a los promotores levantar los polideportivos, darle la oportunidad a los muchachos, que hay muchos muchachos muy buenos en Puebla”.Mientras sus discípulos entrenan nuevos lances y se preparan para su siguiente lucha, en el gimnasio ubicado en la Avenida Nacional y la calle 83 poniente, El gato gris se toca las piernas y dice que a pesar de los golpes jamás renunció a la lucha libre, solo quedó fuera de circulación por año y medio, debido a dos lesiones en ambas rodillas.
Tengo las dos rodillas mal. A veces entrenando se me zafa la rodilla y me la acomodo”.A simple vista se pueden apreciar sus lesiones, pues renguea un poco. Sin embargo, eso no es impedimento para subirse al ring, enseñarles a sus alumnos todo lo que sabe y a veces hasta entrenar con ellos y demostrarles por qué es el maestro.
Porta un calzoncillo azul de luchador, una playera blanca y unos zapatos negros para estar más cómodo. Dice que Puebla ha recobrado su nivel luchístico y cada día hay más chavos que se interesan por ser luchadores, situación que ha permitido que se incremente la calidad de estos deportistas, pero además los eventos, ya que todas las semanas sin importar el día hay luchas en los barrios, las colonias y las calles de la capital poblana.
Hay mucho promotor o mucho compañero que se ha querido a dar la tarea de levantar la lucha libre, porque antes era solo la Arena Puebla, Polideportivo del Sur, 6 décadas, la Liga de la Justicia, la Arena de San Ramón. Entonces, ya hay trabajo para los compañeros y lo que queda es entrenar para dar el 90 por ciento y algo que le agrade a la gente”.Dice que actualmente es más fácil ser luchador y hay más oportunidades que antes, ya que en las décadas de los 60, 70, 80 y hasta los 90´s, solo los que aguantaban los entrenamientos, no se desesperaban y aprendían la lucha al ras de lona podían aspirar a convertirse en ídolos, pero en la actualidad con aprender algunos lances en internet, sepan rodar y entrenen unos meses, ya se hacen llamar luchadores.
En los 60, 70 teníamos muchas luchas a ras de lona, hoy es pura lucha aérea. Aquel chamaquito que ya hizo una volada es el máximo ídolo. Los tiempos van cambiando, en la lucha libre hay que irse actualizando.
Me hice luchador gracias a mi cuñado
El gato gris recuerda que en su infancia era un niño gordito, y su cuñado lo presionaba para que se metiera al gimnasio y bajara de peso. Tiempo después lo convenció, pero también convencieron a su papá para que lo dejara. Así fue como empezó a entrenar lucha libre.Para ser luchador hay que sentirlo, vivirlo y tenerlo en las venas. Los entrenamientos eran más duros que hoy, terminábamos con las rodillas y los codos raspados, me daban mis trancazos en el pecho las piernas, la idea era aburrir al elemento, si aguantas servías para luchador si no pues te despedían”.La gente poco a poco le empezó a llamar El gato, por la agilidad que agarró: “Yo subía las bardas, me lanzaba, corría, brincaba con una gran destreza y la gente me empezó a decir que parecía gato y de ahí mi nombre”.
Solo fui a jugar fútbol y terminé siendo luchador
Tigre Colosales un luchador de 24 años. Él no sabía nada sobre la lucha libre, no le gustaba y nunca en su vida las había visto por televisión o en vivo. Pero cuando conoció el deporte se enamoró de él y ahora entrena y hace cada lance con mucha pasión.Él cuenta que jugaba fútbol frecuentemente en el Deportivo Xonaca. Una vez como de costumbre acudió para su encuentro de soccer, pero había unos luchadores usando la cancha de “fut 7”, le llamó la atención que se acercó a ellos, intercambió algunos comentarios y lo animaron a entrenar en el Instituto Municipal del Deporte y a pesar de que inició tarde su entrenamiento, pues tenía unos 18 años, pronto le agarró el gusto y ahora es de los luchadores más conocidos en la ciudad de Puebla.
En cuestión de meses ya estaba luchando, pero me costó 5 años para que la gente me conociera. No es fácil, todos tenemos las cualidades y si no las tienes ahí las descubres. La receta para llegar a eso a muchos les ha costado años, en primera debes de tener buena solvencia económica, alguien que te apoye”.—¿Es difícil la vida de un luchador?
—Físicamente y monetariamente es bien sufrida. Ningún luchador local vive de las luchas, hay luchadores que son más constantes que otros, luchan casi todos los días.
El salario de los luchadores independientes en Puebla no es muy bueno.
Sin embargo, asegura que él no lucha por dinero sino por amor a ese deporte. Incluso, señala que la lucha no deja dinero, por el contrario, le tienen que invertir para su equipo, su uniforme, los entrenamientos, pero la mayor satisfacción se la llevan cuando la gente les aplaude y reconoce su trabajo.
Cuando escogió su nombre, quería un concepto que impusiera, un nombre de animal que fuera depredador y causara miedo, por ello eligió el tigre: “A mí siempre me han gustado los tigres, y mi maestro Gato me dijo que ya había muchos, pero yo le dije que no importaba que me iba a poner tigre y algo que hiciera referencia a grande, majestuoso, fue así que elegimos el término colosal”.
A sus 24 años está por terminar la carrera en ingeniería industrial, y ha hecho uso de la mercadotecnia para sacar más dinero, pues vende playeras del “Tigre colosal”, algunas máscaras, muñecos de tela y cualquier cosa que se le ocurra para darse a conocer.
Entreno desde los 7 años
A diferencia del Tigre Colosal, El hijo del Vikingo creció en los cuadriláteros, pues su papá siempre ha sido luchador, y a pesar de la negativa de su mamá, él decidió continuar con la tradición de la familia: “En mi casa desayunamos luchas, comemos luchas y cenamos de las luchas. Siempre hemos vivido de las luchas”, expresa el joven luchador de 19 años.El joven de 19 años y que está por terminar el bachillerato, mide 1.65 centímetros y pesa alrededor de 65 kg, pero tiene la fuerza suficiente para cargar a un luchador de 1.90 centímetros y el valor para volar de la tercera cuerda, hacer lances espectaculares y brindar un buen espectáculo al público.
Considera que Puebla está recobrando su importancia en la lucha libre y hay un auge de luchadores, lo cual implica que todos se tienen que preparar más, incrementar su calidad y dar lo mejor de sí, para que la gente siga reconociendo el trabajo de los luchadores poblanos.
Está bien que haya más luchadores, pero tienen que ir con profesores realmente preparados, porque luego ven que a los dos o tres meses ya saben rodar, los suben al cuadrilátero y yo lo veo mal. Yo empecé a entrenar a los 7 años, a los 14 debuté y tuvieron que pasar muchos años para que me debutaran, y aun así me decían que estaba muy chico”.—¿Qué te decía la gente cuando te veían de 14 años?
—Se burlaban. Siempre habrá comentarios buenos y malos. Algunos me decían “échale ganas, vas bien”, otros me decían que estaba muy delgado, me decían que esperara mi tiempo, pero como todo, los comentarios los dejas, agarras lo bueno.
Era unos nervios que me comían, luego veía a los señores muy grandes y me daban miedo, pero la gente te envuelve y los golpes se te olvidan, la misma gente te motiva.
—¿La lucha libre en Puebla es de categoría?
—Antes nos catalogaban como malos, ahora ya dicen que Puebla es competencia, ya les pesa llegar acá. Hay muchos que ya destacan, ya hay nivel, ya pesa luchísticamente.
—¿Es necesario estar en la Arena Puebla para destacar?
—No, como independiente también destacas y a veces es mejor llegar de México a Puebla… sería satisfacción llegar a las grandes. Ya estuve en AAA, abrí un cartel en el gimnasio Miguel Hidalgo, es un monstruo de gente. Quiero llegar, no me voy a rendir.
El entrenamiento
Los espectadores solo ven al luchador arriba del ring, pero desconocen las horas al día que le deben dedicar al entrenamiento y al gimnasio. Desde cuestiones de imagen, el porte, el semblante, pues los tres luchadores refieren que no es lo mismo que caminen como en la calle, a que se claven en su personaje, a que motiven a la gente a quererlos u odiarlos.En el gimnasio de El gato gris nada es simulado, hay golpes, lesiones, y hasta una cubeta para que los chavos que entrenan puedan escupir. En las 4 paredes hay lonas, fotografías y posters de luchadores, hay unas mancuernas, una bicicleta para calentar, un equipo de pesas y otros aparatos para ejercitar a los luchadores.
Hay un cuadrilátero que abarca casi todo el espacio. En él, los chavos practican llaves, vuelos, lances, secuencias y resistencia. Los azotones se escuchan por toda la plaza comercial en la que se encuentra el gimnasio, todos los chavos a excepción de un niño como de 13 años, tienen el tórax rojo de los golpes que se dan durante el entrenamiento.
Yo aquí mismo los he curado de que luego caen mal, se pasan de un golpe, o no saben cómo hacer un lance. Aunque estemos entrenando siempre habrá un riesgo”, explica El gato gris.
Corteaía: www.periodicocentral.mx y Yonadab Cabrera
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