EL LUCHADOR AZTECA VINO CON HURACÁN RAMÍREZ, EL CAVERNARIO GALINDO Y OTRAS LEGENDARIAS FIGURAS. NO HA EXISTIDO QUIÉN LO SUPERE EN POPULARIDAD.
En el mes de octubre de 1966, hace 50 años, se presentaron en el Coliseo Cerrado de Guayaquil (hoy coliseo Voltaire Paladines), el Santo y varios de los más famosos luchadores profesionales mexicanos, para brindar un gran espectáculo que atrajo al público de toda edad. Precedido de una gran fama, era el ídolo de los niños, pero también los mayores disfrutaban de sus actuaciones. Con una carrera que entonces se acercaba a los 25 años, pues se había iniciado en 1942, este personaje legendario de la lucha libre trascendió más allá de los “rings” de los coliseos, ya que actuó en más de 50 películas y con su personaje se publicó una revista de historietas que llegó a circular no solo en México sino en toda Latinoamérica.
CÓMO SE INICIÓ EL SANTO
Rodolfo Guzmán Huerta nació en Tulancingo, Hidalgo el 23 de septiembre de 1917. Poseedor de un físico privilegiado, se dedicó a varios deportes como el béisbol y el fútbol americano, hasta que a la edad de 20 años se decidió por la lucha grecorromana, para más tarde dedicarse a la lucha libre. Allí encontró su destino, pero al principio lo hacía sin máscara. En 1940 decidió cubrir su rostro con máscara negra y actuar con el nombre de El Murciélago II, pero otro luchador reclamó a las autoridades deportivas la exclusividad del nombre y el disfraz. Fue así como en 1942 nació el Santo, luciendo una máscara plateada y pantaloneta del mismo color, aconsejado por su antiguo instructor y entonces ya empresario, creando el personaje que se convertiría en la figura más idolatrada por el público mexicano. En los inicios su estilo era más bien rudo, pero luego lo cambiaría por el técnico. Una de sus primeras victorias fue precisamente contra El Murciélago, desquitándose en el “ring” del pleito que habían tenido.
SALTO A LA FAMA
Poco a poco fue ganando fama y estratégicamente mantenía oculta su identidad, lo cual contribuyó a convertirlo en un mito viviente. Por entonces la lucha libre se trasmitía por televisión, lo cual era una gran novedad y esto contribuyó a hacer de esta modalidad deportiva un espectáculo popular. Un gran golpe de efecto lo dio su amigo José Gervasio Cruz, que lo convenció en 1952 para publicar una revista de historietas con el Santo como personaje principal, actuando ya en otros menesteres fuera del “ring”, como un luchador por el bien y la justicia. Esto sería decisivo para cimentar su idolatría, pues los niños leían ávidos las revistas y celebraban sus hazañas.
Todo esto se complementó cuando en 1958 se inició como actor de cine. Llegó a filmar 52 películas que fueron éxito de taquilla y que aún ahora circulan en el mercado en formato de DVD. El fenómeno del Santo desbordó todo lo imaginable, se convirtió en el personaje más famoso de México, un orgullo nacional. Todavía hoy los sociólogos discuten sobre el porqué de esta idolatría popular. Y esta trascendió las fronteras, sus películas fueron éxito de taquilla en la mayoría de los países de habla hispana e incluso en Francia llamaron la atención. Las tramas eran sencillas, siempre basadas en la lucha entre el bien y el mal: el Santo contra Drácula y el Hombre Lobo, contra el hijo de Frankenstein, contra bandas de “gangsters”, científicos locos, etc. En varias de las películas lo acompañó otro luchador famoso: Blue Demon, su rival deportivo en popularidad, pero complemento ideal en las filmaciones.
SU PRESENTACIÓN EN GUAYAQUIL.
El 7 de octubre fue su primera presentación en Guayaquil. El programa era sensacional. El Santo contra el Cavernario Galindo y Huracán Ramírez con- tra el Hacha Diabólica. Para complementar se presentaron como preliminares las peleas entre los mejores luchadores locales de esa época: Takao vs. Cacique, Cóndor Andino vs. Renegado, Gato Negro vs. Monje Loco. Los precios de las entradas eran para todos los bolsillos y relativamente cómodos: desde general a 8 sucres (los niños cinco sucres), hasta el “Ring Side” numerado, 60 sucres. Eran tiempos del dólar a 18 sucres. La amplitud del escenario del Coliseo Cerrado de Guayaquil permitía organizar un evento de esta jerarquía. Un lleno total fue la respuesta de la afición, que gozó con las incidencias de estas peleas de lucha libre, donde se combinan la destreza física con la espectacularidad de las “voladoras” y diversas llaves que forman parte de un atractivo “show”.
Fue tal el éxito que se hizo un segundo programa para el domingo 9, a las 4 de la tarde en el mismo coliseo. Se hizo una pequeña rebaja en los precios y como novedad se cambió el orden de las peleas, esta vez el Santo peleó contra Huracán Ramírez y el Cavernario Galindo se enfrentó al Hacha Diabólica.
HASTA 1982.
El Santo siguió peleando oficialmente hasta 1982. Una afección cardiaca lo estaba afectando y los médicos le aconsejaron que disminuyera su ritmo de vida. No abandonaba su máscara de plata fuera de los “rings” y, como presintiendo su final, el misterio de su rostro lo develó en un programa de televisión pocas semanas antes de su sorpresiva muerte, acaecida el 4 de febrero de 1984.
Cortesía: https://www.pressreader.com y ALBERTO SÁNCHEZ VARAS
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