El Hijo del Santo y Xico en el Inframundo es un gran libro escrito por Cristina Pineda
El pasado viernes 16 de febrero asistí a un evento de la diseñadora y mejor amiga Cristina Pineda. Inauguró una ludoteca llamada Casa Xico. En la descripción explica que es un espacio donde las nuevas generaciones pueden aprender y divertirse, desarrollando su imaginación y toda su creatividad, para generar una nueva conciencia.
De hecho, Xico es un personaje que nació de la imaginación de Cristina con la idea de que el simpático perrito xoloitzcuintle se convierta en un embajador de México en todo el planeta.
Uno de los primeros pasos para su internacionalización fue publicar el libro El Hijo del Santo y Xico en el Inframundo, en cuya historia El Hijo del Santo rescata al pequeño Xico de un ataque de zombies que intentan apoderarse del mundo de los vivos.
En esta aventura, Xico y yo entramos al Inframundo y el primer enemigo a vencer es Nago, el rey del mundo de los muertos, quien me propone enfrentar, en una lucha a muerte, al poderoso Akol.
Si logro vencerlo podré regresar la paz al Inframundo; de lo contrario, ellos se apoderarán de ambos mundos. Así que después de superar una serie de obstáculos entre ríos de fuego, montañas que se derrumban y fuertes ventarrones que lanzan flechas de hielo, empieza la lucha. En este combate a muerte, nuestros protectores y consejeros son Akol y El Santo, quien ahora habita en el mundo de los muertos.
Este libro fue publicado en idioma español y posteriormente en francés, flamenco e inglés. En octubre de 2009 celebré 27 años de carrera con un viaje a Bruselas, Bélgica, donde se presentó la publicación y se colocó un enorme Xico de casi tres metros de altura en el exterior del Museo Moof.
La figura de Xico también se encuentra en países como China. El Santo y Xico son embajadores en el mundo y son orgullosamente mexicanos.
El viernes pasado sucedió algo que llamó poderosamente nuestra atención: En una pantalla se veían imágenes del libro en el momento en que se derrumban las montañas sobre Xico y mi persona. Mientras, todos los invitados presenciábamos una ceremonia de agradecimiento a la tierra. De pronto, entre incienso y cánticos prehispánicos, empezó a temblar. Eran aproximadamente las seis de la tarde y todos nos quedamos impresionados ante la fuerte alerta sísmica.
“Papá, lo mejor fue encontrarte... No hijo, lo mejor fue encontrarte a ti mismo”´.
Nos leemos la próxima semana, para que hablemos sin máscaras.
El Hijo del Santo
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