sábado, 7 de noviembre de 2015

"El Santo al que si le rezamos"









En los lejanos años 50`s el mundo del comic, era asombrado por el fenómeno de los superhéroes, llenos de capas  coloridas y aventuras dispares, de este modo  mientras en el imperio malvado Superman, Batman y sus derivados marcaban el ritmo, en otras latitudes se cimentaba la semilla de un héroe real cuyas aventuras, traspasaban de por lejos los mundos imaginarios de las viñetas, dos años después el de por sí ya muy querido y muy famoso luchador conocido como Santo, era idolatrado por las multitudes, lo que llevo a José Guadalupe Cruz a imaginarse un universo de historietas protagonizadas por el personaje como figura principal
 Transformándose inmediatamente en la primera figura de la literatura popular mexicana, en unas aventuras hibridas llenas de personajes fantásticos, criaturas míticas y gánsteres de la vieja escuela, usando técnicas como el collage, y el fotomontaje en épocas donde no existían los editores de imágenes como el photoshop, combinado con portadas a mano, viendo la luz  un 3 de septiembre el primer número de “Santo, el Enmascarado de Plata” – ¡Un Semanario Atómico!
El boom por la revista fue impresionante y todas las semanas, miles de ejemplares de la revista se vendían  en los periódicos, donde no solo el lector habitual disfrutaba de la revista sino el mexicano de a pie que era fan del Santo, quien  no había llegado de otro planeta, ni era el huérfano millonario con complejos de venganza, sino el verdadero héroe del pueblo, que se enfrentaba por igual a asesinos, mafiosos que a brujas, momias, vampiros, hombres lobos, sirenas y muchos más, y donde su fuerza sobrehumana era capaz de vencer por igual a los hombres monos de Jalisco  que a la misma muerte o al mero chamuco.
La historieta, no solo incremento la popularidad del héroe sino que su éxito fue  tal que la publicación tuvo que duplicar su tirada semanal, como anécdota curiosa el mismo Horacio Robles el director de la revista en más de una ocasión tuvo que usar la máscara de plata, para las sesiones fotográficas, mientras el Santo andaba de gira o tenía algo que hacer.
 Con el correr del tiempo problemas económicos entre el Santo y el editor llevaron a este a ser reemplazado por el físiculturista Héctor Pliego, quien  aunque en un principio lucia un look similar, pronto obtuvo su versión original de personaje dejando de usar leotardos y usando una máscara diferente con una  S en la frente, aunque hubo otros portadores del manto a lo largo de la carrera. La fotonovela del Santo, tuvo un boom increíble  no solo en México, sino en Colombia  cuando la  misma fue reimpresa y llego a mercados tan lejanos como Perú, Colombia, y Venezuela, donde la fama del personaje se incremento a niveles astronómicos, incluidos a quien escribe ese personaje, entre real y ficticio, que emergió de la lucha libre, se convirtió en fiel espejo de la  popular y así, quienes desean revalorizar el folklore o jugar con lo kitsch, encuentran en él, ese «cierto encanto» de la leyenda y el mito.
Santo, el Enmascarado de Plata existió entre la verdad y la ficción.  En dos de tres caídas, sin límite de tiempo, con el cuadrilátero como altar,  de donde se bajo para darse la mano con el pueblo mismo, atravesando el cuarto muro con sus aventuras dignas de los comic believers de la lucha libre como muchos que crecieron leyendo estas aventuras  fuera de los común para los nuevos tiempos donde muchos se emocionan con el mismo truco del sombrero, una y otra vez de los aburridos superhéroes imaginarios
         Por su lado las aventuras del héroe enmascarado, llegaban por igual, a, mecánico o al hijo de pepe, el verdulero o el fufurufo que seguían los pormenores de la cruzada de este héroe justiciero del pueblo, salidos de las entrañas del culto a la Guadalupe y el corazón mismo de los desposeídos que vieron a la figura del Santo bañada en el carisma, de la leyenda de la máscara de plata, de este  Santo que si le rezaremos, y que llamaremos cuando el mal azote a los hombres buenos, El Santo no es un héroe para la élite, sino producto del pueblo
– ¿Quién es papá?
–Nadie lo sabe. Nadie lo sabrá nunca. Pero en esta época en que la maldad de los hombres busca su propia destrucción, él estará siempre al servicio del bien y la justicia. (Santo Vs. Las Mujeres Vampiro, 1962)
John K. Mulder
Deseo expresar mi agradecimiento a mi buen amigo y colaborador John K. Mulder, por hacerme el favor de escribir este artículo para compartirlo con todos ustedes, esperamos sea de su agrado…
 
El Azote Venezolano 
Las portadas de las historietas del Santo, son cortesía de nuestro compañero Franklin Pérez , El Cronista Viajero.

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