![La imagen puede contener: 2 personas, personas sonriendo](https://scontent-iad3-1.xx.fbcdn.net/v/t1.0-9/30729261_2201454476539269_8029256723175116411_n.jpg?_nc_cat=0&oh=47621161bea46dfe4e96692f335e92bc&oe=5B554D0B)
Recuerdo que mi padre me platicó cómo surgió la amistad entre ambos!
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-Todlt3yC0wnoZD6s7-jFXoYgxJPHzJAnsZy5TW_AjnbaVX_s-lOjcia1OT9QulYBZE9c568tvrQR2q0xJmzeUmvah4SexlOc7qA6ztJabtva-5JpJ37tudWmpwPzrPqPtyQTtJAZvZBl/s640/Descargo+de+responsabilidad.png)
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhpXVOGGgW4UoOhvgm9cH6EUmiKL6iGCM_d_ctPEdy_uQxLGnwgi1wlg10gFTi7wojsDir65IPec3ERcy6O57MVUbv-Kw_HgE2qiDp-JPLwT1NtJxy_YyWP5GX9StEIvpc6z0i9cdqJDOwZ/s400/logoBernasconiBruno.png)
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2g-XVLxIx5Yg4lADOPtumZHhdGm6wM-i6T6zwzFgK-HGU9lxJfFXDzrSmWCItBughk1cZ0kG7Ab-inC0JJ5v4kQmSXioLgdDR60hhsno_LKNFrNO9wehyrdxhEG5vr5BoGoYv7QhAZ5N4/s1600/No.1.png)
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgnM_ZBhToMrIhDLCim2i0GOltewfQnyfx-xavV1-hYV35v3vrk1e7sVeKZByt4ZduXhJAQAJ-cyoS00Gs9kQRhmBPAoMimYh1YStSugufm_Uu0IPM1z3Gc6Jo-fGriHg7R9HYOj1xC_lgN/s1600/c%25C3%25B3digo+QR+Blog.png)
El pasado 19 de abril se recordó en el panteón Jardín, en su aniversario 50, a nuestro inolvidable Javier Solís y asistí con enorme gusto a la misa para acompañar a su hijo y mi querido amigo, Gabriel Solís.
Muchas veces le pregunté en vida a mi padre sobre varios temas y hoy comparto con ustedes lo que un día me dijo respecto a su bella y sincera amistad con el cantante de Sombras nada más.
HDS: ¿Cómo y cuándo se conocieron Javier Solís y tú?
Santo: “Bueno hijo, mi estimado e inolvidable amigo Gabriel Siria Levario, mejor conocido como Javier Solís, y yo, nos conocimos en 1959 en esas extensas giras que se realizaban por la República mexicana y el extranjero. Nuestra verdadera amistad surgió en 1963 en un viaje a Nueva York, en el Teatro Puerto Rico, situado en el área metropolitana en donde alternamos Javier Solís, La Prieta Linda y El Santo, con mariachis y grupos musicales.
“Fueron siete días de convivencia y por las tardes salíamos a caminar por las avenidas de esa bella ciudad, hacíamos compras, comíamos y compartíamos momentos divertidos. Nos gustaba pasar con un pintor español que tenía un puesto en la Quinta Avenida; ahí exponía sus cuadros, los vendía e invitaba a la gente a pintar sobre un cartoncillo que giraba impulsado por un motor sobre una mesa. Era amigo de Fernando Oses, quien viajaba conmigo.
”Javier, Fernando y yo teníamos que poner los diferentes colores sobre el cartón, al mismo tiempo que éste daba vueltas para formar figuras y formas psicodélicas. También nos gustaba salir a cenar y no faltaba quien le pedía a Javier que cantara una estrofa de Sombras, Payaso, Renunciación o cualquiera de sus exitosas canciones. Él, siempre amable, cantaba; si alguien conseguía una guitarra, aquello se convertía en bohemia”.
HDS: ¿Papá, es verdad que ustedes grabaron un disco?
Santo: Oficialmente no fue un disco. Una de esas noches, después de cenar, yo me uní a él para cantar juntos En mi viejo San Juan y otras melodías; un periodista, amigo de él que llevaba una grabadora, nos pidió autorización para grabar nuestras voces juntas. Nosotros accedimos, ya que obviamente no era para comercializarlo y esa grabación ha de andar por ahí o tal vez la borraron. Creo que de ahí fue que surgió ese rumor.
“Javier y yo nos hicimos muy buenos amigos y él siempre tenía la amabilidad de mandarle a tu mamá sus más recientes discos, ya que sabía que a ella le gustaba mucho su voz y canciones. Después tu mamá me pidió que se los autografiara y él amablemente siempre se los mandaba dedicados para Maruca”.
HDS: ¿Este sombrero te lo regalo él?
Santo: Sí, bueno más bien fue un intercambio que hicimos por la admiración mutua que nos teníamos; él me dio este sombrero y yo a cambio le compartí una máscara autografiada.
HDS: ¿Por qué no fuiste a su sepelio?
Santo: Sinceramente no sé y siempre me arrepentí de no haber ido a su entierro ese 19 de abril de 1966, a pesar de que tu mamá me insistió mucho para que fuera a despedir a mi querido amigo. En ese momento mis argumentos me parecían válidos; me sentía entre la espada y la pared, ya que pensaba que si me presentaba sin máscara algún periodista podía tomar una fotografía de mi rostro y podría publicarla posteriormente. La otra opción era asistir como El Santo; sin embargo, pensaba que podrían tomarlo a mal, diciendo que sólo iba al sepelio para hacerme publicidad, en un momento tan doloroso, a costillas de Javier Solís.
“Así que resignado y triste decidí no ir a su entierro. Debo confesar que siempre me lo reproché, fue una lección de vida para mí”.
Gracias a este tipo de anécdotas que mi padre compartía conmigo yo entendí que jamás debemos hacer suposiciones y que no nos debe importar la opinión de los demás y mucho menos el qué dirán.
Mi padre me enseñó a hacer siempre todo aquello que me hace feliz sin importar el qué dirán, ya que es algo normal que la gente juzgue a sus semejantes sin saber las verdaderas razones de sus actos.
Hoy, a 50 años de su partida, puedo decirles que Javier Solís es un inmortal en la música y el cine.
Nos leemos la próxima semana para que hablemos sin máscaras.
El Hijo del Santo
No hay comentarios:
Publicar un comentario