En los lejanos años 50`s el mundo del comic,
era asombrado por el fenómeno de los superhéroes, llenos de capas coloridas y aventuras dispares, de este
modo mientras en el imperio malvado
Superman, Batman y sus derivados marcaban el ritmo, en otras latitudes se
cimentaba la semilla de un héroe real cuyas aventuras, traspasaban de por lejos
los mundos imaginarios de las viñetas, dos años después el de por sí ya muy
querido y muy famoso luchador conocido como Santo, era idolatrado por las
multitudes, lo que llevo a José Guadalupe Cruz a imaginarse un universo de
historietas protagonizadas por el personaje como figura principal
Transformándose
inmediatamente en la primera figura de la literatura popular mexicana, en unas
aventuras hibridas llenas de personajes fantásticos, criaturas míticas y gánsteres
de la vieja escuela, usando técnicas como el collage, y el fotomontaje en
épocas donde no existían los editores de imágenes como el photoshop, combinado
con portadas a mano, viendo la luz un 3
de septiembre el primer número de “Santo, el Enmascarado de Plata” – ¡Un
Semanario Atómico!
El
boom por la revista fue impresionante y todas las semanas, miles de ejemplares
de la revista se vendían en los periódicos,
donde no solo el lector habitual disfrutaba de la revista sino el mexicano de a
pie que era fan del Santo, quien no
había llegado de otro planeta, ni era el huérfano millonario con complejos de venganza,
sino el verdadero héroe del pueblo, que se enfrentaba por igual a asesinos,
mafiosos que a brujas, momias, vampiros, hombres lobos, sirenas y muchos más, y
donde su fuerza sobrehumana era capaz de vencer por igual a los hombres monos
de Jalisco que a la misma muerte o al
mero chamuco.
La
historieta, no solo incremento la popularidad del héroe sino que su éxito
fue tal que la publicación tuvo que
duplicar su tirada semanal, como anécdota curiosa el mismo Horacio Robles el
director de la revista en más de una ocasión tuvo que usar la máscara de plata,
para las sesiones fotográficas, mientras el Santo andaba de gira o tenía algo
que hacer.
Con el correr del tiempo problemas económicos
entre el Santo y el editor llevaron a este a ser reemplazado por el físiculturista
Héctor Pliego, quien aunque en un
principio lucia un look similar, pronto obtuvo su versión original de personaje
dejando de usar leotardos y usando una máscara diferente con una S en la frente, aunque hubo otros portadores
del manto a lo largo de la carrera. La fotonovela del Santo, tuvo un boom
increíble no solo en México, sino en
Colombia cuando la misma fue reimpresa y llego a mercados tan
lejanos como Perú, Colombia, y Venezuela, donde la fama del personaje se
incremento a niveles astronómicos, incluidos a quien escribe ese personaje,
entre real y ficticio, que emergió de la lucha libre, se convirtió en fiel
espejo de la popular y así, quienes
desean revalorizar el folklore o jugar con lo kitsch, encuentran en él, ese
«cierto encanto» de la leyenda y el mito.
Santo, el Enmascarado de Plata existió entre
la verdad y la ficción. En dos de tres
caídas, sin límite de tiempo, con el cuadrilátero como altar, de donde se bajo para darse la mano con el
pueblo mismo, atravesando el cuarto muro con sus aventuras dignas de los comic
believers de la lucha libre como muchos que crecieron leyendo estas aventuras fuera de los común para los nuevos tiempos
donde muchos se emocionan con el mismo truco del sombrero, una y otra vez de
los aburridos superhéroes imaginarios
Por
su lado las aventuras del héroe enmascarado, llegaban por igual, a, mecánico o
al hijo de pepe, el verdulero o el fufurufo que seguían los pormenores de la
cruzada de este héroe justiciero del pueblo, salidos de las entrañas del culto
a la Guadalupe y el corazón mismo de los desposeídos que vieron a la figura del
Santo bañada en el carisma, de la leyenda de la máscara de plata, de este Santo que si le rezaremos, y que llamaremos
cuando el mal azote a los hombres buenos, El Santo no es un héroe para la
élite, sino producto del pueblo
– ¿Quién es papá?
–Nadie lo sabe. Nadie lo
sabrá nunca. Pero en esta época en que la maldad de los hombres busca su propia
destrucción, él estará siempre al servicio del bien y la justicia. (Santo Vs.
Las Mujeres Vampiro, 1962)
John K. Mulder
Deseo expresar mi
agradecimiento a mi buen amigo y colaborador John K. Mulder, por hacerme el
favor de escribir este artículo para compartirlo con todos ustedes, esperamos
sea de su agrado…
El Azote Venezolano
Las portadas de las historietas del Santo, son cortesía de nuestro compañero Franklin Pérez , El Cronista Viajero.
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