El
Santo, Blue Demon, Huracán Ramírez y Mil Máscaras son los luchadores
más famosos en la historia del pancracio mexicano, pero ninguno se
acercó un poco al récord triunfal de Atlantis en la arena México. El
enmascarado nació con la estrella para ser figura en ese recinto, un
lugar en el que ha cimentado su exitosa carrera a base de victorias en
duelos de máscara contra máscara, retos en los que es invencible.
“Ha sido un honor y orgullo pertenecer a la arena México, un privilegio haber construido mi carrera en este lugar, es un templo de la lucha libre en México, todo mundo se arrodilla y se quita el sombrero al hablar de esta arena. La México es una imagen de la lucha libre, quien lucha en esta arena adquiere un respeto especial. Es una cosa mágica, en ninguna arena me sucede, cuando entro aquí me transformo en Atlantis y me olvido de todo lo demás”, presume el tapatío.
Aunque su debut no fue en la México, una semana después de estrenarse en la Pista Revolución inició un camino estrechamente ligado al coso de la Doctores haciendo equipo con Kato Kung Lee y Kung Fu para enfrentar a los Infernales. “Todo luchador que se convierte en profesional anhela debutar en la arena México, ser campeón aquí y viajar a Japón, he cumplido con las tres cosas. La presión y los nervios son igual que al inicio, si no subes así no sientes la lucha libre y el valor que significa la arena México”.
El Ídolo de los Niños ha sido el más grande desenmascarador en la México, nadie ha conquistado tapas con tanta historia. La primera fue en 1986 contra El Talismán, era un novato y le costó algo más que sudor ganarla, “ese triunfo lo sigo gozando, la primera y la última son las que más recuerdo. Las máscaras son como la primer novia, nunca las olvidas”.
Hombre Bala y Tierra, Viento y Fuego, fueron sus siguientes víctimas antes de ganar la fantástica de Kung Fu, “esa tiene un valor especial, porque era el luchador con el que debuté en la arena México, fue el primero de los independientes que me retó”.
Más tarde, Mano Negra se convirtió en un serio peligro a su incógnita, enfrentó al ídolo de su infancia y tuvo que vencerlo: “Fue un momento clave en mi carrera”. La consagración llegó el 17 de marzo del año 2000, el rival fue el Villano III, una de las luchas más recordadas en la historia de la México, “llena de dramatismo, fue la lucha que más me ha inquietado, es el triunfo más grande en mi carrera”.
Desde entonces guarda un cariño especial a sus trofeos: “Cada seis meses platico con ellas, recuerdo cómo las gané, las lavo, cierro los ojos y me trasladó en el tiempo al momento de la lucha en el cuadrilátero, escucho al público, al réferi, los gritos, es algo indescriptible”.
Los laguneros Último Guerrero y La Sombra son sus más recientes conquistas, quizá no haya más en su futuro, así que para la arena México sólo tiene palabras de agradecimiento, “por recibirme como novato y apoyarme para ganar estas máscaras, ella sabía que aquí iba a triunfar y ha sido mi mejor aliado en la carrera. Por eso le he guardado fidelidad y le deseo muchos años más de grandes batallas y gloria para los luchadores”.
Pisar la arena México es el sueño de todo luchador nacido en México y su prestigio es reconocido a nivel internacional. Luchar en el coso de la colonia Doctores suele ser la prueba de fuego para un luchador, y, sobre su cuadrilátero han caído máscaras y cabelleras de mucho prestigio.
El Ángel Blanco, Cien Caras, El Faraón, Sangre Chicana, El Cobarde, Shocker, Aníbal, Villano III, Black Warrior, Volador Júnior, Último Guerrero y La Sombra fueron descubiertos en el recinto de la colonia Doctores.
Los primeros protagonistas de este tipo de enfrentamientos fueron El Santo y El Gladiador. El 21 de septiembre de 1956 se festejó el 23 aniversario del nacimiento de la empresa fundada por el señor Lutteroth, siendo El Santo y El Gladiador los encargados de encabezar la fiesta en un duelo de máscara contra máscara, con triunfo para el plateado.
Desde entonces más de cien máscaras han caído, siendo la última la de Último Guerrero; quien en el 81 aniversario de la empresa fue destapado por Atlantis. Pese a su capacidad, la México ha resultado insuficiente en muchas ocasiones dado el poder de convocatoria de las batallas. Como aquella en la que El Santo despojó de la máscara al Espanto, o la del 21 de septiembre de 1990 cuando Rayo de Jalisco Jr., acabó con la máscara a Cien Caras. Aquella noche fue tal la cantidad de gente que las calles aledañas estaban congestionadas, ríos de personas querían entrar para ver la lucha y muchos de ellos no lo lograron. Con el recinto completamente lleno, cientos de aficionados forzaron las puertas entrando por la fuerza, lo que ocasionó un sobrecupo, mientras que en el centro del ring Rayo de Jalisco Jr. daba a conocer el rostro de Carmelo Reyes.
Otra gran entrada se dio en 1992 con el encuentro de máscaras entre Blue Panther y Love Machine, el mexicano y el estadounidense escenificaron una rivalidad encarnizada y en la noche de su apuesta abarrotaron el lugar por lo que fue necesario instalar pantallas gigantes en las calles para la gente que no consiguió boleto.
Ocho años después, el lleno fue inolvidable. Atlantis y Villano III se disputaron las máscaras en una función cuyo boletaje se había agotado una semana antes. Fue el primer pago por evento de la lucha libre mexicana, y en la que puede ser considerada la mejor lucha en las últimas décadas el Villano dio a conocer su rostro y su nombre, Arturo Díaz Mendoza.
ROMPEN BARRERAS
Después de estar prohibida por muchos años en la capital, la arena México le abrió las puertas a la lucha femenil en 1987. Las chavas han encabezado carteles como en el duelo de 1987 por las cabelleras entre Martha Villalobos e Irma González, décadas más tarde en una lucha estelar Princesa Blanca ganó la máscara de Goya Kong.
Otra modalidad de lucha que se puede apreciar en la arena México, es la lucha en jaula, la cual se presentó por primera vez en 1991 cuando Gigante Kamala y Mil Máscaras se encerraron entre las paredes de fierro.
Cortesía: http://www.elgrafico.mx y Gabriel Cruz
“Ha sido un honor y orgullo pertenecer a la arena México, un privilegio haber construido mi carrera en este lugar, es un templo de la lucha libre en México, todo mundo se arrodilla y se quita el sombrero al hablar de esta arena. La México es una imagen de la lucha libre, quien lucha en esta arena adquiere un respeto especial. Es una cosa mágica, en ninguna arena me sucede, cuando entro aquí me transformo en Atlantis y me olvido de todo lo demás”, presume el tapatío.
Aunque su debut no fue en la México, una semana después de estrenarse en la Pista Revolución inició un camino estrechamente ligado al coso de la Doctores haciendo equipo con Kato Kung Lee y Kung Fu para enfrentar a los Infernales. “Todo luchador que se convierte en profesional anhela debutar en la arena México, ser campeón aquí y viajar a Japón, he cumplido con las tres cosas. La presión y los nervios son igual que al inicio, si no subes así no sientes la lucha libre y el valor que significa la arena México”.
El Ídolo de los Niños ha sido el más grande desenmascarador en la México, nadie ha conquistado tapas con tanta historia. La primera fue en 1986 contra El Talismán, era un novato y le costó algo más que sudor ganarla, “ese triunfo lo sigo gozando, la primera y la última son las que más recuerdo. Las máscaras son como la primer novia, nunca las olvidas”.
Hombre Bala y Tierra, Viento y Fuego, fueron sus siguientes víctimas antes de ganar la fantástica de Kung Fu, “esa tiene un valor especial, porque era el luchador con el que debuté en la arena México, fue el primero de los independientes que me retó”.
Más tarde, Mano Negra se convirtió en un serio peligro a su incógnita, enfrentó al ídolo de su infancia y tuvo que vencerlo: “Fue un momento clave en mi carrera”. La consagración llegó el 17 de marzo del año 2000, el rival fue el Villano III, una de las luchas más recordadas en la historia de la México, “llena de dramatismo, fue la lucha que más me ha inquietado, es el triunfo más grande en mi carrera”.
Desde entonces guarda un cariño especial a sus trofeos: “Cada seis meses platico con ellas, recuerdo cómo las gané, las lavo, cierro los ojos y me trasladó en el tiempo al momento de la lucha en el cuadrilátero, escucho al público, al réferi, los gritos, es algo indescriptible”.
Los laguneros Último Guerrero y La Sombra son sus más recientes conquistas, quizá no haya más en su futuro, así que para la arena México sólo tiene palabras de agradecimiento, “por recibirme como novato y apoyarme para ganar estas máscaras, ella sabía que aquí iba a triunfar y ha sido mi mejor aliado en la carrera. Por eso le he guardado fidelidad y le deseo muchos años más de grandes batallas y gloria para los luchadores”.
Pisar la arena México es el sueño de todo luchador nacido en México y su prestigio es reconocido a nivel internacional. Luchar en el coso de la colonia Doctores suele ser la prueba de fuego para un luchador, y, sobre su cuadrilátero han caído máscaras y cabelleras de mucho prestigio.
El Ángel Blanco, Cien Caras, El Faraón, Sangre Chicana, El Cobarde, Shocker, Aníbal, Villano III, Black Warrior, Volador Júnior, Último Guerrero y La Sombra fueron descubiertos en el recinto de la colonia Doctores.
Los primeros protagonistas de este tipo de enfrentamientos fueron El Santo y El Gladiador. El 21 de septiembre de 1956 se festejó el 23 aniversario del nacimiento de la empresa fundada por el señor Lutteroth, siendo El Santo y El Gladiador los encargados de encabezar la fiesta en un duelo de máscara contra máscara, con triunfo para el plateado.
Desde entonces más de cien máscaras han caído, siendo la última la de Último Guerrero; quien en el 81 aniversario de la empresa fue destapado por Atlantis. Pese a su capacidad, la México ha resultado insuficiente en muchas ocasiones dado el poder de convocatoria de las batallas. Como aquella en la que El Santo despojó de la máscara al Espanto, o la del 21 de septiembre de 1990 cuando Rayo de Jalisco Jr., acabó con la máscara a Cien Caras. Aquella noche fue tal la cantidad de gente que las calles aledañas estaban congestionadas, ríos de personas querían entrar para ver la lucha y muchos de ellos no lo lograron. Con el recinto completamente lleno, cientos de aficionados forzaron las puertas entrando por la fuerza, lo que ocasionó un sobrecupo, mientras que en el centro del ring Rayo de Jalisco Jr. daba a conocer el rostro de Carmelo Reyes.
Otra gran entrada se dio en 1992 con el encuentro de máscaras entre Blue Panther y Love Machine, el mexicano y el estadounidense escenificaron una rivalidad encarnizada y en la noche de su apuesta abarrotaron el lugar por lo que fue necesario instalar pantallas gigantes en las calles para la gente que no consiguió boleto.
Ocho años después, el lleno fue inolvidable. Atlantis y Villano III se disputaron las máscaras en una función cuyo boletaje se había agotado una semana antes. Fue el primer pago por evento de la lucha libre mexicana, y en la que puede ser considerada la mejor lucha en las últimas décadas el Villano dio a conocer su rostro y su nombre, Arturo Díaz Mendoza.
ROMPEN BARRERAS
Después de estar prohibida por muchos años en la capital, la arena México le abrió las puertas a la lucha femenil en 1987. Las chavas han encabezado carteles como en el duelo de 1987 por las cabelleras entre Martha Villalobos e Irma González, décadas más tarde en una lucha estelar Princesa Blanca ganó la máscara de Goya Kong.
Otra modalidad de lucha que se puede apreciar en la arena México, es la lucha en jaula, la cual se presentó por primera vez en 1991 cuando Gigante Kamala y Mil Máscaras se encerraron entre las paredes de fierro.
Cortesía: http://www.elgrafico.mx y Gabriel Cruz
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