En 1996 El Negro Casas y yo nos peleamos antes de la lucha y El Güero Rangel no expulsó del ring
Queridos amigos, antes que nada quiero agradecerles por sus excelentes comentarios en mis redes sociales, porque si hay algo que me llena de satisfacción es saber que les gustan mis columnas y gracias a ustedes este mes de agosto, estoy cumpliendo tres años escribiendo en El Gráfico.
¡Desde luego gracias a nuestra directora María Félix Escalante y a todo este gran equipo de trabajo que me apoya semana a semana con mi columna.
Hoy les compartiré una anécdota de algo inusual que sucedió en la Arena México. Como ustedes saben, uno de mis grandes enemigos en el ring desde los inicios fue José Casas Ruiz, mejor conocido como “El Negro Casas”, con quien sostuve por muchos años una acérrima rivalidad que nació desde que nos enfrentábamos en el Toreo Cuatro Caminos y en todas las plazas de la República Mexicana y del extranjero.
En donde nos topábamos brindábamos inolvidables encuentros plagados de técnica, espectacularidad y sin importar el resultado, el público siempre salía complacido y sumamente satisfecho; ganara quien ganara.
Modestamente quienes hayan tenido la oportunidad de vernos, no me dejarán mentir.
Es común que en un partido de futbol soccer, voleibol o de basquetbol, un árbitro expulse a los jugadores, pero en la lucha libre el hecho de que dos luchadores fueran expulsados del ring... esa fue la primera vez en toda su historia.
Era un viernes 12 de julio de 1996, subimos al cuadrilátero de la Arena México en una lucha de tercias pactada a dos de tres caídas, Rayo de Jalisco, Atlantis y El Hijo del Santo, para enfrentar a Canek, Apolo Dantes y Negro Casas.
Sin embargo, aquello se convirtió en un zafarrancho cuando debido a nuestra gran rivalidad, el Negro y yo nos agarramos a golpes antes de ser anunciados y mucho antes de que nuestros compañeros subieran al ring.
Ambos nos olvidamos de la técnica, de las reglas y convertimos esa lucha en un pleito callejero, ignorando a los demás participantes; así como los reclamos del referí Roberto "Güero" Rangel (qepd) ; posteriormente las advertencias del referí El Maya, incluso la autoridad de Ray Mendoza (qepd), representante de la Comisión de Lucha Libre, quien tuvo que intervenir cuando vio que ni un grupo de policías podía separarnos.
Esto que les platico sucedió en cinco minutos, era un caos a tal grado que los encargados de programación tuvieron que salir de los vestidores, acompañados de algunos de nuestros compañeros como el Dandy, Felino y Bestia Salvaje para llevarnos a los vestidores cuando el referí Rangel, oficialmente ¡nos expulsó del ring! con el respaldo de Ray Mendoza.
Mientras nosotros continuábamos golpeándonos en los vestidores, Canek y Apolo Dantes siguieron la lucha contra Rayo de Jalisco y Atlantis. Las consecuencias, una multa de 5 mil pesos a cada uno y una suspensión en el entonces Distrito Federal por 60 días, esto por parte del presidente de H. Comisión de Lucha Libre, Wolf Ruvinskis.
Este episodio fue previo a nuestra lucha de máscara contra cabellera. La rivalidad entre ambos nos llevó a extremos insospechados. Había que demostrar mucho al público, eso sí, jamás forjamos nuestra rivalidad con base a majaderías y faltas de respeto, como hacen ahora los jóvenes luchadores.
Este acontecimiento nos dejó varias enseñanzas: Aprendimos la lección de respetar a la autoridad y sobre todo al público. Sin duda El Negro Casas ha sido un gran rival en mi carrera.
Nos leemos la próxima semana, para que hablemos sin máscaras.
El Hijo del Santo
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