Queridos lectores, no es nada fácil para uno escribir sobre un tema
tan complicado y delicado como lo es la muerte de un hijo. Se
supondría que la ley de la naturaleza nos dice que nacemos, nos
reproducimos y morimos. Según esta ley lo lógico es que primero, por
edad, deberíamos morir los padres y después los hijos, pero sucede que
en muchos casos no es así. El 26 de septiembre vivimos la terrible
pérdida de 43 estudiantes en el espantoso suceso de Ayotzinapa.
Los padres de estos jóvenes han entrado en una vivencia
escalofriante de dolor al perder a sus hijos y, según sé, algunos
jóvenes también ya eran padres.
Como un ciudadano más de este país no puedo más que sentir una
profunda tristeza, indignación e impotencia por este hecho impregnado
de impunidad y corrupción.
Algunos periodistas me han preguntado mi opinión al
respecto y debo decirles que yo no me incluyo en temas políticos porque
El Santo es apolítico, lo cual no implica que no esté enterado de lo
que sucede en mi país y que como mexicano no sienta muchas cosas dentro
de mí. Finalmente, soy un ser humano que representa a un personaje y que en su vida privada también tiene hijos.
La realidad es que muchas veces quisiera revivir al personaje de
las películas de El Santo para que ¡viniera, acabara con los malos y las
historias siempre tuvieran un final feliz! Sin embargo, la realidad no
es ésa. Santo contra las Mujeres Vampiro y Santo contra El Dr. Muerte
son sólo parte de una ficción.
Es por esto que hablo de impotencia y de una gran frustración al no
poder hacer nada para ayudar a estas madres y padres a no sentir este
terrible dolor. Ni siquiera el tiempo, que se supone lo cura todo, podrá
algún día mitigar la angustia de estas familias.
Yo lo siento mucho y lo único que puedo hacer es mandarles un
fuerte abrazo y mis condolencias; de verdad que me gustaría poder hacer
más.
Por otro lado, esta semana nos despertamos con otra terrible
noticia: la muerte del hijo de un querido amigo y orgullo de México,
Hugo Sánchez Márquez, y de Emma Portugal. Tuve la oportunidad de ir a
acompañarlo a la capilla donde se velaba el cuerpo de su primogénito y
quiero comentarles que me encontré con un hombre fuerte, pero con un
rostro desencajado de dolor y de impotencia.
Hugo Sánchez Portugal, de apenas 30 años, quien se supone tenía
toda una vida por delante, falleció y con su muerte deja un terrible
dolor a sus seres más amados.
Nuevamente se rompió el ‘ciclo de la vida’, eso es lo que no nos
esperamos nunca, creemos que todo será como naturalmente ‘debe de ser’ y
resulta que los designios de Dios son otros.
¿Qué podría decirle yo a ese Hugo y esa Emma que acaban de perder a
su hijo? ¿Qué les dirían ustedes? De verdad que no hay palabras. El
‘lo siento’ es muy relativo.
SENTÍ CORAJE
Sentí mucho coraje al leer algunos comentarios en diferentes medios
y en redes sociales en los que decían que por qué tanto interés en la
muerte del hijo del futbolista, cuando presuntamente acababan de morir
masacrados 43 jóvenes estudiantes.
Creo que es injusto que la gente piense de esa manera. Yo, por
ejemplo, no fui a darle las condolencias a las madres de estos
estudiantes simplemente porque no las conozco. Mas eso no quita que hoy
lo haga en este espacio, así como lo han hecho durante todos los días
todos los periódicos, televisoras, radiodifusoras, periodistas,
artistas, políticos, deportistas y en general todo México.
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