Este libro nos cuenta la interesante historia de la lucha libre en venezuela en el periodo dentre 1948 y 1970, contada por un testigo de aquellos años: Ray Valentino, quien acompañó a su padre Rudo Tremens, luchador y promotor de combates de aquellos años, y reconstruye desde su memoria los años dorados de la lucha libre en el país, aderezando con varias fotografías de la época. La redacción, a manera de memorias, no es la más pulida pero justamente ahí radica su encanto porque sospecho que la intención de este libro no era ser un aburrido recuento fechas y personajes sino algo más personal.
Así, el lector se entera que Bruno Sammartino (una de las grandes leyendas de la lucha libre mundial) vino a enfrentarse a uno de los hombres más odiados de aquellos años: el Dragón Chino. Incluso, así sería la relevancia del Dragón que hasta el mismo Joe Louis, ícono del boxeo, vino a hacer de árbitro en su combate contra Bassil Battah.
No es la primera vez que esto sucede, si la memoria no me falla, Cassius Clay se enfrentó a la leyenda de la lucha libre japonesa Antonio Inoki, pero bien entrado en los años 70. De igual forma, en tiempos modernos, Mike Tyson hizo de referee en el combate por el título de la WWF (federación donde Sammartino alcanzó la fama y que ahora se llama WWE) entre Shawn Michaels y “Stone Cold” Steve Austin. Todo es un ciclo.
Leyendas como El Santo y Blue Demon eran habituales en el país, así como otros personajes como El Chiclayano, Dark Bufalo, Gran Jacobo, Primo Carnera, Antonino Rocca, El Médico Asesino, Bernardino Lamarca o Cruz Diablo, entre otros. El autor se toma unas páginas para hacer reseña de las antiguas arenas de lucha del país, como El Nuevo Circo, El Palacio de los Deportes y otras que ya han desaparecido. También relata sobre el progresivo declive, del abandono de las arenas por los estudios del incipiente canal VTV (que antes se llamaba Cadena Venezolana de Televisión, CVTV). Y, por supuesto, el amargo final de la “fiebre” y el estado actual del pancracio, además del agridulce final de varias estrellas, similar al de varias glorias del boxeo.
Se echa en falta más información, en especial los obscuros manejos entre promotores y luchadores, pero supongo que el autor quería mantener el misticismo, así como también mostrar la cara positiva. No duden en comprar el libro si lo llegan a ver.
Resumiendo esta nota, voy a ser sincero: la primera vez que leí este libro lo devoré en una noche. De ahí, siempre que puedo lo releo. Es un libro imprescindible para cualquier amante de la lucha libre, en especial de la venezolana, y me ha inspirado para buscar enlaces para complementar los datos ahí ofrecidos. Interesante ver que grandes pensadores como Roberto Hernández o Carlos Zerpa le hayan dedicado algunas líneas, sin duda rememorando su juventud cuando disfrutaban de los ídolos del ring.
Cortesía: http://rancilyo.wordpress.com
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